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jueves, 31 de julio de 2008

Ha nacido un océano

Fuente: Quo.es.

La región tembló, violentos terremotos sacudieron la tierra, los volcanes escupieron su lava y profundas grietas se abrieron en el suelo. El 26 de septiembre de 2005, el geólogo Dereje Ayalew y su equipo de la Universidad de Adís Abeba asistieron a un fenómeno que cambiará la fisionomía del planeta: la aparición de un nuevo océano y un “continente” más sobre la Tierra. Constataban así, Ayalew y sus investigadores, un suceso que habían registrado los satélites. Una franja de 60 kilómetros de longitud se abría en el triángulo de Afar, entre Etiopía, Eritrea y Yibuti, en lo que terminará siendo, dentro de un millón de años la separación del cuerno de África del resto del continente y el avance del mar Rojo sobre esta área.

Los datos de geólogos y geofísicos dicen que se produce con una rapidez inusitada, sobre todo a raíz de los movimientos sísmicos en la zona que Tim Wright, de la Universidad de Oxford, medidos con precisión gracias al satélite Envisat de la Agencia Espacial Europea. Así ha sido posible conocer cómo se inició esta increíble transformación geológica.

Deprisa, deprisa

Hace 30 millones de años, en la región se desencadenó una intensa actividad volcánica y tectónica. África y Arabia, todavía unidas, comenzaron a separarse y aún hoy siguen haciéndolo a razón de 1-2 cm/año. Consecuencia de eso fue la creación de dos fallas que más tarde dieron lugar al mar Rojo y al golfo de Adén. Ahora, en la zona debilitada que se abre en medio de la placa tectónica, el magma emerge y, además de formar el suelo basáltico del futuro océano, origina explosiones volcánicas, erupciones y ríos de lava en las zonas de ruptura de la superficie. Son esas fisuras que Dereje Ayalew observó, las que engulleron a decenas de animales que tardaron demasiado en huir.

No hay dos sin tres

Cerca del lago Victoria, en el sur, se abre una tercera falla que completa el triángulo afectado por esta transformación geológica. Algunas de las zonas de fractura tienen hasta 100 metros de profundidad. En total, son casi 300 kilómetros de anchura del triángulo de Afar los que se están hundiendo a un ritmo de 16 mm/año. El desierto de Danakil, que alcanza los 60ºC, es el más afectado por el proceso. Ya está a 160 metros por debajo del nivel del mar, y será el futuro océano cuando las aguas del mar Rojo logren invadir la zona.

De momento, el paisaje de la región está virando a una estética surrealista. El agua de las lluvias de las zonas etíopes se filtra a través de numerosas fisuras y, al entrar en contacto con el subsuelo magmático, hierve y vuelve al exterior convertida en fumarolas de ácidos colores.
¿Un cuadro de desolación? Sí, pero no la suficiente como para que la tribu que da nombre a la zona, los afar, contemplen a diario cómo las divinidades hacen diabluras en su tierra.

sábado, 3 de mayo de 2008

"El futuro de la humanidad es el océano, allí está la despensa"

Fuente: adn.es.

El año pasado recibió el Premio Nacional de Investigación y ha coordinado el proyecto europeo Límites a la Sostenibilidad Ambiental. La suya es una voz autorizada para hablar de cambio climático, de los recursos que le quedan a la Tierra, y del agua y sus aplicaciones.

¿Se le ha hecho más caso a Al Gore que a los científicos sobre el cambio climático?

Al Gore ya escribió libros antes de Una verdad incómoda y tiene un largo recorrido de compromiso. Ha logrado hacer un uso inteligente de la tecnología y la información. Los científicos no tenemos acceso a esa tecnología.

Hace poco que estuvo en el Ártico. Si se deshiela...

No pasará nada grave porque el hielo que hay ahora sobre al agua ya pesa y ejerce presión en el océano. Otra cosa es la fusión del hielo de Groenlandia, que también está desapareciendo. Allí está sobre tierra y en 300 años se derretirá.

