Mostrando entradas con la etiqueta calentamiento global. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta calentamiento global. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de febrero de 2008

El impacto del calentamiento global empieza a fundir los glaciares del Everest

Fuente: El Mundo.
  • El deshielo en las montañas asiáticas podría afectar a 1.300 millones de personas
  • Las temperaturas de Nepal han experimentado un aumento anual de 0,6 grados
  • Una 'ecoexpedición' explorará este año la gravedad del fenómeno
Dawa lo tuvo claro. Desde que comenzó la ascensión notó que algo le pasaba al hielo. Su experiencia trabajando durante años en el techo del mundo le permitió detectar los cambios.

Tal vez fuese que el glaciar gimiera y crujiese más de la cuenta. Acaso que los movimientos de la Cascada de Hielo eran más dramáticos aquella primavera de 2007 que las temporadas anteriores, o que los lienzos de duro hielo azul eran ahora extensiones de nieve medio derretida, por los que resultaba muy difícil subir.

Extremando las precauciones, siguió ascendiendo junto con los miembros de su expedición por aquel caos de hielo vertical, cuyos 600 metros de desnivel constituyen el paso más peligroso de la subida del Everest, de 8.848 metros de altura.

Aunque la ruta se asegura con cuerdas, escaleras y puentes, nadie de los que ascienden está a salvo, pues en cualquier momento puede caer sobre ellos un témpano de hielo tan grande como un edificio de tres alturas.

En la subida, Dawa se cruzó con un grupo de sherpas que regresaba a toda pastilla hacia el campamento base. El tono dramático de sus advertencias hizo que este sherpa, curtido en mil batallas y vencedor en varias ocasiones de la montaña más alta de la Tierra, decidiera darse la vuelta. Aquel mismo día una parte de la cascada se vino abajo.

Poco después, Dawa Steven Sherpa logró alcanzar la cima del Everest. «Había cumplido mis sueños y el mundo estaba bajo mis pies; era feliz, pero me acordé de lo que había pasado y me quedé muy preocupado. De regreso a Katmandú, constaté que aquello lo había provocado el calentamiento global», recordó el otro día en Katmandú, durante la presentación de su nuevo proyecto para este año. Este sherpa ha anunciado que durante la próxima temporada, liderará una ecoexpedición para dar a conocer los efectos del cambio climático en el Everest y el resto del Himalaya.

Según un reciente informe del WWF, durante las últimas temporadas, las temperaturas de Nepal, en la vertiente sur de la gran cordillera y donde se localizan las mayores montañas, han experimentado un aumento anual de 0,6º.

Exploración científica

Además de intentar subir a la cima, la expedición evaluará el estado de los glaciares del Everest. Cuenta para ello con el soporte del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, UNEP, y del Centro Internacional para el Desarrollo Integral de las Montañas, ICIMOD. Este organismo fundado en 1983 integra a ocho países miembros: Afganistán, Bangladesh, Bhután, China, India, Myanmar, Nepal y Pakistán, que soportan en su territorio parte del sistema montañoso Hindu Kush-Himalaya, HKH, el más extenso del planeta. El evento será el principal de los actos con los que la institución celebrará sus bodas de plata.

El ICIMOD será responsable de la parte científica de la expedición, que permitirá realizar el más completo estudio jamás realizado en los lagos Imja y Dig Tsho, que se alimentan de unos glaciares en regresión. «El glaciar de Imja está disminuyendo las últimas temporadas a un ritmo de 74 metros por año», ha señalado el coordinador del proyecto científico, Pradeep K. Mool.

Según señalan desde el ICIMOD, las montañas constituyen un excelente laboratorio para comprobar los efectos del cambio climático. Ocupan la quinta parte de la superficie terrestre y la mitad de la población actual depende de ellas para la vida. La región HKH posee una enorme biodiversidad y riqueza ambiental, siendo la principal fuente de agua del continente asiático.

Son nueve los grandes ríos que nacen en la cordillera asiática, entre ellos Ganges, Indo, Brahmaputra, Yangtze, Mekong, Salween y Huange He, dependiendo de sus caudales más de mil trescientos millones de personas en el continente asiático, lo que supone la quinta parte de la población global.

Según los datos que refleja el último estudio del UNEP, de seguir las actuales tasas de calentamiento, los glaciares himalayos verán cómo se derrite su extensión actual, estimada en medio millón de kilómetros cuadrados, hasta quedarse reducidos a 100.000 kilómetros cuadrados en el año 2030.

viernes, 19 de octubre de 2007

Deshielos árticos: no era el calentamiento global, sino el viento

Fuente: Barrapunto.

Vía Nihil Obstat, leo que, según un reciente informe de la NASA, la causa de que estos dos últimos años el Ártico haya sufrido un mayor deshielo que en años anteriores no es atribuible al calentamiento global provocado por el CO2, "madre de todas las catástrofes" al que hasta hace solo unos días se atribuía este hecho natural sin sombra de duda, sino a unos vientos inusuales ("the rapid decline in winter perennial ice the past two years was caused by unusual winds", afirma la NASA). Al parecer, los medios que se dedicaron este verano a difundir el apocalipsis ártico, han optado por ignorar completamente el informe (recuérdese, elaborado por la NASA, no por malevos científicos a sueldo de Exxon), y no han publicado ni una sola línea al respecto. ¿De verdad no les parece digno de mencionarse a estos medios que tanto se han ocupado del Ártico y de los osos polares? Algo huele a chamusquina, y no es por el dióxido de carbono.

lunes, 15 de octubre de 2007

El calentamiento global pronto puede cambiarse en enfriamiento

Fuente: NOVOSTI.

Oleg Sorojtin, Instituto de Oceanografía, doctor en Física y Matemáticas. Mi consejo es categórico y bien simple: como dicen los rusos, "abastézcanse de botas de fieltro y ropa de abrigo en general".

