YAKARTA.- Indonesia cuenta con la mayor diversidad de corales del mundo: 450 especies asentadas en más de 85.000 kilómetros cuadrados de arrecifes. Sin embargo, únicamente el 6% de estos arrecifes está sano y en buen estado de conservación. Estas razones motivaron al arquitecto Wolf Hilbertz y al biólogo Thomas Goreau, a aplicar el 'Biorock', un proyecto de conservación de los arrecifes que actualmente se utiliza en la isla de Gili Trawangan.
Gracias a la aplicación de electricidad a unas estructuras metálicas que se colocan en el fondo del mar, se aumenta el volumen de la roca caliza y se acelera el desarrollo del coral, lo cual hace que se restablezca con mayor rapidez los ecosistemas marinos. El 'Biorock' hace crecer al coral a una velocidad entre seis y diez veces superior a la normal con el método conocido como «adición mineral».
Los corales se "trasplantan" a la estructura de metal, lo que facilita que obtengan el carbonato de calcio que necesitan para crecer a esa velocidad muy superior a la normal.
"Hemos instalado siete estructuras, conectadas a una corriente eléctrica muy baja, de 12 voltios, para frenar el deterioro que está sufriendo el coral en la zona", explica Anna Walker, propietaria de la tienda de buceo submarino 'Big Bubble' y directora del Gili Eco Trust, una asociación local para la conservación del medio ambiente.
Los buceadores han atado a las estructuras trozos de corales rotos pero aún vivos, que van creciendo poco a poco. "Las estructuras sólo llevan ahí cinco meses pero, desde que se colocaron, hemos notado que hay muchos más peces en la zona, sobre todo más pulpos, peces flauta y calamares", según esta experimentada buceadora. "Algunos tipos de coral pueden tener el tamaño de una mesa grande pero, si rompes tan sólo un pequeño trocito, muere el coral entero", argumenta.
Walker afirma que los buceadores, sobre todo los principiantes, son también un riesgo para el coral, ya que a veces lo rompen con sus aletas, pero el mayor peligro es la pesca destructiva, con explosivos o veneno.
El coral también muere por causas naturales como las fuertes corrientes, el aumento de la temperatura del agua, la contaminación marina y la pesca destructiva.
En Gili Trawangan, los operadores de buceo saben que el turismo en la zona depende de la conservación de los recursos marinos, por lo que han negociado con los pescadores locales, a quienes les pagan la gasolina para que puedan ir a pescar más lejos, para frenar de esta forma la pesca destructiva en la zona.
Proyectos similares están siendo llevados a cabo por comunidades locales en otras partes de Indonesia, como en la paradisiaca y turística isla de Bali, o en el Parque Nacional de las islas Seribu, cerca de la costa de Yakarta.
No obstante, Stuart Campbell, coordinador de Proyectos Marinos de la organización Conservación de la Fauna y Flora (Wildlife Conservation Society, WCS), considera que estos proyectos no son la solución al problema, que tiene una dimensión mucho mayor.
"Proyectos como el de Biorock son aplicables en comunidades pequeñas y son muy útiles para educar sobre corales, para fomentar el ecoturismo, e incluso para la exportación de coral, pero no son útiles desde una perspectiva más amplia de conservación de los arrecifes", indicó a Efe.
Este experto pidió declarar más áreas marinas protegidas en Indonesia, para evitar la pesca y erradicar los métodos destructivos que aún continúan de manera ilegal.
Fuente: El Mundo.
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