¿El Ártico es la zona más contaminada del planeta?

Tanto es así que las mujeres del pueblo inuit (esquimales) no deberían amamantar a sus hijos por el alto grado de contaminación en sangre. Son los últimos de la cadena trófica y reciben toda la contaminación.

Allí están el 25% de los recursos de gas y petróleo.

De hecho hay tres países del G7 disputándoselos derechos de explotación con comportamientos agresivos. Deberíamos considerar el Ártico como aguas internacionales y patrimonio de todos.

¿Por qué los científicos casan mal con la clase política?

Hay carencia social de cultura científica y los políticos reflejan eso. Se rodean de científicos de cámara con un discurso no crítico porque no quieren crítica.

Pero el debate sobre el agua ha pasado a la política...

El futuro es desalar. No hay ningún problema que ahora generen las desalinizadoras que no sea soluble. La energía eólica marina de ahora y la futura que genere el oleaje producirán energía suficiente para mitigar la emisión de CO2.

¿Entonces no deberíamos hacer trasvases?

El debate no es qué hacer hoy, sino qué panorama tendremos en el futuro. En poco tiempo no habrá excedentes en ninguna cuenca. La España verde ya no existe. Por ejemplo, del Nilo llega al mar el 5% del agua que llegaría en ausencia de captación. Se ha agotado la pesquería y aun kilómetro de la desembocadura ya no detectas agua dulce. En el Amazonas se ha detectado la presencia del río a 400 kilómetros de su final. El ciclo del agua requiere que la dulce llegue al mar para regular corrientes marinas, retornar por evaporación, fertilizar el mar y mantener las costas.

¿Y en Barcelona?

Barcelona tiene un problema puntual que estará resuelto en un par de años como mucho. No se puede polarizar el debate, hay que aportar una solución combinada para crisis como esta.

¿Y para el futuro?

El futuro de la humanidad es el océano, que es el 75% de la superficie terrestre. Allí está la despensa, con más especies marinas domesticadas, y el agua. Cuando nos demos cuenta de la escasez de agua tendremos que aplicarlos recursos. Llegarán las técnicas semisecas, los cultivos tendrán que adecuarse y deberemos modificar algunos hábitos. No es un drama, pero hay que mentalizarse.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Repulsa mundial a un intento de sembrar de hierro el océano

Fuente: El Pais.

El enorme potencial económico del mercado de emisiones de CO2 es el estímulo que ha llevado a Planktos, una empresa estadounidense, a iniciar este mes el mayor experimento hasta la fecha de fertilización del océano con partículas de hierro, provocando la alarma de científicos y naturalistas que temen una catástrofe ecológica. Esta alarma se ha reflejado ya en la Organización Marítima Internacional, que ha manifestado su preocupación por los experimentos de fertilización oceánica que se aprovechan del vacío legal existente, y anticipa su intención de desarrollar normas que controlen este tipo de proyectos.

La teoría es que si se añade hierro a aguas oceánicas ricas en nutrientes pero donde la falta de este elemento impide el crecimiento del fitoplancton (los organismos microscópicos que forman la base de la cadena alimentaria oceánica), se provoca un florecimiento de éste, que al absorber dióxido de carbono de la atmósfera mitigaría así el efecto invernadero. Y de paso, la empresa que lleva a cabo la fertilización se lucraría mediante la venta de derechos de emisión en el futuro mercado.

El problema es que hasta la fecha, todos los experimentos de fertilización se han realizado a pequeña escala y en condiciones muy controladas. En cambio, Planktos quiere verter 100 toneladas de micropartículas de hierro en mar abierto. "Planktos está introduciendo un riesgo desconocido difícil de seguir, controlar y medir", afirma Stuart Banks, un oceanógrafo de la Fundación Charles Darwin, dedicada a proteger las islas Galápagos. Planktos había planeado inicialmente llevar a cabo su experimento en aguas internacionales situadas 350 kilómetros al oeste de las Galápagos. La compañía eligió ese lugar porque se trata de aguas muy pobres en hierro.

