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miércoles, 4 de marzo de 2009

Presentan una "casa inteligente" para personas con demencia

Fuente: adn.

Voces que advierten de forma automática de que no es hora de levantarse todavía, cocinas de gas que se apagan al detectar humo o grifos que cortan el agua solos al comprobar que no hay nadie utilizándolos son algunos de los equipamientos diseñados específicamente para personas que sufren demencia.

Con el objetivo de crear una especie de "casa inteligente", investigadores de la Universidad de Bath (Inglaterra), en colaboración con el Consejo de Investigaciones en Ciencias Físicas e Ingeniería del Reino Unido, presentaron hoy algunos de sus avances en la feria "Pioneros '09", que tiene lugar estos días en Londres.

Estas primeras novedades ya han sido implantadas en dos hogares ingleses en los que viven personas que padecen algún tipo de demencia.

Quienes sufren esta enfermedad -afecta sobre todo a personas de avanzada edad- se caracterizan por sufrir una fuerte tendencia hacia el olvido y el despiste, lo que hace disminuir su autoestima y en ocasiones les hace caer también en situaciones peligrosas para la salud.

Uno de los efectos más habituales es perder la noción de la noche y el día, para lo que este grupo de investigadores ha ideado una cama en la que hay instalados varios sensores que activan la luz cuando el individuo se levanta en medio de la noche.

En ese momento, una voz también informa de forma automática de que todavía no es hora de levantarse.

Otro de los mecanismos proyectados para equipar esta "casa inteligente" es un grifo que detecta cuándo hay movimiento, por lo que el agua deja de salir aunque al enfermo se le olvide cerrarlo.

En opinión de sus creadores, este mecanismo es especialmente útil porque cuando el inquilino vuelve al baño no se encuentra con el grifo abierto, un detalle que transmitía inquietud a la persona con demencia y contribuía a minar su autoestima.

Además, también presentaron una cocina con gas que se apaga automáticamente al detectar humo, como medida de seguridad.

Al dejar de funcionar, un letrero situado en la cocina se ilumina avisando de que está apagada, al mismo tiempo que se envía un mensaje al móvil del paciente para advertirle por si se encuentra en otra habitación.

El coste de la instalación de estos equipos supera los 15.000 euros, aunque según sus creadores el precio podría bajar una vez que se comercialicen, ya que por el momento "es sólo un prototipo".

La feria "Pioneros '09" también ha servido para presentar otras novedades tecnológicas en el campo de la salud, como unos sensores que se colocan en muñeca, codo y pecho para monitorizar los movimientos de pacientes que han sufrido algún tipo de derrame.

De esta forma se les puede ayudar a realizar sus ejercicios de rehabilitación en casa con la única ayuda de un ordenador y de un software que está desarrollando la compañía Philips.

Otro de los aparatos presentados hoy es un móvil especial para enfermos en las primeras fases de Alzheimer, que transmite al paciente una serie de mensajes que le recuerdan lo que debe hacer durante el día y le ayudan a no depender tanto de otros familiares.

sábado, 12 de abril de 2008

Una forma de demencia que afecta a la creatividad

Fuente: HispaMp3.

Un neurólogo de California develó cómo afecta el cerebro una curiosa forma de demencia que parece afectar a la creatividad.

Si Rod Serling todavía estuviera vivo escribiendo los episodios de Dimensión desconocida, seguramente se hubiera interesado en la historia de Anne Adams, una científica canadiense convertida en artista, que murió el año pasado a causa de un extraño trastorno mental. Tras estudiar matemática, química y biología, la doctora Adams dejó su carrera de profesora y científica teórica en 1986 para comenzar a pintar.

"Anne estaba en su estudio de 9 a 5 todos los días", dijo su marido, Robert Adams, matemático retirado. En 1994, la doctora Adams sintió fascinación por la música de Maurice Ravel y pintó Desentrañando el Bolero, obra que tradujo la música a una forma visual.

