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lunes, 30 de marzo de 2009

Polvo atrapado bajo el hielo antártico provino de América

Fuente: Europa Press.

Polvo atrapado en el casquete polar antártico está ayudando a los científicos a desvelar detalles de cambios climáticos de épocas remotas.

Investigadores han encontrado que el polvo transportado hacia el continente helado desde las desoladas planicies de Patagonia, en América del Sur, --y que se deposita en el hielo periódicamente cada 80.000 años-- proporciona información vital sobre la actividad glaciar.

Los científicos esperan que estos hallazgos les ayuden a entender mejor cómo el clima global cambió durante la pasada Edad del Hielo, y ayudar asi a predecir cambios ambientales en el futuro. El estudio se publica en 'Nature Geoscience'.

El estudio indica que el flujo y reflujo de los glaciares de la zona antártica chilena y argentina constituye una rica fuente de información sobre el pasado del clima, que hasta ahora no ha sido apreciada por los científicos.

El estudio, realizado por las universidades de Edimburgo, Stirling y Lille, muestra que los periodos más fríos de la última Edad del Hielo se produjeron en los periodos con más polvo en suspensión en la historia de la Antártida.

En esa época, los glaciares de Patagonia estaban en su apogeo y liberaban agua que contenía partículas de polvo, sobre las planicies barridas por el viento, desde las que fueron transportadas a la Antártida. Cuando los glaciares se replegaban ligeramente, su agua fundida corría hacia los lagos al final del hielo, donde quedaba atrapado el polvo, por lo que menos partículas podían ser llevadas hasta la Antártida.

El polvo del hielo antártico fue analizado y se encontró un vínculo muy próximo con el barro presente en la misma época en los estrechos de Magallanes, mistrando que la mayor parte de ese polvo se generó en el extremo sur de América.

lunes, 16 de junio de 2008

¿Calor o nueva edad de hielo?

Fuente: El Pais.

"Hay que fastidiarse con el calentamiento". Es la frase de moda en el ascensor. España ya se preparaba para un secarral histórico con gran aparato de refriegas autonómicas y trasvases por decreto, cuando de pronto llegó mayo y aquí no ha parado de llover desde entonces, las presas se desbordan, los decretos se derogan y las sandalias se pudren en el armario con el resto de la ropa de verano. Hay que fastidiarse con el calentamiento.

El enfriamiento de Europa, sin embargo, es una predicción de los modelos de calentamiento global que maneja un pequeño grupo de científicos díscolos, discrepantes en este punto concreto de la corriente principal del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, o IPCC. La discrepancia tiene que ver con la corriente del Golfo, el flujo de templadas aguas superficiales que arranca en el Golfo de México, cruza el Atlántico y recorre de sur a norte la costa occidental europea, templándola a su paso. Es como un río dentro del mar, sólo que tiene 1.000 kilómetros de ancho y 100 veces el caudal del Amazonas.

La corriente del Golfo es la responsable de que Europa occidental tenga un clima mucho más benigno que cualquier otra región planetaria de latitud equivalente. Y también de que los vascos carezcan de un marisco presentable: la corriente calienta las aguas de la bahía de Vizcaya y logra así espantar a todo el marisco hacia las gélidas costas gallegas, más del gusto de estos artrópodos y cefalópodos.

La corriente del Golfo es la cara visible de un colosal ciclo oceánico que también circula por el fondo, en sentido opuesto. A medida que calienta la costa europea en su trayectoria ascendente, el agua superficial de origen tropical se va enfriando, más fría cuanto más se acerca al Ártico. Como es agua salada, el frío aumenta su densidad hasta hacerla hundirse. Y el agua superficial del trópico se desplaza hacia allí para cubrir el hueco dejado por el hundimiento (ésta es la corriente del Golfo propiamente dicha). El ciclo completo se suele llamar "circulación termohalina", porque su motor son los cambios de temperatura (termo) y concentración de sal (halina).

