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viernes, 5 de octubre de 2007

Descubren un fósil de coral de hace 70 millones de años en Polonia

Fuente: El Mundo.

RAFAEL BARQUÍN

MADRID.- El hallazgo de un fósil de coral ha despertado el interés de un equipo de científicos polacos por una curiosa circunstancia. Habiendo sido datado hace 70 millones de años, químicamente su 'esqueleto' es una calcita. Esto rompe una de las suposiciones tradicionales de los paleontólogos, según la cual semejante tipo de fósiles eran imposibles. Las características de su descubrimiento se publican esta semana en la revista 'Science'.

Se puede decir que hay dos tipos de fósiles de corales. En primer lugar, los modernos, formados en el período Triásico, y que pertenecen al género 'escleractinios'. La mayor parte de los investigadores aceptan que este tipo de corales sólo crearon esqueletos de aragonita, una de las formas cristalinas del carbonato de calcio.

En cambio, los corales 'antiguos', los anteriores a la gran extinción del Pérmico que tuvo lugar hace 250 millones de años, formarían un esqueleto de calcita, otra forma cristalina del carbonato de calcio, más estable y menos soluble en el agua.

Lo que se ha descubierto en Polonia es un fósil de un coral relativamente reciente, 'escleractinio', que ha formado un esqueleto antiguo, enteramente de calcita. Es decir, una absoluta imposibilidad... salvo que se cuestione la teoría dominante.

Según los investigadores, lo más probable es que la forma cristalina en la que se calcifican los corales esté genéticamente determinada. No obstante, la composición química del agua - y en particular, la ratio entre magnesio y calcio-, así como los niveles de dióxido de carbono de la atmósfera, podrían explicar la presencia de corales modernos que calcifican como calcitas.

viernes, 22 de junio de 2007

Cuba anuncia material para implante óseo obtenido de los corales

Cuba aplicará masivamente un biomaterial capaz de reconstruir el tejido óseo dañado o perdido por causas congénitas, lesiones traumáticas y diferentes patologías, obtenido de los corales marinos, según indicó este viernes el diario oficial Granma.

El Coralina porosa HAP 200, logrado en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), posee una gran similitud química y morfológica con esa estructura humana, que lo hace altamente compatible a la hora de aplicarlo como implante óseo en cirugía maxilofacial, ortopedia y traumatología, señaló el diario.

El director de Química del CNIC, Ramón González, también jefe del proyecto de investigación y desarrollo de la Coralina, explicó a Granma que el biomaterial se obtiene a partir de determinadas poblaciones de corales presentes en la plataforma insular cubana.

Su efectividad ha sido validada en 18.000 pacientes durante 12 años de seguimiento clínico.

Los índices de resultados no favorables de los implantes en cirugía maxilofacial son de aproximadamente el 3%, mientras en ortopedia y traumatología apenas representan el 5% de los casos operados, dijo el especialista.

Utilizado en más de 60 centros médicos cubanos, pronto se extenderá a todos los servicios, puesto que la capacidad de producción instalada en el CNIC satisface plenamente la demanda nacional, señaló.

Una de las más recientes aplicaciones del biomaterial es la reconstrucción estética del globo ocular, afectado por tumores, accidentes u otras razones, al prepararlo para una prótesis.

González dijo que ya ha sido empleado en más de 1.000 implantes oculares integrados en La Habana, Villa Clara (centro) y Santiago de Cuba (sudeste).

Hasta el presente sólo entre un 4% y un 6% de los pacientes a los cuales se les aplicó ese procedimiento no tuvo resultados satisfactorios, añadió.

Fuente: El Universo.

miércoles, 13 de junio de 2007

Los corales del Caribe nos hablan del clima de hace siglos

El incremento en el número de huracanes intensos puede que vuelva a un valor normal si nos basamos en el registro indirecto que los corales han hecho de esta actividad desde hace varios siglos.

No existen datos fiables de la actividad de los huracanes antes de 1950. Se sabe, eso sí, que la actividad de los mismos ha estado aumentando durante los últimos 12 años.