El doctor Bruce Miller, neurólogo y director del Centro de la Memoria y el Envejecimiento de la Universidad de California en San Francisco, publicó recientemente en la revista Brain un estudio que explica cómo la enfermedad mental que padeció Adams, además de Ravel, puede dar lugar al surgimiento de talentos artísticos.

Ravel compuso El Bolero en 1928, cuando tenía 53 años y comenzaban a evidenciarse los signos de su enfermedad en los errores de escritura, tanto en su música como en sus cartas. El Bolero alterna entre dos temas melódicos principales; los repite ocho veces en los 340 compases, con volumen e instrumentación crecientes. "El Bolero es un ejercicio de compulsión, estructura y perseverancia -dijo Miller-. Aumenta sin cambiar de clave hasta el compás 326. Entonces, se acelera hacia el colapso final."

Adams pintó un rectángulo vertical por cada compás del Bolero . La transformación del sonido en una forma es clara y estructurada. La altura corresponde al volumen; la forma, a la calidad de la nota y el color, al tono. Los colores se mantienen unidos hasta el cambio de clave en el compás 326, donde un grupo de figuras rosadas y anaranjadas anuncian la conclusión.

Miller explicó que Ravel y Adams sufrían las primeras etapas de una extraña enfermedad llamada demencia frontotemporal (FTP, según sus siglas en inglés) cuando hicieron ambas obras. La enfermedad alteró los circuitos de su cerebro: cambió las conexiones entre sus partes anterior y posterior, y los dotó de una creatividad inusual.

Remodelación cerebral

"Estamos acostumbrados a pensar que la demencia ataca el cerebro de manera difusa -opina Miller-. Es incorrecto. Ahora nos damos cuenta de que cuando unos circuitos específicos se dañan o se desintegran, pueden llegar a causar o liberar actividad en otras áreas. Es decir, si una parte del cerebro funciona mal, otra parte puede remodelarse y volverse más fuerte."

Por eso, algunos de estos pacientes desarrollan habilidades artísticas cuando las áreas frontales del cerebro declinan y las posteriores toman el control.

Desde 1997 hasta su muerte, Adams se sometió periódicamente a estudios cerebrales, lo que les permitió a sus médicos vislumbrar los cambios. "En 2000 tuvo problemas para encontrar las palabras -dijo su marido-. Aunque era una matemática dotada, no podía sumar números de un dígito."

Para entonces, los circuitos del cerebro de Adams ya se habían reorganizado. Las áreas frontales del lenguaje mostraban atrofia. Pero mientras tanto, ciertas áreas de la parte posterior del cerebro, utilizadas para el procesamiento visual y espacial, se habían fortalecido.

Cuando el cerebro de los artistas se daña en la parte posterior derecha, pierden su capacidad de ser creativos, sostiene Miller. La historia de Anne Adams es al revés. Su caso y otros sugieren que los artistas en general exhiben una dominancia de esta parte del cerebro.

En un cerebro sano estas áreas se dedican a integrar percepciones multisensoriales. Colores, sonidos, sensaciones táctiles y espacio son entrelazados de maneras novedosas. Pero suelen estar inhibidas por la dominancia de la corteza frontal. Cuando se liberan, surge la creatividad.

Miller ha sido testigo de cómo pacientes con FTD se convertían en talentosos diseñadores de paisajes, pianistas, pintores y otras artes creativas mientras su enfermedad continuaba progresando.

La doctora Adams continuó pintando hasta 2004, cuando no pudo sostener más el pincel.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Condenados a sufrir demencia

Fuente: El Mundo.