Según los científicos discrepantes, la corriente del Golfo (o la circulación termohalina) será una de las primeras y más notorias víctimas del calentamiento global. La razón es el deshielo de los casquetes polares y de los glaciares de Groenlandia, que está vertiendo crecientes caudales de agua dulce en el salado Atlántico Norte. Si el agua superficial ya no está tan salada, el frío puede verse incapaz de hundirla, y el motor de la corriente del Golfo se colapsaría de raíz. De esta forma, el calentamiento global provocaría el enfriamiento de Europa. ¿Explica esto el mes y pico de mal tiempo que llevamos?

"El comportamiento futuro de la corriente del Golfo dependerá en gran parte del ritmo de fusión de la hoja de hielo de Groenlandia", dice a EL PAÍS el científico atmosférico Michael Schlesinger, director del Climate Research Group de la Universidad de Illinois. Schlesinger, miembro del IPCC, alcanzó los titulares hace tres años al anunciar: "El cierre de la corriente del Golfo se ha considerado hasta ahora como un suceso de grandes consecuencias pero escasa probabilidad. Nuestro análisis, incluso descontando las incertidumbres, indica que se trata de un suceso de grandes consecuencias y alta probabilidad".

"De modo que la cuestión", explica ahora Schlesinger, "es cuánto puede durar esa hoja de hielo. Según nuestros resultados más recientes, que estamos a punto de publicar, si la pregunta es '¿sobrevivirá la hoja de hielo de Groenlandia al tercer milenio?', la respuesta es no, o no mucho, según el futuro escenario de control de emisiones que uno elija".

Nadie discute que la fusión total del hielo groenlandés sería suficiente para clausurar sin fecha la corriente del Golfo. Si los modelos de Schlesinger son correctos, la corriente será cosa del pasado dentro de mil años. Pero ¿no puede su flujo haberse aminorado como consecuencia del deshielo que ya ha ocurrido?

La NASA publicó en 2004 unas mediciones por satélite que apoyaban esa tesis: "El sistema de circulación oceánica del Atlántico Norte se ha debilitado notablemente en los últimos años noventa respecto a las dos décadas anteriores", concluía en Science el equipo de Sirpa Hakkinen, investigadora del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA. "Ignoramos si esta tendencia forma parte del ciclo natural o se debe a factores relacionados con el calentamiento global".

Pero los datos de la NASA han sido muy discutidos por otros científicos del clima. La posición del IPCC en su último informe es que no cabe hablar del "cierre" de la corriente del Golfo en un plazo previsible. Si acaso podría darse un "debilitamiento" de su flujo, pero "incluso en los modelos en que la corriente del Golfo se debilita, la predicción sigue siendo que Europa se calentará".

Esta posición cautelosa del IPCC le trajo el año pasado al ex candidato demócrata y campeón climático Al Gore un engorro judicial en la corte londinense. La supuesta clausura de la corriente del Golfo es una de las "nueve afirmaciones contradictorias o sin confirmar científicamente" contenidas en su famoso documental Una verdad incómoda, según el implacable repaso que le dio a la cinta el juez británico sir Michael Burton. En su auto, Burton precisaba que "es muy improbable" que desaparezca la corriente del Golfo, "aunque puede ser que se atenúe". Se había leído el cuarto informe del IPCC.

El deshielo de Groenlandia no es la única amenaza para el gran ciclo termohalino del Atlántico Norte. Todos los flujos marinos están interconectados, y hasta el calentamiento de la Antártida puede afectar de forma bastante directa al clima de la costa occidental europea. "La corriente del Golfo depende del bombeo de agua que procede de otros flujos que comienzan en la Antártida", ha dicho recientemente a este diario Michael Stoddart, coordinador del programa antártico Census of Marine Life. "Si hay menos hielo, la circulación se hará más lenta y los puertos de Europa se helarán en invierno. Esto ya ocurrió en el pasado".

En efecto, varios estudios paleoclimatológicos de los últimos años han demostrado que las pasadas atenuaciones de la corriente del Golfo, examinables por sus rastros geológicos, guardan una excelente correlación con las glaciaciones y otros periodos de enfriamiento en Europa. El último bajón de la corriente, por ejemplo, coincide con la "pequeña edad de hielo", el moderado enfriamiento (de 1 grado de promedio) que experimentó el continente entre los siglos XVI y XIX.