Ahora presenciamos el punto máximo de uno de los calentamientos temporales que empezó ya en el siglo XVII, cuando aún ni se hablaba de la influencia antropogénica que sobre el clima ejercen las emisiones de gases de efecto invernadero. La subida de la temperatura tiene origen natural bien manifiesto y no depende del "efecto invernadero" ni de gases invernadero. Las causas verdaderas del cambio climático se deben a la irregularidad de la radiación solar, a presesión (cambio del eje) del movimiento de rotación terrestre, a la inestabilidad de corrientes oceánicas, a la desalación y salinización de aguas superficiales del Océano Glacial Ártico, etc. Pero la principal causa radica en la actividad y luminiscencia solar. Cuanto más alto es este índice, más alta es la temperatura.

Los astrofísicos que estudian la actividad solar, han descubierto dos variantes de sus ciclos: uno es de 11 años y el otro, de dos siglos. Estos ciclos son determinados por el cambio del radio y el área de la superficie radiante del Sol. A juzgar por datos recientes (me sirvo de los datos facilitados por Habibullah Abdusamátov, director del laboratorio de investigaciones espaciales en el Observatorio de Púlkovo), el punto máximo de calentamiento acaba de pasarse ya, y ahora bastante pronto, ya hacia el año 2012, la temperatura comenzará a descender de forma sensible. Las fases del mínimo de actividad solar, acompañadas de un considerable descenso de temperatura, deben esperarse hacia 2041. El clima frío se mantendrá durante 50-60 años como mínimo.

Los ecologistas no comparten esta opinión mía y propugnan la teoría de los llamados "gases de efecto invernadero". Según la opinión general, estos gases, concretamente el bióxido del nitrógeno, calientan la atmósfera, deteniendo el calor cerca de la superficie del planeta. Semejante idea fue expresada ya a finales del siglo XIX por el físico-químico sueco Svante Arrenius, Premio Nobel, y desde entonces se cree en ella a pie juntillas, sin que se haya comprobado seriamente. Este punto de vista prevalece también en nuestros días, y en el mismo se basan las decisiones y documentos de las más serias organizaciones internacionales, incluido el Protocolo de Kioto del Convenio Marco sobre Cambio Climático de la ONU, firmado por casi 150 países. Es un ejemplo ilustrativo de cómo una hipótesis científica puede pasar a prevalecer poco a poco en el área política y económica. Quienes elaboraron el Protocolo de Kioto y lo propugnaron se basaron en ideas falsas. Y como resultado, los gobiernos de los Estados desarrollados se ven obligados a gastar sumas astronómicas para combatir el efecto antropogénico sobre la atmósfera. ¿En qué medida todo eso está justificado? ¿No estamos luchando contra molinos de viento?

La culpa del "efecto de invernadero" de que la temperatura suba es dudosa; en todo caso, no está demostrada científicamente. La variante clásica de "calentamiento invernadero" es demasiado simple para corresponder a lo que en realidad sucede. En realidad, en la atmósfera, especialmente en sus capas densas, se producen procesos mucho más complicados. Por ejemplo, el calor en el cosmos no se irradia tanto sino se traslada por los flujos de las masas aéreas, siendo este hecho ya otro mecanismo absolutamente distinto que no provoca elevación de la temperatura global.

La independencia de la temperatura de la troposfera (la parte inferior y más densa de la atmósfera) respecto a la concentración de gases de efecto invernadero ha sido demostrada no sólo en teoría sino que se confirma empíricamente. El estudio de las muestras del manto glacial de Antártida (los testigos de los taladros abiertos fueron tomados en la zona de la estación rusa "Vostok") no desmiente la relación de principio entre tales parámetros como la cantidad de gas carbónico en la atmósfera y el cambio de su temperatura. Es importante saber, sin embargo, qué es la causa y qué, su efecto.

Queda aclarado que la curva de oscilaciones de temperatura siempre se ha adelantado un poco al cambio de la concentración de dióxido de carbono (СО2). Por consiguiente, la subida de la temperatura es un fenómeno primario. El calor calienta la capa superior del océano, que es el deponente principal del ácido carbónico (lo contiene 60-90 veces más que la atmósfera), y de ahí resulta un "efecto champaña". Si la botella está caliente, de ella se escapa un chorro, y si está enfriada el gas se porta de manera pasiva.

Al calentarse, el océano comienza a emitir más ácido carbónico que sube a la atmósfera. Su presencia aumenta el factor antropogénico (no se puede negarlo rotundamente), mas su proporción es muy insignificante y, por tanto, no cuenta mucho. En todo caso, dadas las emisiones industriales de СО2, cuya cantidad llega a 5-7 mil millones de toneladas anuales, la temperatura en la Tierra no cambiará prácticamente hasta 2100. Y aun cuando la concentración de gases de efecto invernadero se duplica, el hombre no va a sentirlo.

El gas carbónico no sólo no ejerce ninguna influencia negativa sobre el clima, sino incluso es útil, estimulando el desarrollo de la vida sobre la Tierra, siendo el "pan" de las plantas. Lo evidencia en particular, "la revolución verde": un brusco aumento universal de la eficiencia de los cultivos agrícolas a mediados del siglo XX. Los datos que indican la relación proporcional directa entre el rendimiento de la agricultura y la cantidad de СО2 en el aire, han sido confirmados mediante muchos experimentos.