Johan Nyberg del instituto de geología de Suecia y sus colaboradores han estudiado muestras de coral y sedimentos marinos para hacer una reconstrucción indirecta de la actividad de los huracanes desde 1730 basándose en los vientos de cizalladura.

El viento de cizalladura consiste en corrientes de aire de distinta velocidad y dirección que dependen de la altura sobre la superficie. Este viento produce una disminución de las precipitaciones y esto produce un coral más denso. El agua de la lluvia lava la tierra firme y finalmente aumenta el aporte salino al océano que afecta la construcción del esqueleto calcáreo de los corales.

Los vientos de cizalladura se asocian además con una disminución de la actividad de los huracanes porque rompen los sistemas tormentosos al poco de formarse y porque, por el contrario, una alta actividad de huracanes se asocia con un aumento de las lluvias y por tanto con coral menos denso.

La regla sería esta: coral más denso menos huracanes, coral menos denso más huracanes.
Cada año los pólipos del coral construyen una banda sobre el esqueleto calcáreo de una forma similar a los anillos de crecimiento de los troncos de los árboles. Analizando estas bandas estos investigadores han podido reconstruir la historia climatológica de la región del Caribe.

Según estos datos la actividad de los huracanes era muy superior hace siglos que ahora, pese a que la temperatura superficial del mar era menor.

Han encontrado que la frecuencia de los huracanes más poderosos ha decrecido gradualmente desde 1760 alcanzando un mínimo en los setenta y ochenta del siglo pasado.

El número de estos huracanes ha estado aumentando desde entonces de nuevo, alcanzando una tremenda importancia en 2005 con el Katrina a la cabeza.

En ese año se publicó un estudio que afirmaba que la frecuencia de huracanes importantes se ha doblado desde los años setenta.

Según Nyberg, y en el contexto estudiado, el incremento de actividad sería un retorno a las condiciones “normales”.

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con los resultados. Por ejemplo Kerry Emanuel del MIT y Tom Knuston del NOAA afirman que el aumento de la temperatura superficial del océano sería la principal causa de este aumento de actividad.

Aunque coinciden en que la reconstrucción del los vientos de cizalladura en los últimos 270 años sobre el Caribe no creen que sirva para reconstruir la actividad de los huracanes.

James Elsner de Florida State University añade que los corales estudiados pertenecen a una sola ubicación del Atlántico, al noroeste del Caribe. Aunque esa es la dirección de los huracanes actuales no tiene por qué haber sido también para los huracanes de siglos pasados. Los cambios medidos pueden atribuirse a un cambio en la dirección de los huracanes y no a cambios en la actividad de los mismos.

El cambio de actividad de los huracanes no depende tanto de los vientos en cizalladura o de las temperaturas superficiales, sino de cuál de estos factores es más importante.

No está claro si estos vientos aumentarán o no en el futuro, pero la temperatura superficial del mar seguro que lo hará debido al calentamiento global. Según muchos estudios este aumento se debe precisamente al aumento de temperatura debido al efecto invernadero.

No obstante es difícil predecir qué es lo que sucederá. El océano está calentándose pero no se sabe qué es lo que ocurrirá con los vientos. El viento de cizalladura está ahora a gran altura, y esto podría ser también otra consecuencia del cambio climático porque la atmósfera se calienta más rápidamente que los océanos. Podría ocurrir que se compensaran los efectos o no.
El mismo Nyberg afirma que son necesarios nuevos datos procedentes de corales y de sedimentos marinos de distintas ubicaciones para mejorar la reconstrucción del clima en los últimos 270 años.

Fuente: NeoFronteras.

lunes, 28 de mayo de 2007

Recurren a la electricidad para salvar el coral en Indonesia

YAKARTA.- Indonesia cuenta con la mayor diversidad de corales del mundo: 450 especies asentadas en más de 85.000 kilómetros cuadrados de arrecifes. Sin embargo, únicamente el 6% de estos arrecifes está sano y en buen estado de conservación. Estas razones motivaron al arquitecto Wolf Hilbertz y al biólogo Thomas Goreau, a aplicar el 'Biorock', un proyecto de conservación de los arrecifes que actualmente se utiliza en la isla de Gili Trawangan.