La pequeña edad de hielo, por cierto, demuestra que España no está en absoluto a resguardo de las fluctuaciones de la corriente del Golfo: el Ebro se congeló al menos siete veces en ese periodo, y en la Península se llegaron a catalogar siete fases catastróficas -clusters de tormentas y lluvias desaforadas- que se alternaban con largas épocas de pertinaz sequía.

La industria hielera -ahora sector criogénico- medró en zonas de España donde no ha vuelto a nevar desde 1850, cuando la pequeña edad de hielo dio paso a la actual etapa de calentamiento. Si las primeras emisiones de gases de la revolución industrial ayudaron a impulsar ese cambio es una cuestión confusa por el momento.

La influencia de la corriente del Golfo en el clima europeo y planetario es probablemente más profunda de lo que se venía pensando. Un equipo de climatólogos dirigido por Shoshiro Minobe, de la Universidad de Hokkaido en Sapporo, acaba de demostrar que la corriente del Golfo determina el estado local de la troposfera, la capa atmosférica de 10 o 20 kilómetros de espesor donde ocurren todos los fenómenos meteorológicos y climáticos (Nature, 13 de marzo).

"Esto tiene implicaciones para nuestra comprensión del cambio climático", escribe Minobe en Nature, "porque la circulación termohalina del Atlántico ha variado de magnitud en el pasado, y la predicción es que se debilite en el futuro en respuesta al calentamiento global causado por el ser humano". ¿Qué pasará, entonces?

"La circulación termohalina puede bloquearse en el futuro lejano, pero no en el cercano", responde Minobe a EL PAÍS. "El último informe del IPCC examinó esa posibilidad, y ninguno de los modelos climáticos utilizados para el informe predijo ese bloqueo para los próximos 100 años. Pero el debilitamiento de la corriente ocurrirá con certeza".

El científico japonés prosigue: "La principal componente de la corriente del Golfo está impulsada por el viento, y sólo la componente menor se debe a la circulación termohalina. Por tanto, incluso si se diera un bloqueo termohalino, la corriente del Golfo no se bloquearía por completo. El debilitamiento parcial de la circulación termohalina, sin embargo, puede reducir la corriente del Golfo y alterar su curso".

Ahí queríamos llegar: ¿puede entonces que cierto debilitamiento parcial de la corriente del Golfo sea el responsable del mal tiempo que nos aflige desde primeros de mayo? "Ésa es una cuestión importante", responde Minobe. "Siento no conocer la respuesta".

Nunca hable del tiempo con un climatólogo.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Los cubitos de hielo contienen más bacterias que el agua del wc

Fuente: La Flecha.

Una investigación llevada a cabo por un diario norteamericano determinó que uno de cada cinco locales de comida ofrecen hielo con más bacterias que el agua de un retrete.

Luego de analizar los cubos de hielo de 49 restaurantes informales y locales de comidas rápidas, el Chicago Sun-Times descubrió que en una proporción mayor a uno de cada cinco, las muestras contenían altos niveles de bacterias.

Los cubitos de hielo de tres restaurantes contenían altas cantidades de "escherichia coli" (una bacteria que se encuentra en la materia fecal tanto de hombres como de animales), según revelaron los análisis desarrollados por un laboratorio certificado por el gobierno a pedido del matutino.

Peor aún resultó la comparación de las muestras de hielo con el agua tomada de un retrete de los baños del periódico.

El agua del inodoro resulto ser "más limpia" que los hielos de veintiuno de los bares y restaurantes.

Ya lo sabe. Cuando pida una bebida, mejor tomarla caliente.

jueves, 23 de agosto de 2007

Usan restos de pingüinos para medir el movimiento del hielo antártico

Fuente: Solo Ciencia.

Estimando la edad de restos de pingüinos de Adelia usando el método de datación por radiocarbono, un experto ha confeccionado un historial de cambios de ubicaciones de colonias de pingüinos que abarca los últimos 45.000 años, el registro más largo actualmente conocido para cualquier especie de pingüino.

