miércoles, 7 de noviembre de 2007
Los homínidos eran más sanos porque respetaban la lactancia
Las poblaciones de homínidos en el Pleistoceno eran mucho más sanas que los humanos actuales porque mantenían el periodo natural de lactancia, que es de unos cuatro años, mientras que desde épocas recientes esta práctica se ha reducido de forma drástica.
(EFE) Así lo ha asegurado hoy el director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana y codirector del equipo científico de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, en la presentación del Seminario Internacional sobre Paleoecología Humana en el que hasta el sábado se debatirá esta cuestión junto a otras propuestas científicas vinculadas al desarrollo y evolución de los homínidos.
Bermúdez de Castro ha hecho un "alegato" en defensa de mantener el periodo natural de lactancia, porque ello garantiza seres mucho más sanos que los actuales.
Según ha indicado, "lo que nos toca como especie" son cuatro años de lactancia y en las pocas poblaciones de la tierra que mantienen costumbres aún neolíticas perdura esta práctica que garantiza salud.
Ha explicado que las propiedades de la leche materna van cambiando a lo largo de los cuatros años en función de las necesidades del niño "y esto es una evolución extraordinaria que estamos despreciando".
Precisamente en el centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, con sede en Burgos, un equipo dirigido por Ana Mateos realiza una investigación sobre la lactancia con fósiles dentales del Homo Heildebergensis, un preneandertal que vivió hace unos 400.000 años en Atapuerca.
Mateos ha señalado que estos estudios se van a extender a otros fósiles dentales encontrados también en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca como los del Homo Antecessor, que habitó hace cerca de un millón de años.
Las investigaciones se realizan con técnicas de análisis de "hipplasis del esmalte", unas marcas que quedan en los dientes según los periodos de lactancia y que permiten conocer detalles sobre los individuos que se analizan.
Mateos ha indicado que las madres gestantes y lactantes del Pleistoceno -era geológica que data sus comienzos alrededor de hace 1,8 millones de años cuando surgen las condiciones adecuadas para el desarrollo de la especie humana- tenían un gasto energético dos veces superior al de las madres actuales.
Este simposio reúne desde hoy en Burgos a los científicos más importantes del mundo en investigación de la evolución humana y servirá, según Bermúdez de Castro, para confrontar teorías y conocer líneas de investigación.
Hasta el sábado se abordarán ponencias e investigaciones sobre las primeras poblaciones humanas de Eurasia para debatir cuestiones sobre la especie de homínido que colonizó el continente, el camino o caminos que recorrieron o las barreras climáticas y geográficas que tuvieron que superar.
Asimismo se van a debatir cuestiones sobre las nuevas líneas de investigación que representan la Paleobiología y la Paleoecología que, entre otras cuestiones, sirven para conocer la energía que gastaban los homínidos en sus actividades diarias de supervivencia.
Este es el segundo simposio de la Cátedra Atapuerca tras el organizado hace unos años en Nueva York, y está auspiciado por las fundaciones Atapuerca y Duques de Soria.
jueves, 20 de septiembre de 2007
onfirma estudio que homo floresiensis es una nueva especie
Washington, 20 sep (PL) El hombre de Flores es una especie de homínido y no una persona con microcefalia, confirmó un análisis antropológico que aporta nuevas pruebas sobre su condición, divulgó la revista Science en su más reciente edición.
El estudio de huesos de las manos muestra que tiene características que lo diferencian del hombre del neardental y del hombre actual; conclusión a la que llegaron expertos del Museo Nacional de Historia Natural, Smithsonian de Washington.
Tras el hallazgo hace tres años, en la isla indonesia de Flores de los restos del hombre primitivo, los científicos han debatido si se trata de una nueva especie humana o un individuo con microcefalia.
El homínido que vivió entre 120 mil y 10 mil años antes del presente, medía apenas un metro de estatura y su cerebro tenía el tamaño de una toronja.
Debido a su pequeño tamaño recibió el nombre de hobbit, en alusión a la obra de JRR Tolkien y también el de Liang Bua 1 o LB1 por el lugar donde fue encontrado, una caverna de la isla indonesia de Flores.
El estudio dirigido por Matthew W. Tocheri, parece confirmar los resultados de otro anterior dirigido por Dean Falk, de la Universidad del Estado de la Florida, que defendió la condición del homo floresiensis como una nueva especie de homínido.
miércoles, 12 de septiembre de 2007
Los homínidos no podían correr porque carecían del tendón de Aquiles
LONDRES.- Con excepción de los gibones, los animales más próximos al hombre -como los gorilas, chimpancés y orangutanes- carecen de ese tendón. Por tanto, es muy posible que los homínidos más primitivos no lo tuvieran. Así lo cree Bill Sellers, de la Universidad de Manchester, que realiza una investigación al respecto.
El investigador realizó una simulación de la marcha del homo sapiens y del australopithecus afarensis mediante un ordenador, en la que pudo comprobar que el telón de Aquiles es imprescindible para correr. Los resultados del estudio fueron presentados en el festival de la ciencia que se celebra actualmente en la ciudad inglesa de York.
Lo que se deriva de esta conclusión es que el desarrollo del tendón fue imprescindible para que los homínidos se convirtieran en cazadores. El tendón de Aquiles actúa como un resorte, almacenando energía, lo que permite ganar velocidad. "Si uno es capaz de correr, puede pensar en cazar. Sin los tendones de Aquiles, es prácticamente imposible. Los humanos y, extrañamente, también los gibones tienen grandes tendones de Aquiles", señala Sellers al diario 'The Times'.
El desarrollo de este músculo tuvo consecuencias en otros aspectos. "La capacidad de correr permitió seguramente a nuestros antepasados pasar de una dieta mayormente herbívora a actividades relacionadas con la caza, que nos resultan más familiares", explica el científico británico.
Resulta difícil seguir la evolución del tendón de Aquiles dado que muy pocos fósiles de homínidos tienen intactos los pies. Según Sellers, por la forma de otros huesos parece que el tendón no evolucionó hasta hace dos millones de años, probablemente con la llegada del homo erectus, antecesor inmediato del hombre actual.