Un pequeño hueso con forma de herradura suspendido en los músculos del cuello cambió la historia del género humano. Se trata del hueso hioides, único hueso del cuerpo que no está conectado a otro, es el responsable del lenguaje hablado, descubierto tan sólo en los Homo sapiens y en los neandertales. (imagen) Otros animales tienen versiones del hueso hioides, pero sólo los humanos lo tenemos ubicado en la posición ideal para que pueda trabajar al unísono con la laringe y la lengua y así permitirnos ser los únicos animales habladores con vida. Si no fuese así todavía estaríamos gruñendo como nuestros primos los chimpancés.
Se cree que el género humano tiene la capacidad de hablar, de forma similar a como lo hacemos hoy en día, desde hace 300 mil años, según aportan datos de huesos hioides fosilizados.
Pero no es sólo ese huesito el responsable del habla, sino que para la misma época otro cambio anatómico nos dio las bases del habla, y eso es cuando la laringe bajó.
En los niños humanos la laringe está ubicada en la cavidad nasal, eso hace que los bebés puedan tomar líquido y respirar al mismo tiempo, como los monos. Pero alrededor de los tres meses de edad, la laringe cae más abajo en la garganta, haciendo que sea más fácil atragantarse pero haciendo posible el habla.
Ningún otro animal tiene la laringe tan baja para producir sonidos tan complejos como los humanos venimos haciendo desde hace miles de años.
La evidencia más antigua de un hioides tan bajo como el nuestro viene de la mano del Homo heidelbergensis, relacionado tanto con los neandertales como con los Homo sapiens. La posibilidad de un habla compleja como la nuestra estaba dada, ahora si tuvieron un lenguaje como el nuestro no se sabe. Pero el simbolismo, y seguramente un lenguaje complejo recién llegaron hace unos 100 mil años en los neandertales, y un poco más en los Homo sapiens.
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