Fuente: Clarin.com.
Se sorprendería usted de saber que una de las instituciones científicas más prestigiosas del mundo, el Consejo Nacional de Investigaciones de la Academia Nacional de Ciencias de los EE.UU., acaba de informar sobre un nuevo avance científico comparable al descubrimiento de la penicilina, la identificación de la doble hélice del ADN y el desarrollo de las computadoras? ¿He captado su atención?
¿Y qué pensaría si el informe dijera que este nuevo avance científico salvaría millones de vidas y aliviaría el sufrimiento de millones de personas, y usted no se hubiera enterado? El hecho es que esta noticia recibió escasa atención en los medios.
El sensacional estudio, titulado "Pruebas de toxicidad en el siglo XXI: Una visión y una estrategia", se publicó en junio de 2007. Usted debe conocerlo.
En una época en la que la creciente exposición a enormes cantidades de productos químicos industriales en el medio ambiente está poniendo en peligro la vida de millones de seres humanos de todo el mundo, el informe del Consejo Nacional de Investigaciones abre un nuevo camino en materia de protección de la salud.
En el campo de las pruebas de toxicidad, análisis de la forma en que miles de productos químicos comerciales inciden en la salud humana, se están logrando progresos revolucionarios. De acuerdo con lo que dice el estudio, "los avances en los nuevos campos de la toxicogenómica, la bioinformática, la biología de los sistemas, la epigenética y la toxicología computacional podrían transformar las pruebas de toxicidad, que dejarían de ser un sistema basado en el estudio de animales enteros para convertirse en uno que fundamentalmente se basa en métodos in vitro que evalúan los cambios ocurridos en los procesos biológicos utilizando células, líneas de células o componentes celulares, preferentemente de origen humano.
Algunas empresas ya están cultivando porciones de tejido humano en tubos de ensayo —células de la piel, los ojos, las vías respiratorias, la boca, el cuello del útero, el sistema inmunitario— y sometiéndolas a pruebas de toxicidad química. Otras compañías emplean complejos programas de simulación computada —pruebas virtuales— para evaluar el peligro potencial que podrían representar los productos químicos para la salud humana. Sólo el año pasado, las empresas invirtieron más de 700 millones de dólares en estos procedimientos alternativos de análisis.
Los beneficios, dicen los científicos, son dobles. Los laboratorios pueden empezar a suspender gradualmente las cuestionables pruebas de toxicidad que se realizan en millones de animales y, al mismo tiempo, desarrollar evaluaciones mucho más rigurosas de los riesgos que plantean los productos químicos a la salud humana utilizando biotecnologías y tecnologías y metodologías de computación de última generación.
En los últimos años, los científicos se han hecho oír cada vez con mayor claridad con respecto al dudoso valor de inyectar altas dosis de agentes químicos a los animales de laboratorio como forma de determinar los riesgos que podrían tener para las poblaciones humanas, las cuales, en el curso normal de la vida, están expuestas a concentraciones mucho más bajas de estos mismos químicos.
Aún más preocupante, dice el informe del Consejo Nacional de Investigaciones, es que las "pruebas actuales también brindan poca información sobre los modos y los mecanismos de acción, que son decisivos para entender las diferencias de toxicidad entre las especies, y poca o ninguna información para evaluar la variabilidad en la susceptibilidad humana". En otras palabras, millones de animales son sometidos cada año a un sufrimiento sin sentido y sacrificados pese al hecho de que las pruebas proporcionan muy poca información valiosa para determinar los riesgos de los productos químicos para los seres humanos.
A la vez que salvarán la vida de millones de animales, las nuevas metodologías de análisis de toxicidad prometen salvar la de millones de seres humanos. Procedimientos de prueba más veloces y baratos y datos más precisos acelerarán la evaluación de los riesgos de diversos agentes químicos y suministrarán medios para crear nuevas drogas y otras intervenciones tendientes a garantizar la salud humana. En pocas palabras, el balance es positivo tanto para las demás criaturas como para nuestra propia especie.
La publicación de este informe histórico es especialmente oportuna en vista de la sanción de la ley REACH en la Unión Europea este año, la que exigirá a las empresas europeas que sometan a prueba más de 30.000 productos químicos que ya están en el medioambiente para identificar qué riesgos plantean para la salud humana. Estados Unidos y otros países de todo el mundo observan atentamente el esfuerzo innovador de la UE para avanzar en el proceso de reglamentación de los métodos de supervisión y análisis de los productos químicos en vistas a determinar su toxicidad.
Esto hace aún más indispensable que la UE inicie el proceso de pruebas de toxicidad aprovechando las nuevas tecnologías. Si esto no ocurre, se calcula que casi 4 millones de animales serán sometidos a pruebas de toxicidad y sufrirán terribles dolores o morirán en el curso del programa REACH. Sería inmoral que el REACH recurriera a las tan cuestionables pruebas de toxicidad en animales.
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