La influencia que el ácido carbónico ejerce no se manifiesta en el cambio del clima sino, más bien, en la actividad sinóptica. СО2 absorbe la irradiación infrarroja lo que es hecho probado. Supongamos que en las capas adyacentes al suelo el aire se ha calentado hasta que el gas carbónico que el aire contiene ha absorbido la irradiación infrarroja. Como resultado, la radiación se pierde, y su energía se comunica a los movimientos oscilatorios del gas, lo que provoca la ampliación y pérdida del volumen. El aire sube a la estratosfera y de allí bajan flujos fríos, es decir las capas se entremezclan. La temperatura prácticamente no cambia, pero circula la actividad sinóptica, a saber: se aceleran ciclones, anticiclones, etc. A ello se deben fenómenos naturales como huracanes, tormentas, tornados y otros. Su intensidad puede depender en cierta medida del grado de concentración de СО2, de manera que en la lucha contra estos cataclismos la disminución del gas carbónico en la atmósfera podría surtir un determinado efecto.

El gas carbónico no tiene nada que ver con el cambio climático global. Al menos porque la actividad solar por su energía es miles de veces más fuerte que toda la energía que la humanidad genera. En general, el efecto antropogénico significa para la naturaleza menos que la picadura de mosquito para el hombre.

En principio, en la Tierra no puede haber una catástrofe climática. De todos los planetas del Sistema Solar solamente la Tierra posee atmósfera única que garantiza un clima favorable para el desarrollo de formas superiores de vida. Esto se debe a un favorable concurso de muchas circunstancias: al hecho de que el Sol es una "estrella quieta" y a que la Tierra está situada a una óptima distancia de ella, a que nuestro planeta tiene un satélite macizo como la Luna, etc. Las condiciones climáticas confortables en nuestro planeta se han formado también gracias a los enlaces recíprocos entre la evolución de la biota terrestre y el desarrollo de la atmósfera.

Estos enlaces recíprocos reguladores son los más diversos, siendo de notar que el principal funciona a través del albedo (la capacidad de reflejar la radiación) de la Tierra que actúa como regulador original del régimen térmico de nuestro planeta. Supongamos que el clima se ha hecho más cálido (como ahora). De ahí que aumenta la capacidad de evaporización del océano, aumenta el manto nuboso que frena la energía solar y, por consiguiente, baja la temperatura. Y por el contrario.

¿Cómo asumir una actitud razonable hacia el problema del clima? Aceptar con tranquilidad y pragmatismo la realidad que la naturaleza nos ofrece. No vale la pena entregarse al pánico a propósito del "rápido deshielo" (con la consiguiente desaparición) del Océano Glacial Ártico. Los investigadores del polo afirman, por cierto, que los casquetes glaciales de Ártico y Antártico sólo aumentan. En perspectiva el futuro de la Tierra promete ser afectado por un nuevo período glaciario que, según muestran los cálculos físico-matemáticos, será aun más severo que el del pasado. Europa se helará, el glaciar bajará hacia una zona al Sur de Moscú. Pero todo esto no ocurrirá antes de que pasen 100 mil años.

Mas de momento quisiera tranquilizar a los europeos mediante el hecho de que el Gulf Stream sólo desviará de su curso en caso de que por alguna obra de magia se le quite su energía y no le alcancen fuerzas para llegar a las zonas del Norte. Pero es poco probable que la naturaleza lo permita.

Oleg Sorojtin es el autor de más de 300 estudios científicos, 9 monografías y varios libros de los que el último, que se titula "Evolución y pronóstico de los cambios climáticos en la Tierra", fue publicado en 2006. Es científico benemérito de la Federación Rusa. Participó en varias expediciones antárticas y oceanográficas y es especialista en el campo de la evolución global de la Tierra y el desarrollo de los océanos y el clima.

martes, 2 de octubre de 2007

Los biocombustibles incrementan el calentamiento global, según el Premio Nobel de Química, Paul Crutzen

Fuente: Yahoo! España.

MADRID, 2 (EUROPA PRESS) - Los gases emitidos por los cultivos de biocombustibles incrementan el calentamiento global, lo que repercute sobre el efecto invernadero, según declaraciones del Premio Nobel de Química, Paul Crutzen, a la revista británica 'Chemistry World'.

El ganador del Nobel de Química en el año 1995, junto con su equipo de investigadores, asegura que, incrementando la emisión de los gases producidos por los cultivos de biocombustibles, se genera casi el doble de la cantidad de óxido nitroso (N2O), un gas que potencia el efecto invernadero, con efectos por encima de lo esperado, lo cual erradica cualquier tipo de beneficio producido al no utilizar combustibles fósiles.

"La importancia de esta conclusión radica en que los beneficios que se podían generar tras el uso de biocombustibles quedan en entredicho de lo que se había pensado hasta el momento", señala el coautor del estudio y científico de la Universidad de Edimburgo, Keith Smith.

"Lo que queremos clarificar es que, incrementando el uso de los biocombustibles no se produce ningún beneficio y de hecho, se propicia un empeoramiento del clima", añadió el experto.

El estudio sugiere que los abonos empleados para los biocombustibles producen mucho más nitrógeno del que en un principio estaba previsto --del 3 al 5%--, lo que representa el doble de la cantidad permitida por el International Panel on Climate Change (IPPC) para calcular el impacto de estas sustancias en el cambio climático.

lunes, 1 de octubre de 2007

Dióxido de carbono no provocó el último calentamiento global

Fuente: El Espectador.

El último calentamiento sufrido por el planeta fue provocado por una subida de las temperaturas marinas y no por la acumulación del dióxido de carbono (CO2), reveló un estudio difundido este jueves por la revista Science.

Pero el resultado más extraño de esa investigación señala que el aumento de temperaturas marinas tuvo su origen en las aguas de la Antártida, el continente helado.

Según científicos de la Universidad de California el dióxido de carbono no causó el fin de la última glaciación, al contrario de lo deducido en los registros hallados en las capas de hielo.
“Ya no podemos argumentar que solamente el dióxido de carbono fue el que generó el fin de la glaciación”, dijo Lowell Stott, geólogo autor principal del estudio.