Gracias a la aplicación de electricidad a unas estructuras metálicas que se colocan en el fondo del mar, se aumenta el volumen de la roca caliza y se acelera el desarrollo del coral, lo cual hace que se restablezca con mayor rapidez los ecosistemas marinos. El 'Biorock' hace crecer al coral a una velocidad entre seis y diez veces superior a la normal con el método conocido como «adición mineral».

Los corales se "trasplantan" a la estructura de metal, lo que facilita que obtengan el carbonato de calcio que necesitan para crecer a esa velocidad muy superior a la normal.

"Hemos instalado siete estructuras, conectadas a una corriente eléctrica muy baja, de 12 voltios, para frenar el deterioro que está sufriendo el coral en la zona", explica Anna Walker, propietaria de la tienda de buceo submarino 'Big Bubble' y directora del Gili Eco Trust, una asociación local para la conservación del medio ambiente.

Los buceadores han atado a las estructuras trozos de corales rotos pero aún vivos, que van creciendo poco a poco. "Las estructuras sólo llevan ahí cinco meses pero, desde que se colocaron, hemos notado que hay muchos más peces en la zona, sobre todo más pulpos, peces flauta y calamares", según esta experimentada buceadora. "Algunos tipos de coral pueden tener el tamaño de una mesa grande pero, si rompes tan sólo un pequeño trocito, muere el coral entero", argumenta.

Walker afirma que los buceadores, sobre todo los principiantes, son también un riesgo para el coral, ya que a veces lo rompen con sus aletas, pero el mayor peligro es la pesca destructiva, con explosivos o veneno.

El coral también muere por causas naturales como las fuertes corrientes, el aumento de la temperatura del agua, la contaminación marina y la pesca destructiva.

En Gili Trawangan, los operadores de buceo saben que el turismo en la zona depende de la conservación de los recursos marinos, por lo que han negociado con los pescadores locales, a quienes les pagan la gasolina para que puedan ir a pescar más lejos, para frenar de esta forma la pesca destructiva en la zona.

Proyectos similares están siendo llevados a cabo por comunidades locales en otras partes de Indonesia, como en la paradisiaca y turística isla de Bali, o en el Parque Nacional de las islas Seribu, cerca de la costa de Yakarta.

No obstante, Stuart Campbell, coordinador de Proyectos Marinos de la organización Conservación de la Fauna y Flora (Wildlife Conservation Society, WCS), considera que estos proyectos no son la solución al problema, que tiene una dimensión mucho mayor.

"Proyectos como el de Biorock son aplicables en comunidades pequeñas y son muy útiles para educar sobre corales, para fomentar el ecoturismo, e incluso para la exportación de coral, pero no son útiles desde una perspectiva más amplia de conservación de los arrecifes", indicó a Efe.

Este experto pidió declarar más áreas marinas protegidas en Indonesia, para evitar la pesca y erradicar los métodos destructivos que aún continúan de manera ilegal.

Fuente: El Mundo.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Los corales son casi tan complejos como los humanos

El coral tiene tantos genes o incluso más que el ser humano. Aunque esté a gran distancia desde el punto de vista evolutivo incluso posee muchos de los genes del sistema inmunitario humano. Genes que quizás fueron desarrollados por vez primera por estos animales o antes.

Cuando ya nos habíamos hecho a la idea de que compartimos muchos de nuestros genes, no ya con el chimpancé sino incluso con el gusano nematodo, ahora un grupo de investigadores australianos da otro golpe copernicano más a nuestra soberbia mostrando que los corales, aunque están entre los animales más simples que hay en el mundo, poseen un genoma tan complejo y grande como el nuestro.

Hace cuatro años se predijo que el coral tendría unos 10.000 genes, pero este estudio ha estimado que su genoma consta de unos 20.000 o 25.000 genes, número comparable a los 23.000 del genoma humano.

El porqué el coral tiene este descomunal genoma es un misterio, pero los científicos están excitados con este asunto porque los corales está muy cerca de la raíz del árbol evolutivo de los animales y este descubrimiento puede arrojar luz sobre el origen de las características más complejas y exclusivas de los animales, como el sistema nervioso o el sistema inmunitario. Quizás incluso de esta forma se puedan encontrar pistas sobre el origen de estos sistemas en los vertebrados.