Un lugar desconocido

Ahora, debido a las duras críticas de grupos ambientales y del Gobierno ecuatoriano y las amenazas de otros grupos que prometían interceptar el barco de Planktos, que ya ha partido, la compañía se niega a revelar dónde realizará su experimento. Russ George, fundador y director de Planktos, defiende el experimento asegurando que su compañía no busca sólo el beneficio económico, sino también restaurar los ecosistemas marinos. George señala que las poblaciones de plancton llevan décadas disminuyendo a velocidad alarmante. George cree que las preocupaciones de los ecologistas no tienen base, pero aun así reconoce que no puede predecir con total seguridad las consecuencias. "No tenemos suficientes conocimientos", dice. "Pero éste es precisamente el propósito de la misión: recoger información".

George afirma que su objetivo de mercado es principalmente la Unión Europea, y que para poder obtener la autorización para vender derechos de emisión, su empresa necesita desarrollar una metodología basada en datos reales obtenidos de un experimento a gran escala.

Kenneth Coale, líder de varios experimentos de fertilización oceánica con hierro, está preocupado por la falta de control científico: "Ahora mismo, este tema lo están desarrollando capitalistas que quieren obtener beneficios de fertilizar el océano, y la ciencia ha pasado a segunda fila en este debate", afirma.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Científicos descubren bosques debajo del Océano Pacífico

Fuente: Proceso.


Un grupo de científicos ha descubierto un cordón de bosques inmensos y ricos en el lugar menos imaginado: bajo las aguas del Océano Pacífico tropical. Los nuevos bosques están formados por algas gigantes que a su vez dan abrigo a una gran variedad de plantas y animales.

Esto nos recuerda lo poco que conocemos sobre nuestro mundo, todavía. El fondo de los océanos es un espacio muy poco explorado, cada día arroja novedades.

Ver un bosque de algas bajo el mar es algo sumamente impresionante, dicen los biólogos. A veces los campos de algas se ven en la superficie de las zonas bajas del mar, pero quien ve tan sólo eso ni se imagina todo lo que hay debajo.

“Estas plantas puede llagar a crecer hasta entre 30 y 40 metros de profundidad y así y todo llegar a la superficie”, dice el biólogo Michael Graham a NPR. O sea que serían el equivalente a un árbol de 40 metros de altura.

Criaturas marinas de toda forma y tamaño conviven dentro de estos bosques submarinos, pasando tormentas, dejando allí sus huevos y ocultándose de las grandes criaturas que los quieren comer.

Graham dice que los biólogos no saben hoy en día todo sobre los bosques de algas, no saben incluso cómo funcionan. Algo de lo que estaban seguros antes, era que no había bosques de algas en los trópicos. Esto debido a que las aguas tropicales son muy calientes para plantas de este tipo.

James Lovelock propone usar los océanos para reducir el dióxido de carbono de la atmósfera

Fuente: El Mundo.

MADRID.- Consecuente con su extrema preocupación por el cambio climático generado por la emisión de gases de efecto invernadero, James Lovelock, el científico autor de la 'Hipótesis Gaia', propone un medio drástico para reducir la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera: el uso de los océanos. La idea ha sido lanzada en una extensa 'Carta al director' firmada por él y Chris G. Rapley, del Museo de la Ciencia de Londres.

Lo que Lovelock y Rapley proponen es construir grandes tubos de unos diez metros de diámetro, y entre 100 y 200 de longitud, con una válvula de un sólo paso en la parte inferior. Su finalidad sería mezclar las aguas profundas, ricas en nutrientes, con las superficiales, relativamente más pobres. Esto fertilizaría las algas, con lo que florecerían. Esto tendría dos consecuencias. El dióxido de carbono absorbido por las algas caería al mar, y se generaría sulfuro de metilo, "el precursor de los núcleos que forman nubes que reflejan la luz solar", según la carta.