Las temperaturas de las profundidades marinas aumentaron 1.300 años antes que las de la superficie tropical y mucho antes de que aumentaran los niveles de CO2 en la atmósfera, manifestó Stott.

Agrega que su estudio sugiere que la acumulación de ese gas de efecto invernadero en la atmósfera fue resultado del calentamiento y que aceleró el deshielo, pero no fue la causa principal.

Sin embargo, Stott no pone en tela de juicio el hecho de que el CO2 influya en el calentamiento que está experimentando el planeta en los últimos años, según las teorías científicas.

“No quiero que nadie piense que esto es una prueba de que el CO2 no afecte al clima. Sí lo afecta, pero lo importante es que el dióxido de carbono no es el comienzo ni el fin del cambio climático”, señaló.

Según los científicos, el estudio de la salinidad y las temperaturas de los océanos son propiedades que se pueden usar para determinar su origen
Y lo más extraño es que el lento desplazamiento de esas aguas parece haberse iniciado en el océano antártico, hace 19.000 años, según los científicos.

Los investigadores explican que esto se debe a que la mayor temperatura acelera el deshielo y expone las aguas marinas que reflejan menos luz y absorben mayor calor.

El modelo de los autores del estudio, que analizaron la sedimentación marina para calcular los cambios de temperatura, también indica que al modificarse las condiciones termales del océano posiblemente se generó la liberación del CO2 marino, lo cual aceleró el calentamiento global.

“Este es un ejemplo de la forma en que un clima regional se traduce en un cambio climático global”, manifestó Stott.

Según los científicos de la Universidad de California la dinámica climática es mucho más compleja y no se puede asegurar simplemente que el aumento en los niveles de CO2 provoca a su vez el incremento de las temperaturas.

Esas complejidades tienen que entenderse bien para determinar la forma en que ha cambiado el clima en el pasado y cómo lo modificarán en el futuro, agregó Stott.

viernes, 28 de septiembre de 2007

James Lovelock propone usar los océanos para reducir el dióxido de carbono de la atmósfera

Fuente: El Mundo.

MADRID.- Consecuente con su extrema preocupación por el cambio climático generado por la emisión de gases de efecto invernadero, James Lovelock, el científico autor de la 'Hipótesis Gaia', propone un medio drástico para reducir la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera: el uso de los océanos. La idea ha sido lanzada en una extensa 'Carta al director' firmada por él y Chris G. Rapley, del Museo de la Ciencia de Londres.

Lo que Lovelock y Rapley proponen es construir grandes tubos de unos diez metros de diámetro, y entre 100 y 200 de longitud, con una válvula de un sólo paso en la parte inferior. Su finalidad sería mezclar las aguas profundas, ricas en nutrientes, con las superficiales, relativamente más pobres. Esto fertilizaría las algas, con lo que florecerían. Esto tendría dos consecuencias. El dióxido de carbono absorbido por las algas caería al mar, y se generaría sulfuro de metilo, "el precursor de los núcleos que forman nubes que reflejan la luz solar", según la carta.

No obstante, Lovelock y Rapley advierten que esa solución puede fracasar por razones económicas o técnicas. Y que, además, deben tenerse en cuenta las consecuencias que tendría la acidificación del océano.

La propuesta de los autores encaja con la visión de la Tierra-Gaia propuesto por Lovelock: un organismo 'vivo' que se defiende de las infecciones de 'patógenos' como el ser humano. El cambio climático es la respuesta del sistema a la agresión. Lo que ahora proponen es ayudar a la Tierra a 'curarse' a sí misma. "Si no podemos 'curar el planeta' directamente, podemos ayudarle a que se cure sí mismo".

jueves, 27 de septiembre de 2007

Premios Nobel se reunirán en Postdam para hablar cambio climático

Fuente: Los Tiempos.

Quince premios Nobel y una treintena de científicos celebrarán los días 9 y 10 de octubre en Postdam un simposio bajo la presidencia de la canciller Angela Merkel para analizar las consecuencias socio-económico del cambio climático.

Según informó hoy la organización del simposio, al que asistirán numerosos representantes de la economía, la política, y la sociedad civil, las conclusiones del mismo serán enviadas para su debate a la Conferencia sobre Cambio Climático a celebrar en Bali en diciembre.

Entre los Nobel que acudirán a la reunión, organizada por el Instituto de Investigación del Clima de Postdam bajo el lema "Sostenibilidad mundial: Una causa Nobel" y figuran el italiano Carlo Rubbia (Física) y la keniana Wangari Maathai (Paz).

Destacan asimismo en esa relación el británico James Mirrlees (Economía) y el mexicano Mario Molina, éste último Nobel de Química 1995 y descubridor del agujero en la capa de ozono.

viernes, 17 de agosto de 2007

Calentamiento global y efecto 2000

Fuente: Libertad Digital.es.

Ya nos hemos olvidado todos, pero lo cierto es que en los últimos años de la década pasada vivimos un capítulo de histeria similar al que padecemos ahora a cuenta del calentamiento global. El mundo se acabará el 1 de enero del 2000, cuando todos los ordenadores fallen porque se creen que estamos en 1900, dijeron entonces. En diez años el calentamiento será irreversible y no podremos hacer nada para detenerlo, dicen hoy Al Gore y sus secuaces. Entonces se gastó una millonada; cuando no pasó nada se justificó diciendo que había merecido la pena, pero allí donde no se habían hecho grandes esfuerzos suplementarios tampoco tuvieron grandes problemas. Pero el caso es que acabamos de enterarnos de que sí hubo un error debido al efecto 2000 que no se corrigió hasta la semana pasada. Y es gordo.

