Los oncólogos saben que rara vez es posible que ciertos cánceres desaparezcan solos. Existen casos de melanomas y cánceres renales que se desvanecieron, y un tumor pediátrico muy poco frecuente, el neuroblastoma, puede desaparecer sin tratamiento.
Pero la mayoría de esos casos de curación espontánea se considera una rareza clínica. Y dado que casi todos los cánceres detectados son tratados, es imposible pensar siquiera qué pasaría si no se lo hiciera.
Sin embargo, un equipo de investigadores noruegos sostiene que hallaron algo que les permitiría hacer esa pregunta en voz alta sobre el cáncer de mama. El nuevo estudio, cuyos resultados se publicaron ayer en The Archives of Internal Medicine, sugiere que hasta los cánceres invasivos a veces podrían desaparecer sin tratamiento y en cantidades de pacientes mayores que las que podrían imaginarse.
Por ahora, esto no tiene aplicación práctica, porque nadie puede predecir si un cáncer detectado desaparecerá, continuará con metástasis o causará la muerte.
Y algunos expertos siguen sin convencerse. "Semejante simplificación de un tema tan complejo es alarmante", opinó el doctor Robert A. Smith, director de control diagnóstico del cáncer de mama de la Sociedad Estadounidense de Oncología.
Pero en otros, incluido el doctor Robert M. Kaplan, presidente del Departamento de Servicios de Salud de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Los Angeles, el estudio provocó cierto interés. Sus consecuencias son "potencialmente enormes", sostuvo Kaplan.
Si otro estudio confirma estos resultados, dijo, podría ser eventualmente posible optar en algunas mujeres por la llamada observación o terapia expectante, que incluye el control del tumor mamario para comprobar si crece. "La gente nunca pensó en el cáncer de mama de esa manera", consideró.
Kaplan y su colega Franz Porzsolt, oncólogo de la Universidad de Ulm, comentan en un editorial sobre el estudio que "si esta hipótesis de remisión espontánea es creíble, debería provocar una revisión mayor del enfoque actual de la investigación y el tratamiento del cáncer de mama".
Resultados que asombranEl estudio fue dirigido por el doctor H. Gilbert Welch, investigador del VA Outcomes Group, en White River Junction, y de la Escuela de Medicina de Dartmouth; el doctor Per-Henrik Zahl, del Instituto Noruego de Salud Pública, y el doctor Jan Maehlen, del hospital de la Universidad de Ulleval, en Oslo.
Los investigadores compararon a dos grupos de mujeres de entre 50 y 64 años en dos períodos de 6 años consecutivos cada uno.
Estudiaron a un primer grupo de 109.784 mujeres entre 1992 y 1997. Dado que el control mamográfico comenzó a usarse en Noruega en 1996, les ofrecieron a todas las mujeres hacerles una mamografía entre ese año y 1997. Casi todas aceptaron.
El equipo estudió a un segundo grupo de 119.472 mujeres entre 1996 y 2001. A todas se les ofreció hacerles mamografías regularmente y casi todas aceptaron.
El resultado esperable habría sido que ambos grupos tuvieran la misma cantidad de cánceres de mama, ya sea detectados al final o durante los períodos de estudio. Sin embargo, en el grupo de mujeres al que se le había hecho una mamografía de rutina cada dos años se registró un 22% más de cánceres. Por cada cien mil mujeres controladas regularmente, se le diagnosticó cáncer de pecho invasivo a 1909 mujeres en seis años, a diferencia de las 1564 mujeres con el mismo diagnóstico en el grupo al que no se le habían realizado controles diagnósticos regulares.
Aunque existen otras explicaciones, los investigadores aseguran que son menos probables que la conclusión de que los tumores desaparecieron. Para Welch, la explicación más probable es que "hay algunas mujeres que tienen un tumor en un momento de su vida y luego no lo tienen".
Estos resultados no significan que las mamografías causaran el cáncer de mama en las participantes del estudio, pero tampoco respaldan la recomendación de que las mujeres sigan haciéndose las mamografías, ya que poco se conoce sobre el avance de la mayoría de los cánceres.
"La mamografía salva vidas", sentenció Smith. Aunque pueden tener un costado negativo -el más importante para una mujer es el riesgo de tener que hacerse una biopsia para controlar una anormalidad que termina no siendo cáncer-, "el equilibrio entre los beneficios y los peligros sigue inclinándose considerablemente en favor del control diagnóstico del cáncer", indicó.
Pero para la doctora Suzanne W. Fletcher, profesora emérita de atención y prevención ambulatoria de la Facultad de Medicina de Harvard, es importante también que las mujeres y los médicos comprendan la imagen completa del control diagnóstico del cáncer. Este nuevo estudio, dijo, es "sólo una parte de esa imagen".
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