No obstante, Lovelock y Rapley advierten que esa solución puede fracasar por razones económicas o técnicas. Y que, además, deben tenerse en cuenta las consecuencias que tendría la acidificación del océano.

La propuesta de los autores encaja con la visión de la Tierra-Gaia propuesto por Lovelock: un organismo 'vivo' que se defiende de las infecciones de 'patógenos' como el ser humano. El cambio climático es la respuesta del sistema a la agresión. Lo que ahora proponen es ayudar a la Tierra a 'curarse' a sí misma. "Si no podemos 'curar el planeta' directamente, podemos ayudarle a que se cure sí mismo".

lunes, 17 de septiembre de 2007

El deshielo une dos océanos

Fuente: BBC Mundo.

La ruta más directa entre los océanos Atlántico y Pacífico a través del Paso del Noroeste se ha quedado abierta por primera vez desde que la zona comenzó a ser observada hace casi 20 años, según informó la Agencia Europea del Espacio (ESA).

Históricamente, el paso que une ambos océanos a través del Ártico canadiense ha estado congelado, pero según ESA, el deshielo ha hecho que esta ruta sea navegable por primera vez.

El hallazgo, basado en observaciones satelitales, ha incrementado la preocupación sobre el aumento del calentamiento global.

El Paso del Noroeste es una de las rutas marítimas más legendarias del mundo, al ser un atajo entre Europa y Asia a través del Ártico.

Varios exploradores europeos intentaron navegarlo infructuosamente en los siglos XVIII y XIX.

Según ESA, el deshielo ha hecho que esta ruta sea navegable por primera vez desde que las observaciones comenzaron en 1978.

Disputas internacionales

La agencia también informó de que en el Paso del Noreste, a través del Ártico ruso, también se está reduciendo la masa de hielo y que actualmente está solo "parcialmente bloqueado".

La apertura de nuevas rutas marítimas en el Ártico ha fomentado las disputas internacionales en la zona.

Canadá afirma que tiene soberanía sobre el área del Paso del Noroeste que se encuentra en su territorio y que por lo tanto puede prohibir el tránsito en la zona.

Pero la Unión Europea y Estados Unidos no están de acuerdo, y afirman que la nueva ruta debe ser un estrecho internacional que pueda ser utilizado por cualquier embarcación.

jueves, 16 de agosto de 2007

Descubren una gigantesca corriente oceánica submarina

Fuente: El Mundo.

RAFAEL BARQUÍN

MADRID.- Un equipo de científicos australianos ha descubierto una enorme corriente submarina que conecta entre sí los océanos, y ayuda a controlar el clima mundial. La investigación ha exigido el análisis de miles de informaciones sobre muestras de temperatura y salinidad recogidas entre 1950 y 2002, por barcos de investigación, robots submarinos, y satélites. Las conclusiones del estudio vienen recogidas en un artículo publicado este mes en 'Geophysical Research Letters'.

La corriente se movería entre 800 y 1000 metros de profundidad, formando un "cinturón" alrededor de la Antártida. Serviría de enlace entre las aguas meridionales de los océanos Índico, Pacífico y Atlántico. Pasaría al sur de la isla de Tasmania, un lugar que actuaría como "cuello de botella".

El flujo de agua ha sido bautizado como "corriente de Tasmania", y pondría en contacto las grandes corrientes de las cuencas oceánicas, que se mueven en sentido contrario a las agujas del reloj. Esos flujos desempeñan un papel esencial en el control del clima a escala mundial, pues llevan agua fría de los polos a los trópicos, y agua caliente de estos hacia aquellos.

La corriente de Tasmania sería la principal masa de agua en movimiento del "océano meridional" que rodea la Antártida. En tiempos recientes éste ha sido identificado como el principal "pulmón" del clima mundial, pues absorbería una tercera parte del dióxido de carbono recogido por los otros océanos. Precisamente la capacidad de las aguas marinas para asimilar el CO2 emitido por el hombre es uno de los puntos más controvertidos de los modelos de predicción del cambio climático.

