Ötzi, el 'hombre de los hielos', que vivió en Europa hace unos 5.000 años, no tendría hoy parientes en el continente porque perteneció a un sublinaje humano que ha desaparecido, o que es muy extraño en la actualidad.
Un equipo de científicos italianos y británicos ha logrado secuenciar completamente su genoma mitocondrial, que es el ADN que sólo se transmite por vía materna, y ha descubierto que su rama genética acabó extinguiéndose con el paso del tiempo, un fenómeno que, por otro lado, no es excepcional en caso de linajes muy minoritarios.
Los investigadadores han publicado setos resultados en la revista científica 'Current Biology'.
La historia que rodea a Ötzi, probablemente la momia natural más estudiada del mundo, aumenta el interés por todo lo que tiene que ver con su vida. Fue localizada por dos turistas alemanes en 1991 en los Alpes italianos, a pocos metros de la frontera con Austria. Los científicos determinaron desde un primer momento que había sido el frío perenne en esa zona el factor que hizo posible la conservación de todos los tejidos finos de su organismo e incluso de sus órganos internos. Todo ello ha sido exhaustivamente analizado.
Ya en el año 2000, los investigadores descongelaron parte de sus intestinos para secuenciar un fragmento de su ADN mitocondrial (mt), que determinó que pertenecía a un linaje conocido como el haplogrupo K, al que pertenecen el 8% de los originarios de Europa.
Ahora se ha averiguado que el hombre de los hielos era de una de las ramas del sublinaje K1 (también existe el K2). «La sorpresa fue descubrir que no pertenecía a ninguna de las tres variantes genéticas conocidas del K1», ha señalado el profesor italiano Franco Rollo, de la Univesidad de Camerino. Su equipo ha bautizado esta variante genética como la rama Ötzi.
Rollo deja claro que «eso no significa que este individuo, que murió asesinado por una flecha, tuviera un ADN que le hacía diferente, pero sí que en el pasado hubo un grupo de hombres y mujeres que tenían su ADN mitocondrial y que ahora ese grupo o ha desaparecido o es muy raro».
Carles Lalueza, investigador español del Instituto de Investigación sobre Evolución Biológica (CSIC), «no resulta sorprendente que un linaje humano desaparezca porque para ello basta que una mujer no tenga hijas, así que es un asunto en el que interviene mucho el azar».
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