Se creía que la complejidad corporal de los humanos en comparación con el cuerpo de animales más simples como los insectos, gusanos y corales era el resultado de nuevos tipos de genes que surgieron durante la evolución de los vertebrados. Esta presunción se dedujo a partir de los estudios genéticos en moscas de la fruta y gusanos nematodos que carecen de ciertos genes que sí tenemos nosotros. Pero a la luz de este nuevo estudio muchos de estos genes son al parecer previos en el árbol evolutivo.

Los corales comparten cerca de un 12% de sus genes con los vertebrados y que no están presentes en otros animales como la mosca de la fruta o el nematodo. Entre estos genes están los genes para el crecimiento de los nervios, los genes responsables de la visión, del sistema inmunitario, etc.

Estos genes hallados en los corales indican que en lugar de haber evolucionado en los vertebrados, éstos tendrían un origen muy anterior, y que las moscas de la fruta y los nematodos los habrían perdido en el transcurso de la evolución.

Por tanto, tenemos mucho en común con los corales pese a que en apariencia no lo parece. Los científicos están sorprendidos, por ejemplo, de que muchos de los genes relacionados con la inmunidad innata en el ser humano estén también en el coral o que sean muy similares, porque es algo muy contraintuitivo.

Al parecer los corales se tienen que enfrentar a numerosas pandemias y sin este arsenal inmunitario les sería muy difícil sobrevivir.

De momento no se sabe muy bien cómo funciona su sistema inmunitario, pero dada la similitud con el nuestro probablemente funcione de manera similar. Los científicos esperan aplicar los conocimientos que tenemos sobre el sistema inmunitario humano para estudiar el de los corales y entender mejor las plagas que sufren. En retorno esperan saber más de este sistema inmunitario ancestral y extraer ideas que nos ayuden a combatir las infecciones que aquejan al ser humano.

Como algunos genes encontrados en el coral se creía que había evolucionado mucho más tarde, y teniendo en cuenta la riqueza de su genoma tenemos entonces que contemplar la evolución desde nuevos puntos de vista.

Parece que todos los animales pierden genes durante al evolución, particularmente aquellos con una rápida sucesión de generaciones (como en el caso de las moscas de la fruta o el nematodo). Pero los corales tardan unos cinco años en alcanzar su madurez sexual y las distintas generaciones se solapan entre sí, por lo que conservan muchos genes ancestrales. Son como una ventana a la genética de un pasado remoto.

No obstante los genes del sistema inmunitario del coral producen sólo de 12 a 14 tipos de células y los humanos por otro lado podemos producir cientos o miles de diferentes células de esta clase. Obviamente no somos exactamente iguales.

Según David Miller, líder del estudio, la explicación de esta diferencia se debe a que los corales interaccionan entre ellos de una manera más pobre de como lo hacen otros animales como el ser humano. Nosotros somos el producto de un continuo y complicado diálogo entre miles de genes.
No está claro, sin embargo, quién tiene la mejor fórmula para supervivencia como especie. Los antepasados de los corales que vemos en la actualidad aparecieron hace 240 millones de años y los humanos llevamos bastante menos tiempo por aquí.

Lamentablemente la riqueza genética de los corales, quizás aplicable a la medicina humana, permanece si explotar. De momento no hay ningún proyecto de secuenciar completamente el genoma del coral. Según Miller eso nos podría proporcionar beneficios tremendos en medicina y otras ramas de la ciencia.

El ser humano trata de buscarse a sí mismo y de encontrar explicaciones a su propio origen. Ante las pocas respuestas aportadas por un hipotético dedo de Dios mira con los ojos de la ciencia a muchas partes, incluso a los humildes corales. No está claro si ver a nuestro más lejano antepasado en un coral es mejor que verlo en un gusano nematodo, pero en todo caso si no tenemos cuidado dentro de poco extinguiremos a estos bellos seres, incluso antes de haberlos sacado rentabilidad económica y nos quedaremos sin nuevas medicinas y sin playas de blanca arena para siempre.

Fuente: NeoFronteras.