Tras 40 años de búsqueda de la píldora anticonceptiva masculina, puede que sea un gen el que finalmente ofrezca una alternativa a la vasectomía y el preservativo a los hombres que no quieran tener descendencia. Un estudio publicado hoy en American Journal of Human Genetics ha descubierto una mutación genética que podría impedir la entrada del semen en el ovocito, impidiendo así su capacidad de fecundación.
La proteína modificada podría convertirse en un objetivo sobre el que actuara una futura píldora anticonceptiva masculina pero, además, la manipulación de ese gen denominado CATSPER1 podría ser un arma contra la infertilidad en el hombre.
Estudiando la sordera
El hallazgo publicado hoy esfruto de la casualidad. Los autores del trabajo, de la Universidad de Iowa (EEUU), estudiaban, junto con colegas iraníes, las cualidades genéticas de una determinada población del país asiático, con elevadas tasas de patologías asociadas a mutaciones genéticas.
En concreto, los investigadores se centraban en la sordera hereditaria. En un análisis rutinario, identificaron a dos familias con infertilidad masculina y optaron por analizar las causas del fenómeno. Tras centrarse en un grupo de genes implicados en la infertilidad de ratones machos, los autores encontraron que las mutaciones en ambas familias se localizaban en el gen CATSPER1. La ausencia de éste en roedores hace que su esperma tenga una movilidad reducida, lo que afecta a su capacidad de fecundar al óvulo de la hembra.
Desde que en la década de 1960 se popularizara la píldora anticonceptiva femenina, numerosos científicos han intentado encontrar su homólogo masculino, sin éxito. De hecho, es frecuente leer titulares en los medios de comunicación sobre la próxima aparición de este método de control de natalidad. Todos parecen prometedores pero la realidad es que sólo la vasectomía y el preservativo pueden ser utilizados por los hombres con este fin. "Ahora mismo, la píldora masculina es ciencia ficción", explica el andrólogo del Hospital de Galdakao Ander Astobieta, quien reconoce que, a pesar de que se han investigado varias vías, no se ha hallado ninguna reversible.
El principal enfoque se ha hecho con dos hormonas: la testosterona y la progestina. Pero los efectos secundarios, que incluían el aumento del colesterol, eran más graves que sus supuestos beneficios.
Otra hormona que también se ha estudiado es la prolectina que, además de regular la producción de la leche materna, controla la de espermatozoides. Pero los datos preliminares apuntan a que sólo con implantes de testosterona lograría una eficacia aceptable.
La imitación de la píldora femenina también se ha intentado. El laboratorio Organon probó en 2000 una hormona sintética usada en la píldora, desogestrel. Aunque los ensayos parecían prometedores, no ha vuelto a haber noticias sobre el fármaco. Hace tres años se descubrió una nueva vía, recogida en Nature Medicine, que no involucraba el uso de hormonas, sino el de una sustancia llamada adjudin. En ratas, el anticonceptivo conseguía evitar que el esperma madurara y fuera apto para la fecundación.
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