El principio activo más importante de la marihuana, el tetrahidrocannabinol (THC), tiene, entre otros efectos, la propiedad de estimular la sensación de hambre y, por ende, la ganancia de peso, lo que resulta útil para algunos enfermos, como los pacientes de sida. Pero el cannabis contiene otra sustancia, denominada tetrahidrocannabivarina o THCV, que tiene precisamente el efecto contrario para contrarrestar al THC: inhibe el apetito y, por consiguiente, podría convertirse en el futuro en un arma de peso en la lucha contra la creciente epidemia de obesidad, sin los efectos secundarios que provocan los fármacos comercializados contra este problema.
Esta es la tesis que sostiene el investigador Roger Pertwee, de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), que ha defendido en las últimas semanas, en dos congresos científicos (el de la Federación Europea de Sociedades Farmacológicas y el de la Sociedad Internacional de Investigación de Cannabinoides), los resultados de sus investigaciones en este sentido. Su trabajo se refiere sólo al compuesto THCV una vez aislado, y no al cannabis como tal, que es la droga ilegal más consumida y comporta, al margen del problema de la adicción, un mayor riesgo de sufrir problemas de memoria, trastornos de la personalidad, arritmias cardiacas, cáncer, y psicosis y esquizofrenia enpersonas predispuestas.
Los trabajos de Pertwee, realizados en ratones, revelan que el THCV, presente en el cannabis en proporciones de en torno al 5%, tiene propiedades similares a las del fármaco contra la obesidad rimonabant, comercializado como Acomplia, ya que ambos actúan bloqueando el mismo tipo de receptores decannabinoides, aunque “todavía es muy pronto” para decir si este principio activo será mejor que el citado fármaco para luchar contra la obesidad, ya que todavía no se ha probado en humanos. “Nuestra esperanza es que el THCV pueda tener menos efectos secundarios, como náuseas o síntomas de depresión, pero todavía hace falta más investigación”, indicó Pertwee a Público. Tras puntualizar que es el THCV en sí mismo, y no elcannabis como tal, lo que podría servir para evitar el sobrepeso, Pertwee consideró que el THCV no sólo es fácil de aislar, sino que también se puede sintetizar sin dificultades.
Para llegar a sus conclusiones, el investigador y su equipo proporcionaron a ratones de laboratorio, durante cuatro días, diferentes dosis de un fármaco similar a rimonabant, THCV en estado puro y THCV junto con cannabidiol, otro de los principios activos del cannabis. Los ratones tratados con el fármaco, denominado AM251, comieron menos y bajaron de peso. Los animales que recibieron THCV en estado puro experimentaron efectos similares, lo que no ocurrió al combinar esta sustancia con el cannabidiol. A juicio de los investigadores, la ausencia de efectos en el último caso puede deberse a la presencia,de forma residual, de alguna cantidad del principal principio activo de la marihuana, el tetrahidrocannabinol.
Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Investigación de Cannabinoides, el investigador de la Universidad Complutense de Madrid Javier Fernández Ruiz, considera que, a falta de más estudios, el THCV parece “un buen candidato” para luchar contra la obesidad, ya que además tiene las ventajas derivadas de que se trata de un compuesto natural, y por tanto “tiene un perfil farmacológico más seguro que otros sintetizados”. Pero los efectos del THCV no se limitan a la obesidad. De hecho, Fernández Ruiz investiga actualmente en ratones su potencial contra el párkinson. Según explica, el compuesto reduce la inflamación y el estrés oxidativo de las células, “que en párkinson es muy importante, porque es una de las causas de la muerte de las neuronas”.
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