El estudio de esta corriente ayudará a mejorar esos modelos. Ken Ridgway, uno de los investigadores, señala que "reconocer la escala y pautas de esas masas de agua submarina significa que pueden ser incorporadas a los modelos empleados por los científicos que realizan proyecciones sobre como el clima puede cambiar."

martes, 10 de julio de 2007

Enviar agua dulce vía corriente oceánica

Pues claro, para qué pagar fletes carísimos, y correr el riesgo de que las tripulaciones y los buques se accidenten mientras navegan, cuando podemos enviarles agua "embotellada" (en bolsas enormes que floten a la deriva) a nuestros vecinos canarios, desde la desembocadura de los ríos de Galicia o Asturias, usando simplemente las corrientes superficiales del Atlántico Norte. La idea no es mía claro, es de un físico australiano llamado Ian Edmons (al que he conocido vía Treehugger), pero es que en Australia están igual que aquí... abunda el agua en el norte y falta en el sur, y la corriente también va en el sentido correcto, así que ¿por qué no aprovechar el OCEAN EXPRESS y sus tarifas de transporte gratuitas? Ya me imagino a los convoys de "Agua del Miño" o "Agua del Sella" descendiendo lentamente, con la corriente, camino de las Canarias.

Fuente: Barrapunto.

lunes, 21 de mayo de 2007

Fertilizar los océanos para sembrar beneficios

¿Puede el plancton salvar el planeta? Algunos tecnócratas de Silicon Valley creen que sí. En un esfuerzo por mitigar los efectos del calentamiento global, varios grupos trabajan en iniciativas para cultivar grandes campos flotantes de plancton destinados a absorber el dióxido de carbono de la atmósfera y llevarlo a las profundidades del océano.

Es una teoría, debatida por los expertos durante años, que todavía suena a ciencia-ficción, y algunos eruditos creen que ésa es la categoría a la que pertenece.

Pero, aunque muchas preguntas siguen sin respuesta, se prevé que el primer proyecto comercial se ponga en marcha este mes, cuando el WeatherBird II, un barco de investigación de 35 metros, zarpe de Florida en dirección a las Galápagos y el Pacífico Sur.

El barco planea disolver varias toneladas métricas de hierro, un nutriente del plancton, en un área de 10.000 kilómetros cuadrados.

Cuando los restos de hierro fomenten el crecimiento y la reproducción del diminuto organismo, los científicos del WeatherBird II calcularán qué cantidad de dióxido de carbono ingiere el plancton.

La idea es similar a la plantación de bosques llenos de árboles inhaladores de carbono, pero en extensiones desiertas del océano.

"Esto es jardinería orgánica, no física cuántica", dice Russ George, consejero delegado de Planktos, la empresa responsable del proyecto del WeatherBird II. "¿Es posible que resulte tan sencillo como nosotros decimos? Estamos a punto de descubrirlo", dice.

Para George, esto no es sólo ciencia y ecología, es un negocio, y posiblemente de los grandes. Nuevos tratados y regulaciones por todo el mundo obligan a las empresas a buscar sistemas para compensar sus emisiones de carbono, y tal vez Planktos y su competencia cobren millones por sus servicios.

Planktos y su rival Climos, fundada por un ex millonario de las puntocom, quieren comercializar la fertilización oceánica. Sus iniciativas subrayan el cada vez mayor esfuerzo por eliminar carbono de la atmósfera. Las soluciones incluyen la reforestación de bosques y la recuperación de toneladas de carbono resultante de la quema de carbón para la electricidad y el petróleo, devolviéndolo al subsuelo.

Desde Silicon Valley, donde los innovadores desvían su atención hacia los negocios medioambientales, empiezan a llegar soluciones tecnológicas. Su rentabilidad económica podría ser considerable, afirma Daniel M. Kammen, catedrático de la Universidad de California en Berkeley.