Uno de los principales registros de temperaturas es el que recopila el Instituto Goddard (GISS) de la NASA. Es la referencia en lo que se refiere a Estados Unidos, que por otra parte es seguramente el país que posee los mejores registros del mundo. Pero por muy buenos que sean, la toma de temperatura en tierra, para series largas, tiene varios problemas imposibles de evitar. El primero son los cambios en el entorno de diversos puntos de recogida de temperaturas. El segundo, que hacer series de temperaturas medias es siempre complicado teniendo sólo algunos puntos de referencia, de modo que se calculan por medio de algoritmos ejecutados por computadores.

Pues bien, Steve McIntyre, el infatigable estadístico responsable de haber echado abajo la infame gráfica del palo de hockey, que mostraba unas temperaturas razonablemente estables durante siglos hasta una subida brutal durante éste, ha encontrado un error en la aplicación encargada de calcular la temperatura media. Un error que, quien lo iba a imaginar, hacía que las temperaturas recientes fueran mayores, exagerando el calentamiento.

Su efecto más significativo es que después de las correcciones pertinentes 1998 deja de ser el año más caluroso en Estados Unidos desde que se registra la temperatura; ahora el cetro le corresponde a 1934, año en el que tengo la impresión de había menos CO2. Será que las depresiones económicas calientan también. Hay quien ha empezado a argumentar que es un error pequeño. Pero todos los años del 2000 al 2005 tenían una temperatura media 0'15 grados superior a la real. El protocolo de Kyoto, ese cuyo cumplimiento nos salvará de la hecatombe, sólo reduciría el calentamiento en 0'07 grados.

Se dan varios hechos adicionales en este caso que resultan más bien graves. El primero es que el GISS está dirigido por James Hansen, el mismo que inició la histeria del calentamiento global en 1988 en una comparecencia en una comisión del Senado dirigida por nada más y nada menos que Al Gore. El segundo, que el instituto dirigido por tan honesto científico no pone a disposición de todo el mundo el software que emplea para calcular la temperatura media; McIntyre ha tenido que hacer ingeniería inversa para averiguar qué error podía tener. Y el tercero es que, estando los datos estadounidenses entre los mejores, ¿cómo no temer los errores que puedan existir en otros países?

Hansen y los suyos, en el mejor de los casos, no revisaron sus algoritmos porque daban los resultados que debían dar para confirmar sus teorías. En el peor, lo sabían perfectamente y por eso los ocultaron; es lo que habría que pensar por defecto de cualquier científico que oculte sus datos o sus métodos. Ninguna de las dos posibilidades resulta demasiado halagüeña para los defensores de la teoría del calentamiento global producido por el hombre. No sólo los modelos no tienen en cuenta muchas cosas, sino que ni siquiera podemos tener confianza en que los datos estén bien.

Por cierto, el blog de McIntyre ha sufrido un ataque de denegación de servicio, según informa Michelle Malkin, y el autor lo ha tenido que sustituir por una página en la que informa del mismo. Cabe imaginar que el culpable del hackeo es alguien para quien el calentamiento es una fe religiosa y no una hipótesis científica. Eso no reduce demasiado el campo de los sospechosos, la verdad.

lunes, 13 de agosto de 2007

La geoingeniería del planeta para impedir su calentamiento

Fuente: Creces.cl.

Paul Cruzen, el mismo que ganó el Premio Nóbel por sus trabajos pioneros sobre la destrucción de la capa de ozono en la estratosfera, ahora sorprende con una idea que parece descabellada: frenar el calentamiento global, mediante el lanzamiento continuo de chorros de megatones de restos sulfurosos más allá de la atmósfera.
Una idea interesante dicen unos. Una pésima idea dicen otros. Es como tratar un síntoma de la enfermedad y no la causa real. Es que no se puede continuar con el incremento de la producción de gases de invernadero. Es una medida desesperada, dicen otros. Pero la idea comienza a discutirse, porque nadie puede poner en duda la estatura de Cruzen, el gestor de la idea. Por ello es que se ha provocado tal reacción, e incluso ya se comienza a tomar en serio la geoingeniería, convirtiéndose en un tópico de respetable conversación.

La geoingeniería ya se planteó en la década de 1970-80, cuando el climatólogo soviético Nikail Budyko sugirió que podría enfriarse la Tierra agregando a la atmósfera pequeñas partículas reflectores de la luz. Muy pronto la misma naturaleza proporcionó los ejemplos prácticos de cómo se podía hacer, cuando erupcionó el volcán Chichón en 1982 y luego el monte Pinatubo en 1991. En esa ocasión los restos estratosféricos del Pinatubo consistentes en gotitas de agua unidas con ácido sulfúrico derivado de los azufres del volcán, reflejaron suficiente luz solar hacia el espacio, como para que durante uno a dos años después de la erupción, se disminuyera el calentamiento de la Tierra en 0.5°C.

Habría que pensar en un volcán humano, que imitara al Pinatubo. Este lanzó 10 millones de toneladas de azufre durante 2 a 3 años, la mayor parte del cual alcanzó más allá de la atmósfera, a la estratosfera. Para lograr enfriar la Tierra en forma permanente, habría que estar enviando, tal vez por siglos y siglos, millones de toneladas de azufre cada año, a más de 10 kilómetros de altura, y así renovar constantemente el escudo protector. "La lluvia ácida resultante sería menor comparada con los niveles actuales", afirman los proponentes.

Incluso ya se discuten los métodos para colocar estas toneladas en la estratosfera. Unos piensan en globos aerostáticos. Otros piensan lanzarlos mediante un gran cañón. Otros proponen que en lugar de azufre, como reflector de la luz solar, se podría usar algo metálico o pequeños retrorreflectores. (Science, vol. 314, 2006, Octubre 20, 2006, Pág. 401).

lunes, 30 de julio de 2007

El cambio climático ha duplicado la frecuencia de huracanes en el último siglo

WASHINGTON (EEUU).- El número de huracanes registrados en el Atlántico Norte se ha duplicado respecto a las cifras registradas hace un siglo debido al calentamiento de la superficie de las aguas, según un estudio del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) de Georgia, que apunta al cambio climático como la principal causa.

