En un hallazgo que puede abrir nuevos caminos para el tratamiento de la enfermedad cardíaca, investigadores suecos pueden haber tenido éxito en comprobar una propiedad controvertida del corazón humano -el ritmo al cual las células musculares se renuevan durante la vida de una persona-.
El hallazgo refuta lo que era la creencia convencional: que el corazón no puede producir nuevas células musculares y, por lo tanto, las personas mueren con el mismo corazón con el que nacieron.
A los 25 años, alrededor del 1% de las células cardíacas se renuevan anualmente, y ese ritmo cae a menos del 0,5% anual a los 75 años, concluyó un equipo de científicos suecos conducido por el doctor Jonas Frisen, del Instituto Karolinska, de Estocolmo.
Esto significa que alrededor de la mitad de las células musculares del corazón se renuevan a lo largo de una vida normal, calcula el grupo sueco. Sus resultados se publican hoy en Science .
"Creo que éste será uno de los más importantes trabajos de la medicina cardiovascular en años -dijo el doctor Charles Murry, investigador de la Universidad de Washington en Seattle-. Ayuda a resolver una antigua controversia acerca de si el corazón humano tiene la capacidad de regenerarse."
Si el corazón puede renovar sus células, los científicos pueden alentar la esperanza de desarrollar fármacos que aceleren el proceso, ya que el corazón no alcanza a reemplazar las células que mueren durante un ataque cardíaco.
El dogma que decía que el corazón no puede regenerar sus células fue desafiado desde 1987 por un solitario escéptico, el doctor Piero Anversa, ahora en la Escuela de Medicina de Harvard. Anversa sostiene que las células cardíacas se renuevan tan rápido que una persona que se muere a los 80 las ha reemplazado completamente cuatro veces.
La renovación de las células cardíacas puede medirse fácilmente en animales marcándolas radiactivamente y viendo qué tan rápido son reemplazadas. Tal experimento no podría hacerse en personas por cuestiones éticas. Pero el doctor Frisen se dio cuenta hace varios años de que las armas nucleares que se probaron en la atmósfera hasta 1963 habían, de hecho, marcado las células de la población mundial.
Las explosiones nucleares generaron una forma de carbono radiactivo, el carbono-14. La cantidad de este elemento en la atmósfera ha descendido gradualmente desde ese año, cuando se prohibieron las pruebas.
En el cuerpo, el carbono-14 de la dieta ingresa en las nuevas células y se mantiene intacto durante la vida de esa célula. Debido a que el nivel de carbono-14 de la atmósfera decae cada año, su cantidad en el ADN puede servir para indicar la fecha de nacimiento de esa célula.
Hace cuatro años, Frisen utilizó este nuevo método para calcular el ritmo de regeneración de varios tejidos del organismo y concluyó que la edad promedio de las células de un organismo adulto puede ser de entre siete y 10 años. Pero hay un amplio rango de edades, desde la de las células de la sangre, rápidamente reemplazadas, hasta las de las mayormente permanentes del cerebro.
Frisen ahora aplicó con éxito su método a las células cardíacas, pero tuvo que sortear una serie de obstáculos técnicos debidos a su especial comportamiento. Muchas tienen dos núcleos en los cuales el ADN puede estar duplicado. "Me impresionó el nivel de rigor de este análisis", dijo Murry.
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