En Europa, donde existe un mercado de créditos de carbono, compensar una tonelada de emisiones de carbono sólo cuesta 1,4 euros. Pero no hace mucho, esa cifra era de 25,7. Planktos cree poder cosechar unos beneficios sustanciales si obtiene 3,6 euros la tonelada por capturar dióxido de carbono. "El coste de la compensación con estas tecnologías es inferior al de la construcción de placas solares o molinos de viento", dice Kammen.

Pero, según algunos expertos oceanográficos, existe el riesgo de hacer más mal que bien al estimular el crecimiento del plancton. Ken Buesseler, científico de la Woods Hole Oceanographic Institution en Massachusetts, dice que, aunque al principio quizá se absorba el carbono, es probable que parte de él vuelva a la atmósfera cuando el plancton sea consumido o se descomponga.

A algunos académicos les preocupa que las floraciones de plancton puedan liberar metano y óxido nitroso, lo cual aumentaría los gases invernadero. Buesseler ha organizado una conferencia en otoño para reunir a los expertos en fertilización oceánica, evaluar los años de investigación en ese terreno y ver la manera de fomentarla.

Entra en escena George, de 57 años y fundador de Planktos, con sede en California. Después de trabajar como asesor medioambiental en Canadá, se le ocurrió el concepto de Planktos en 1997, el mismo año del Protocolo de Kioto, el tratado que ha impulsado el grueso de las normas para la reducción del carbono.

Según George, su objetivo iba más allá de mitigar las emisiones de carbono; también quería restaurar el plancton perdido por el cambio climático. Las iniciativas del WeatherBird II no implican que la ciencia esté lista para su comercialización, dice, pero pretenden ofrecer una investigación que podría probar su efectividad.

Destacados científicos están participando en los esfuerzos de comercialización. Margaret S. Leinen, ex directora adjunta de geociencia en la National Science Foundation, actualmente dirige a los científicos de Climos. Y es la madre de Dan Whaley, su fundador.

Whaley, que hizo su fortuna durante el auge de las puntocom al fundar Get-There.com, ha organizado una junta de asesores científicos, que incluye al ex presidente de la American Association for the Advancement of Science y al director del National Center for Atmospheric Research.

Whaley no revela cuándo y cómo Climos ofrecerá pruebas al mercado de que puede utilizar la fertilización oceánica para una compensación del carbono a largo plazo. Sin embargo, eso no le impide plantear un reto a Planktos.

"Quien se tome esto en serio debe lograr que se involucren los líderes de la comunidad oceanográfica", asegura Whaley, "y no limitarse a navegar por ahí lanzando hierro por la popa de un barco".

Fuente: El Pais.

sábado, 12 de mayo de 2007

Los modelos informáticos océanicos, cuestionados por unos remolinos

Un grupo de científicos británicos descubrieron unos remolinos submarinos en el Antártico que pueden hacer cambiar los modelos informáticos que simulan las corrientes marinas utilizados para estudiar el calentamiento global, según un estudio que publica este jueves la revista Nature.

Los océanos tienen un papel determinante en el clima, ya que la superficie marina absorbe calor y dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera.

La comprensión del fenómeno de las corrientes oceánicas permite a los científicos, entre otras cosas, hacer predicciones sobre el efecto termorregulador del mar o de si el CO2 absorbido por las algas descenderá a los fondos o volverá al aire.

El nuevo descubrimiento concierne a la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), que enfría las aguas procedentes de latitudes más cálidas de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico.

El equipo dirigido por Alberto Naveira Garabato, del Centro Nacional Oceanográfico de la universidad de Southampton (sur de Inglaterra) tuvo la idea de utilizar un isótopo natural de helio -expulsado por un volcán submarino en el este del Pacífico- para trazar con él esa corriente antártica.

Los científicos se dieron cuenta de que unos remolinos, aparentemente debidos al relieve sinuoso de los fondos marinos, hacían que se mezclaran capas submarinas de diferentes densidades, lo que producía una especie de cortocircuito en la corriente.


Fuente: Terra España.