Los científicos señalan como ejemplo que el año pasado, que fue mucho menos activo que los dos anteriores debido a la presencia del fenómeno climático de El Niño en el Pacífico, habría sido considerado hace 100 años como una temporada de tormentas muy por encima de la media.

El estudio está centrado en los huracanes y las tormentas tropicales que nacen durante el verano en las costas occidentales de África. Esos ciclones adquieren fuerza y masa a medida que avanzan hacia el oeste y generalmente se internan en el Golfo de México o impactan sobre las costas centroamericanas y de EEUU.

El análisis identifica tres períodos desde 1990 durante los cuales la media de huracanes y tormentas tropicales aumentó de manera considerable. El primero, entre 1900 y 1930, incluyó una media de seis tormentas tropicales, de las cuales cuatro fueron huracanes.

Entre 1930 y 1940 la media anual fue de 10 ciclones, incluyendo cinco tormentas tropicales y cinco huracanes, y entre 1995 y 2005 la media llegó a 15, ocho de los cuales fueron huracanes y siete, tormentas tropicales.

"Estos números son un indicio concreto de que el cambio climático es un factor importante en el número de huracanes del Atlántico", afirma Greg Holland, científico del NCAR y uno de los autores del estudio, publicado por el portal de internet 'Philosophical Transactiones of the Royal Society of London'. Aunque se abstienen de hacer predicciones agoreras, los científicos advierten de que el actual período no se ha estabilizado todavía, lo que significaría que la media en el número de huracanes podría ser más alta en los próximos años.

Calentamiento marino

Según los investigadores, el aumento en el número de huracanes y tormentas tropicales durante el último siglo es paralelo al de las temperaturas marinas, que ha sido en torno a 1,7 grados centígrados.

El calentamiento marino ocurrió en los años anteriores a los fuertes incrementos en la frecuencia de las tormentas, tanto en el periodo que comenzó en 1930 como en el de 1995, y continuó en los años posteriores.

Sin embargo, pese al aumento en la cifra y frecuencia de las tormentas, la proporción de huracanes y tormentas tropicales se ha mantenido sin variaciones importantes. Hasta ahora, los huracanes han representado alrededor del 55% de todos los ciclones tropicales que nacen en el Atlántico.

No obstante, la proporción de huracanes más violentos -aquellos con vientos sostenidos de casi 200 kilómetros por hora-, en relación con los menos intensos y las tormentas tropicales, ha oscilado irregularmente y en los últimos años ha aumentado.

El estudio descarta que los ciclos naturales sean los únicos responsables de este aumento acusado, al igual que rechazan que los errores en la toma de datos anteriores a 1944 pongan en duda las conclusiones del estudio.

Fuente: El Mundo.

jueves, 12 de julio de 2007

El Sol no es culpable del calentamiento global

Los cambios en el Sol no son culpables del calentamiento global

(Reuters) Los cambios en la intensidad de los rayos solares no son los culpables del reciente calentamiento global y, en todo caso, las variaciones solares en los últimos 20 años podrían haber contribuido a un enfriamiento de la Tierra, dijeron el miércoles científicos.

Los hallazgos añaden más evidencias de que es la actividad humana, y no causas naturales, las que han provocado un aumento de la temperatura mundial, que se espera que alcance su segundo mayor nivel este año desde que se establecieran los registros en 1860.

Hay pocas dudas sobre que la variación de las emisiones solares influenciaran el clima de la Tierra en el pasado y podría haber sido un factor en la primera mitad del siglo pasado, pero los investigadores británicos y suizos dijeron que no explican el reciente calentamiento.

"Durante los últimos 20 años, el curso que ha seguido el Sol y que podría haber tenido influencia en el clima de la Tierra ha sido en la dirección contraria a lo requerido para explicar el aumento global en las temperaturas que se ha observado", escribieron en la revista Proceedings of the Royal Society.

La mayoría de los científicos dicen que las emisiones de gases de efecto invernadero, la mayoría de los combustibles fósiles de las plantas energéticas, fábricas y coches, son la causa principal de la alarmante situación actual.

Un reducido grupo apunta a causas naturales del sistema climático o al incremento gradual de la energía de las emisiones solares.

Con el propósito de investigar este posible vínculo, Mike Lockwood del laboratorio inglés Rutherford Appleton y Claus Froehlick del Centro de Radiación Mundial en Davos, Suiza, estudiaron los factores que podrían haber provocado el cambio climático en las últimas décadas, incluyendo las variaciones en la radiación solar total y los rayos cósmicos.

Los datos tuvieron en cuenta un ciclo de 11 años en una mancha solar, que afecta a la cantidad de calor que emite el sol pero no tiene impacto en la temperatura del aire de la superficie de la Tierra, debido a la absorción y mantenimiento del calor por los océanos.

Los investigadores concluyeron que el rápido aumento en la temperatura global observado desde 1980 no puede ser achacado a la variación solar, sea cual sea el mecanismo que se utilice.

La Royal Society británica -una de las academias científicas más antiguas del mundo, fundada en 1660- dijo que el nuevo estudio es una importante llamada de atención a aquellos que son escépticos con el cambio climático.

Fuente: HispaMp3.

jueves, 7 de junio de 2007

El escudo solar podría ser una solución rápida para el calentamiento global

Un escudo solar que refleje parte de la radiación del Sol de nuevo al espacio podría enfriar el clima en sólo una década y ser una solución rápida al cambio climático, dicen los investigadores.

Debido a su rápido efecto, sin embargo, debería desplegarse sólo como último recurso, cuando los “peligros” del cambio climático sean inminentes, advierten.

