Un grupo de investigadores franceses inventaron un material que es capaz de repararse a sí mismo en caso de ser cortado en dos.
El producto, que todavía no tiene nombre, es una especie de hule artificial hecho de aceite vegetal y un componente de la orina.
Según la revista científica Nature, esta sustancia tiene la habilidad de producir superficies, que al ser cortadas, conservan una fuerte atracción química entre ambas partes.
Las piezas vuelven a juntarse sin necesidad de pegamento o de un tratamiento especial, como si nunca hubieran sido separadas.
Esta extraordinaria característica se logró gracias a una cuidadosa ingeniería de las moléculas en el material.
Actualmente los científicos franceses ya se encuentran produciendo grandes cantidades de este caucho artificial en París, en los laboratorios del Instituto de Educación Superior de Química (ESPCI, por sus siglas en francés).
Los investigadores aseguran que el proceso es prácticamente "verde", y podría serlo completamente con unos pocos ajustes.
"Pequeñas manos"
El secreto de la sustancia radica en la manera en cómo se sostienen las moléculas entre sí.
Según el doctor Ludwik Leibler, quien encabezó la investigación, un pedazo de caucho común es en realidad una molécula con millones de millones de pequeñas unidades que están soldadas químicamente para formar una enmarañada red.
La elasticidad se produce gracias a que los ramales de la red están sujetos como en un acordeón: al estirarlos se alargan, y al soltarlos vuelven a su forma original.
Sin embargo al romper el caucho (y la mayoría de cuerpos sólidos), se quiebran también las sueldas químicas, conocidas como enlaces covalentes.
Este rompimiento no se puede reparar, así como un pedazo de hule no puede ser remodelado o reformado.
"Queríamos ver si podíamos crear un material parecido al caucho usando pequeñas moléculas", comentó Leibler a la BBC.
El truco fue reemplazar los enlaces covalentes con conexiones más débiles conocidas como enlaces de hidrógeno.
Estos enlaces son como pequeñas manos pertenecientes a moléculas vecinas, que se toman una de la otra, pero que se sueltan al ser cortadas.
Es así que el doctor Leibler se dio cuenta que el nuevo caucho no sólo podría ser reciclado y reformado cuantas veces se necesite, sino que al romperse, separarse o cortarse, las manos estarían estiradas, listas para volver a juntarse.
Juego de niños
Francois Tournilhac, jefe del laboratorio del doctor Leibler, me hizo una demostración del caucho "autorreparador".
Tomó una hebra del material amarillento (el mismo color del aceite de maíz) y lo cortó en dos con una hoja de afeitar. Posteriormente me mostró las superficies cortadas y las volvió a unir ejerciendo un poco de presión.
Casi inmediatamente la unión se volvió lo suficientemente fuerte como para tomar la hebra desde una de sus puntas.
Una hora después los enlaces se regeneraron, y fue posible estirar la hebra al doble de su tamaño sin que se evidencie ningún signo de debilidad en donde se realizó el corte.
Una de sus aplicaciones naturales sería para usarlo como sellos "autoreparadores", dice Liebler.
Por ejemplo, si un sello de compresión se daña por un objeto puntiagudo, se repararía a sí mismo.
Pero además tiene algunas sugerencias más pícaras.
"¿Por qué no usarlo como un material para construir juguetes? Los niños siempre están rompiendo sus juguetes. ¿No sería genial poder repararlos de una manera tan sencilla?", dice Leibler.
El material fue desarrollado con el apoyo de la empresa francesa Arkema, que actualmente está investigando aplicaciones comerciales para el producto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario