Un meteorito que pudo verse sobre casi toda la Península el pasado 10 de mayo, y cuyos fragmentos cayeron junto a la población de Puerto Lápice, en Ciudad Real, proviene muy probablemente de Vesta, el segundo mayor cuerpo del cinturón de asteroides.
Los científicos de la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos han recuperado 20 fragmentos de la roca, cuya espectacular caída sobre la Tierra fue vista por multitud de españoles que colapsaron las líneas de los servicios de emergencia.
Este es el primer meteorito de su clase que se recoge en nuestro país y el segundo en menos de tres años cuyos fragmentos recupera la citada Red, después de que, "durante más de un siglo, nadie se había preocupado de buscar meteoritos en España", tal y como denunció Josep María Trigo, uno de los científicos ha presentado el hallazgo en la sede madrileña del CSIC.
Los fragmentos, de entre 0,5 y cuatro centímetros de largo y entre 0,1 y 10 gramos de peso, han permitido identificar al bólido como un meteorito eucrita, rocas similares a los basaltos terrestres que, en su gran mayoría, provienen del asteroide Vesta.
"Aprendiendo de estas rocas, aprendemos sobre el origen de los asteroides", señaló Trigo. El meteorito de Puerto Lápice debió pesar un 50 kilogramos y durante los cinco o seis segundo que duró su descenso tuvo una visibilidad intermedia entre la de la Luna y el Sol.El fenómeno se observó desde Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Madrid, Murcia, Málaga, Sevilla, Toledo y Valencia. Dos días después de su caída, los científicos emprendieron su búsqueda interrogando a testigos de Toledo y Ciudad Real para determinar dónde había caído.
"Nos encontramos con un problema porque la zona donde se determinó que habían caído los fragmentos sufrió unas fuertes inundaciones", indicó José María Madiedo, investigador de la Universidad de Huelva y uno de los responsables del hallazgo.
A este inconveniente, pronto se sumó otro: "Había caído en zonas de cultivo, principalmente olivos y viñedos, que acababan de ser arados o estaban siendo arados en ese momento". A causa de ello, muchos de los fragmentos han debido quedar enterrados.
Otro de los problemas a los que se tuvieron que enfrentar los científicos fue la competencia de "buscadores sin escrúpulos", en palabras de Trigo. Varios caza-meteoritos internacionales llegaron a Ciudad Real con el fin de recoger fragmentos y subastarlos por Internet o incluso tratar de revendérselos a museos españoles.
Al parecer, uno de los que más éxito tuvo fue Michael Farmer, quien "ha extraído ilegalmente fragmentos de nuestro país", lamentó Trigo.
Proceso ígneo
Una de las claves científicas del meteorito reside, según Jordi Llorca, de la Universidad de Cataluña, en que se trata de una de las pocas rocas espaciales sometidas a un proceso ígneo (enfriada y solidificada), por lo que puede responder a diversas cuestiones.
"Podemos estudiar qué edad tiene y es importante porque los asteroides se formaron al mismo tiempo que el planeta Tierra. También queremos saber si procede de Vesta o de otro cuerpo celeste y si se choco con otro asteroide", señaló.
Vesta, con un diámetro de 525 kilómetros, posee cerca del 9% de la máteria del cinturón de asteroides que se encuentra entre Marte y Júpiter, y es el más masivo después de Ceres. La misión 'Dawn' de la NASA se encuentra camino de estos dos cuerpos con el fin de indagar los orígenes del Sistema Solar.
Mucho más barato -se han gastado unos pocos miles de euros en encontrar los fragmentos, según los científicos- es estudiar los meteoritos que caen a la Tierra, los cuales "aportan valiosísima información sobre los objetos de los que proceden", asegura Trigo.
Uno de los fragmentos ya ha sido donado al Museo Nacional de Ciencias Naturales, que posee una de las mejores colecciones de meteoritos del mundo, y el resto serán entregados a instituciones similares.
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