Los escudos solares no son una idea nueva – tales esquemas de “geoingeniería” para enfriar artificialmente la Tierra están recibiendo un interés creciente, e incluyen propuestas para inyectar aerosoles reflectantes en la estratosfera, desplegar reflectores solares en el espacio y la siembra de nubes a gran escala.

Los escudos están inspirados en los efectos de enfriamiento de las grandes erupciones volcánicas que expulsaron partículas de sulfatos a la estratosfera. Allí, las partículas reflejaban la radiación solar de vuelta al espacio, reduciendo la cantidad de calor que alcanzaba la atmósfera, y por tanto reduciendo el efecto invernadero.

La erupción de 1991 del Monte Pinatubo en las Filipinas enfrió la Tierra unas décimas de grado durante varios años.

Actuación rápida

Ken Caldeira de la Institución Carnegie de Washington, en California, Estados Unidos, y Damon Matthews de la Universidad de Concordia en Canadá, usaron modelos por ordenador para simular los efectos que tendría un escudo solar sobre el clima de la Tierra si las emisiones de gases invernadero se mantuviesen en aumento en un escenario de “situación habitual”.

“Hemos estado intentando señalar algo verdaderamente malo contra la geoingeniería del clima”, dice Caldeira. “Pero es realmente difícil de encontrar”.

Su modelo por ordenador simuló un escudo desplegado gradualmente que compensaría el efecto invernadero de las crecientes concentraciones de dióxido de carbono. Para cuando los niveles de CO2 sean el doble de los de la era pre-industrial – que se predijo que sería a finales del siglo XXI – el escudo necesitaría bloquear el 8% de la radiación solar.

Los investigadores hallaron que un escudo de azufre podría actuar muy rápidamente, bajando las temperaturas a los niveles de principios del siglo XX en una década desde su despliegue.

“El problema es, que la escala temporal de la década funciona en amos sentidos”, dice Caldeira. Un escudo de sulfatos necesitaría ser rellenado continuamente, y el modelo muestra que un fallo en ésto significaría que el clima de la Tierra se vería repentinamente golpeado por todo el efecto caldeador del CO2 que se ha acumulado mientras tanto.

“Por lo que si levantas el escudo y éste falla - o, por ejemplo, los Republicanos colocan el escudo y los Demócratas suben al poder y lo quitan – entonces comprimirás en una o décadas el calentamiento que haya tenido lugar desde que levantaste el escudo”, explica Caldeira.

Comprensión pobre

Un escudo solar no debería atrofiar el crecimiento vegetal necesariamente. De hecho, hay algunas pruebas de que algunas plantas crecieron de forma más vigorosa tras la erupción del Monte Pinatubo debido a que las partículas de sulfatos incrementaron la cantidad de luz difuminada y esto aceleró el crecimiento en las áreas de sombra. Pero si se eliminase repentinamente el escudo, una parte del CO2 almacenado en las plantas se liberaría de pronto cuando las plantas respiren más rápido en unas temperaturas más cálidas.

“Personalmente, como ciudadano y no como científico, no me gusta la geoingeniería debido a su alto riesgo medioambiental”, dijo Caldeira a New Scientist. “Es jugar con unos sistemas complejos poco comprendidos”.

Y la facilidad con la que podría funcionar también es arriesgada, dice: “Estos esquemas son también demasiado baratos y fáciles. Sólo una manguera de incendios dispersando dióxido de azufre a la atmósfera haría el trabajo durante un siglo. Esto costaría unos 100 millones de dólares – nada en comparación con los cientos de miles de millones que se necesitarían para transformar nuestros suministros de energía”.

Pero también cree que es hora de tener en cuenta seriamente los escudos solares. El 1 de junio, James Hansen, jefe del Instituto de la NASA para Estudios Espaciales en los Estados Unidos, publicó un artículo afirmando que el sistema climático de la Tierra había alcanzado un punto de inflexión (Atmospheric Chemistry and Physics, vol 7, p 2287).

¿El mal menor o dos males?

El estudio de Hansen sugiere que sólo un calentamiento moderado adicional probablemente dispararía la desintegración de las capas de hielo de la Antártica Occidental y del Ártico – eventos que serían casi imposibles de invertir.

“Si este es el caso, entonces no tengo claro cual es el camino “más verde”, dice Caldeira. “¿Es mejor dejar que la capa de hielo de Gorenlandia colapse y ahogue a los osos polares hacia su extinción, o dispersar algunas partículas de azufre en la estratosfera?”

Dice que si se ve forzado a tener en cuenta el despliegue de un escudo solar, “necesitaríamos confiar en que no estaríamos creando más problemas de los que resolvemos. Además, es importante comprender el problema en el que estamos hoy – lo cerca que estamos de hacer cambios irreversibles, lo rápido que podemos alterar nuestros sistemas de energía – y comprender lo que podría pasar si intentamos eliminar algunos de los peores resultados mediante la ingeniería del clima “.

Caldeira y Matthews también encontraron que un escudo solar no corregiría las anormalidades en las lluvias. Muy notablemente, los trópicos recibirían menos lluvia en ausencia del efecto invernadero, como predicen los modelos de cambio climático.

Fuente: Ciencia Kanija.

sábado, 19 de mayo de 2007

Los polos tardarían "al menos" mil años en fundirse con las temperaturas actuales

Con los conocimientos actuales acerca del clima no se puede aún predecir qué va a pasar en el futuro, lo que sí se puede afirmar, según el geólogo Carlo Alberto Ricci, es que los polos "no se van a fundir en 50 años; al menos tardarían mil años en hacerlo si la temperatura sigue aumentando".

"Es evidente que la Tierra se está calentando pero aún no sabemos la magnitud de dicho calentamiento", ha asegurado el geólogo y presidente del European Polar Board, quien cree que la Tierra podría estar pasando "simplemente" por un ciclo de calor que puede acabar en cualquier momento.