* Según un estudio, casi un tercio de la población mayor de 65 años padece la enfermedad
* Las sociedades deben prepararse para un alto número de pacientes de demencia

AMÉRICA VALENZUELA (elmundo.es)

MADRID.- La población envejece. La esperanza de vida es cada vez mayor y el número de ancianos crece en los países desarrollados. En consecuencia, también aumentan las enfermedades relacionadas con la vejez, como la demencia. 'PLoS Medicine' ha publicado un nuevo trabajo que estudia la tendencia a padecer demencia en los últimos años de vida. Según sus conclusiones, las estrategias actuales de prevención sirven para retrasar la aparición de la demencia, pero no para evitarla.

La mayoría de las investigaciones sobre la epidemiología de esta patología excluyen a este tipo de pacientes. Para conocer la prevalencia real de la demencia en la vejez el equipo británico, liderado por Carol Brayne de la Universidad de Cambridge, entrevistó a cerca de 12.000 personas mayores de 65 años procedentes de seis lugares rurales y urbanos diferentes de Reino Unido. Las entrevistas se repitieron a intervalos regulares durante 10 años. Del total de los participantes, 2.500 habían fallecido con indicios de demencia diagnosticada en el último año de vida.

Es decir, que casi un tercio de los participantes (30%) estaban aquejados de esta enfermedad en el momento de fallecer, aunque la incidencia era mayor en función de la edad. Mientras sólo el 6% de las personas fallecidas entre los 65 y los 69 años habían desarrollado la enfermedad, la mayoría de los que superaban los 95 años (58%) había desarrollado este trastorno neurodegenerativo. Las mujeres presentaron más tendencia a sufrir demencia que los varones, independientemente del hecho de que las féminas viven más años que los hombres.

¿Educación protectora?

También se valoró la supuesta protección que proporciona un alto nivel educativo y social. Anteriores estudios observacionales habían concluido que las personas que realizan más actividades intelectuales y las que tienen mayor poder adquisitivo tienen menos riesgos de desarrollar demencia. El supuesto efecto protector de la clase social alta se achacaba un estilo de vida más saludable, práctica de ejercicio y no fumar.

Sin embargo, en la muestra del estudio británico "el efecto protector era mínimo: una clase social más alta redujo el riesgo de morir con demencia sólo un 2% y un mayor nivel educativo disminuyó el riesgo un escaso 7%", ha valorado Willem A. Van Gool, del Academic Medical Center (Amsterdam, Holanda) en un editorial que acompaña el estudio.

Ante esta desesperanzadora perspectiva que ofrecen las conclusiones del estudio, Van Gool se pregunta: "¿Es la demencia una maldición inexorablemente ligada a la vejez?". Desde su punto de vista, parece que sí.

Estar preparados

Los nuevos datos proporcionan información útil para enfocar con mejor criterio las políticas sanitarias y saber hacia dónde dirigir los trabajos sobre posibles estrategias de protección. "Estas estadísticas son importantes para los políticos y aquéllos que creen que la demencia es prevenible", ha resaltado. "Las sociedades deben estar preparadas para el alto número de pacientes de demencia que se avecina".

En su opinión, no hay que perder la confianza en encontrar estrategias de prevención de la demencia, pero mientras ocurre las sociedades deben "invertir en proporcionar un cuidado de calidad a los pacientes". Los autores creen que son necesarios "estudios directos sobre los posibles beneficios y efectos adversos de las medidas preventivas", centrados "tanto en la acumulación de placas beta amiloide [en el cerebro, propias del mal de Alzheimer] como en el daño cerebrovascular".

Los estudios observacionales sugieren que tratar la hipertensión, evitar la obesidad, el tabaquismo, hacer ejercicio moderado y llevar una dieta equilibrada para no desarrollar intolerancia a la glucosa protegen de la demencia. Sin embargo, a la vista de los datos del trabajo británico, "este tipo de estudios [observacionales] no pueden definir con precisión los factores que influyen en el riesgo de desarrollar demencia".

También reconoce que, aunque con las actuales estrategias "el número total de pacientes de demencia en el periodo previo a la muerte no va cambiar", los beneficios son "enormes" porque "posponer unos años la aparición de la demencia reduce la carga para las familias y demás cuidadores".