El científico, Steven D. Emslie de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington, ha combinado los datos sobre cambios de ubicación en las antiguas colonias de pingüinos, con datos concernientes a cambios climáticos y a la extensión de mar-hielo para crear un método nuevo y fiable de fechar el movimiento del hielo.

Los pingüinos de Adelia vuelven al mismo sitio año tras año para crear sus nidos, y dejan una abundante cantidad de residuos, incluyendo huesos, tejidos, plumas, excrementos y cáscaras de huevo. Estos materiales se han conservado muy bien en la atmósfera gélida y seca de la Antártida. Emslie, ornitólogo marino en el Departamento de Biología y de Biología Marina, ha encontrado entre los residuos incluso un pingüino completamente momificado, que data de hace unos mil años.

Los pingüinos de Adelia son los más pequeños y más ampliamente distribuidos de todos los pingüinos en la Antártida. Anidan en áreas sin hielo a lo largo de la costa ante mar abierto. Con los restos que dejan, sus colonias históricas marcan el borde del mar y la frontera de las expansiones y contracciones de las capas de hielo. Usando las ubicaciones de estas colonias ancestrales, Emslie determinó que la plataforma de hielo de Ross avanzó al norte en el mar de Ross hasta hace unos 13.000 años, al final de la última edad de hielo, cuando empezó su recesión.

La capa de hielo antártica desempeña un papel crítico en el control del clima global, reflejando la luz del Sol hacia el espacio y refrescando las temperaturas de la tierra y el mar.

Emslie también ha documentado un aparente cambio dietético en los pingüinos que se produjo hace 200 años, junto con la disminución histórica de ballenas y de focas que comen krill en el Océano Antártico. Se sabe que hoy los pingüinos de Adelia en la Antártida se alimentan principalmente de krill. Sin embargo, la investigación de Emslie indica que esta dieta de krill es una reciente adaptación a las condiciones marinas cambiantes, en este caso un cambio de condiciones provocado por los humanos. La dieta anterior de los pingüinos, antes de esa disminución de las focas y las ballenas, se basaba en peces, un recurso de alimentación también muy reducido ahora en el Océano Antártico. Con la biomasa de krill sufriendo grandes disminuciones, por culpa sobre todo de los efectos combinados del calentamiento climático inducido por el hombre y la explotación pesquera del krill, los pingüinos están perdiendo rápidamente sus opciones de presas.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Método para conocer el estado del hielo subterráneo de Marte

Un científico estadounidense ha conseguido desarrollar un método de alta resolución más eficaz que los rayos gamma para conocer el lugar y la profundidad a la que se encuentra la capa de hielo subterráneo de Marte, informa en su último número la revista "Nature".

Este método, desarrollado por Joshua L. Banfield, toma como referencia los cambios estacionales en la temperatura de la superficie marciana, medidos por la sonda Mars Odyssey de la NASA, para conocer los cambios en el hielo, incluso a miles de kilómetros de distancia por debajo de su superficie.

Hasta ahora, las medidas tomadas con espectrómetros de rayos gamma sólo habían podido ofrecer los cambios producidos en el hielo que se situaba a cientos de kilómetros.

"Las observaciones (realizadas con este método) muestran cambios significativos en la profundidad del hielo (de Marte) y, en algunos casos, confirman las predicciones sobre su distribución subterránea hechas mediante modelos de difusión de vapor e intercambio atmosférico", afirma el padre del nuevo método.

La investigación del científico confirma además que Marte presenta un ciclo activo de agua que depende de los ciclos climáticos relacionados con la órbita que describe el planeta rojo en torno al Sol.

"Las altas concentraciones de hielo que habían aparecido en las mediciones del espectrómetro de rayos gamma exigen que el hielo de la parte más superficial del subsuelo sea una mezcla de hielo y material rocoso", explica Bandfield.

Según el científico, esta mezcla de materiales tiene una inercia térmica parecida a la de una capa rocosa sólida, mucho más elevada que la del regolito, estrato pétreo fragmentado por el cambio brusco de temperatura, choque de meteoritos u otros procesos físicos que cubre la superficie de algunos planetas. EFE

Fuente: Electronicafacil.