Hasta 1970 la temperatura en el planeta descendía y, a partir de ese momento, ha ido en aumento, pero "no se sabe si es una tendencia o es solo un fenómeno momentáneo", según Ricci, que viajó a Madrid esta semana para pronunciar una conferencia en CosmoCaixa sobre el cambio climático y su influencia en los polos.

"En la Edad Media hubo una época de calor similar a la actual seguida de la denominada pequeña Edad de Hielo entre 1600 y 1700, lo que indica que hay variaciones en el clima del planeta que ocurren en miles, cientos o sólo decenas de años", ha dicho Ricci.

Todos estos datos y muchos más han sido obtenidos gracias al análisis y estudio del hielo de los polos que son "archivos de la historia de la Tierra", en palabras del geólogo italiano, quien lleva décadas investigando acerca de las regiones polares.

"En los polos podemos rastrear el clima del último millón de años", ha asegurado el investigador, ya que en el hielo se encuentran encerradas partículas que indican la composición de la atmósfera y el comportamiento del clima.

Ciclo de 100.000 años

A través del programa europeo EPICA, en el que Ricci participa, se ha extraído hielo de un millón de años de antigüedad y gracias a él se ha sabido que en este periodo de tiempo se han dado cambios climáticos en ciclos de 100.000 años.

En los últimos 8.000 años de la Tierra, en los que se ha desarrollado la civilización humana, ha habido cambios de varios grados de temperatura en periodos de menos de un siglo, según ha explicado el presidente del European Polar Board. "La variación de 2 o 3 grados que se está dando en la actualidad podría explicarse en base a los ciclos climáticos pero los grandes cambios en la atmósfera no son corrientes y nunca se habían dado antes", ha dicho.

Ricci, que es presidente de la Comisión Italiana para la Antártida, confía que en el marco del Año Polar Internacional, que dio comienzo en el 2007 y concluirá en el 2009, se pueda avanzar en el estudio y conocimiento de las regiones polares y, por tanto, del comportamiento de la Tierra.

El profesor de la Universidad de Siena (Italia) prevé que en unos 10 o 15 años se habrá profundizado algo más en el estudio de los polos y se sabrá mucho más sobre el clima terrestre. "A través de los polos podremos saber qué causó los cambios climáticos en el pasado y cómo va a cambiar el clima en el futuro pero aún es pronto", ha añadido.

Fuente: El Periodico.

jueves, 17 de mayo de 2007

La NASA constata grandes fusiones de nieve en el interior de la Antártida por el aumento de temperatura

Los científicos ya disponían de evidencias de que el calentamiento global afecta a la Antártida, concretamente en la Península Antártica --la lengua de tierra que se aproxima a América del Sur-- y en la zona de banquisas costeras. Sin embargo, se pensaba que el interior del continente helado estaba a salvo, por sus condiciones extremas y altitud de este proceso. No es así. Un equipo de la NASA ha constatado la fusión de importantes masas de nieve en áreas del interior de la Antártida por efecto de la subida de las temperaturas en los últimos años, que afectan a áreas que equivalen a la superficie del estado de California, o lo que es lo mismo, un 80 por ciento de España.

La administración espacial estaodunidense ha informado del hallazgo de "evidencias claras" de que grandes áreas de nieve se fundieron en el interior oeste de la Antártida en el verano austral de 2005 como resultado de las altas temperaturas. Las imágenes vía satélite objeto de estudio han resultado ser prueba de la mayor fusión de nieve nunca detectada en las últimas tres décadas. Sumadas en extensión, las zonas afectadas superan los 400.000 kilómetros cuadrados.

Utilizando el satélite de observación QuikScat, un equipo dirigido por el investigador de la NASA Son Nghiem y el científico del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado, Konrad Steffen, midieron la acumulación y derretimiento de nieve en la Antártida y Groenlandia entre julio de 1999 y julio de 2005.

La fusión de nieve observada se produjo en distintas áreas de la Antártida, incluido el interior del continente helado, y en elevadas altitudes, donde la fusión de nieve se consideraba muy improbable. Asi, evidencias de fusión de nieve han sido descubiertas a 900 kilómetros al interior antártico, asi como a tan sólo 500 del propio Polo Sur, y en elevaciones de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Las temperaturas máximas durante esos periodos fueron inusualmente elevadas, alcanzando más de cinco grados centígrados en una de las zonas afectadas.

"La Antártida había mostrado pequeñas modificaciones en su clima hacia el calentamiento en el pasado más reciente, con la excepción de la Península Antártica, pero ahora grandes regiones están mostrando los primeros signos de impacto del calentamiento tal y como puede interpretarse de un análisis de imáganes de satélite", explicó Steffen. "Los incrementos en la fusión de nieve, como el registrado en 2005, podrían tener un impacto definitivo en una fusión a gran escala de la cobertura de hielo que envuelve a la Antártida, si se mantienen en el tiempo", advirtió.

UN LAGO QUE SE CONGELÓ SIN LLEGAR AL MAR

La gran fusión del verano austral de 2005 fue suficientemente intensa como para crear un gran depósito de agua helada que luego se congeló. Sin embargo, este periodo no fue lo suficientemente prolongado como para que esa masa de agua llegara hasta el mar. Sin embargo, parte de ese agua penetró en el interior de la masa de hielo creando orificios tubulares glaciares llamados molinos. Si una cantidad suficiente de agua se filtra puede conseguir oradar la base de la capa de hielo, provocando en última instancia que la gran masa glaciar continental termine desplazándose masivamente en dirección al mar", previno el investigador.

Los científicos advierten que los cambios en la masa de hielo antártica, la mayor reserva de agua dulce sobre la Tierra, son importantes para entender el aumento en el nivel del mar y puden incidir directamente a largo plazo en el desarrollo del clima global. Por tanto, alertan de la necesidad de seguir monitorizando estos datos.

Fuente: Geomundos.