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sábado, 15 de diciembre de 2007

El Homo sapiens tuvo una evolución acelerada en los últimos 40 mil años

Fuente: Mundo Neanderthal.

Un nuevo estudio genético demuestra que los humanos venimos evolucionando mucho más rápido durante si los últimos 40 mil años.

El estudio fue realizado por John Hawks, Eric T. Wang, Gregory Cochran, Henry C. Harpending, y Robert K. Moyzis. Hawks ya ha hablando sobre él en su blog, y el amigo Paleofreak lo trató en el suyo.

Lo que dice, esencialmente, es que la evolución se ha acelerado debido a un aumento de población en el Homo sapiens. Con este aumento la gente se adaptó más rápido a nuevas enfermedades, nuevas dietas y cambios sociales como las ciudades.

Según Hawks y colegas, los cambios genéticos adaptativos han aumentado de forma casi exponencial desde la aparición de nuestra especie hace unos 200 mil años. Esto contradice a quienes decían que la cultura paralizaba la selección natural de nuestra especie. Por el contrario, Hawks dice que “el aumento demográfico humano se vincula con los cambios en el pasado en las culturas y ecologías humanas. Ambos procesos han contribuido a una extraordinariamente rápida evolución genética en nuestra especie”.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

"El ser humano envejece cuando deja de enamorarse"

Fuente: La Vanguardia.

Madrid. (EFE).- El ser humano envejece cuando deja de enamorarse, ya que a medida que tiene mayor edad existen mayores necesidades de regeneración celular y de compartir la vida con otros, según el ensayista Eduardo Punset, que hoy presentó en Madrid su libro 'El viaje al amor. Las nuevas claves científicas'.

El autor indicó que la biología explica que una persona continúe enamorándose a los 90 años de edad, ya que el instinto de fusión con otro ser crece con la edad. Para el escritor catalán, es una "falacia" pensar que el amor es un acto de generosidad, ya que es la "primera manifestación del instinto de supervivencia" y fusión de los seres vivos.

Además, sostuvo que la primera bacteria existente en el Planeta, hace 3.200 millones de años, fue capaz de amar al sentir la soledad y la necesidad de fundirse con el entorno. A pesar de la evolución desde ese primer organismo, el amor en el ser humano continúa siendo un instinto, una "emoción básica que se manifiesta de manera inconsciente" y que existe en todos los seres vivos.

En las especies superiores, aseguró, la contrapartida del amor es la muerte, porque al crear seres únicos e irrepetibles genéticamente se deja de ser eterno. El autor de 'El viaje al amor', en el que trata de establecer las claves científicas del amor -físicas, químicas y biológicas-, desechó la dimensión racional de ese sentimiento aunque reconoció que el amor no sólo está en los genes, sino que puede potenciarse con el entorno, especialmente en los primeros meses de vida cuando la relación maternal fomenta la autoestima y la curiosidad.

Según Punset, los circuitos cerebrales que se ponen en marcha durante el enamoramiento son los mismos que desarrolla el bebé cuando es atendido por la madre. El problema es que el ser humano no tiene otras armas con las que responder al desamparo del amor que las que posee el niño para sobreponerse al abandono que sufre cuando su madre se aleja de la cuna.

El autor dio las claves para que el miedo al abandono no gane la batalla: tener seguridad en uno mismo y contar con un grado de curiosidad suficiente para poder profundizar en el conocimiento del resto del mundo. Por último, Punset informó de que trabajará durante los próximos diez años en la explicación de por qué el ser humano tiene una capacidad infinita para ser infeliz.

miércoles, 8 de agosto de 2007

La neurobiología y la formación del ser humano

En las amplias discusiones generadas a propósito de la ley que despenaliza el aborto en el Distrito Federal ha sido evidente la intolerancia del PAN y del clero, quienes han insistido una vez más en rechazar los conceptos que no concuerdan con sus creencias y en condenar a quienes los sostienen. Estas discusiones se avivaron por la petición de inconstitucionalidad de la nueva ley, ante la Suprema Corte de Justicia, por parte del presidente de la CNDH y del procurador General de la República. Un punto central en esta discusión es el tiempo en el cual el embrión alcanza un desarrollo suficiente como para considerarlo persona. En este aspecto, en un Estado laico como México las observaciones científicas y los argumentos racionales deben prevalecer sobre las creencias religiosas que, como las de la Iglesia católica, consideran que la persona existe desde el momento mismo de la fecundación del óvulo por el espermatozoide y que por tanto la interrupción voluntaria del embarazo a partir de ese momento es un asesinato.
El avance en el conocimiento sobre el genoma, la fertilización, el desarrollo del embrión y la fisiología del embarazo, ha generado información muy relevante para establecer, desde el punto de vista científico, la etapa del desarrollo embrionario en que se puede considerar que el feto ha adquirido las características de ser humano. En especial, las investigaciones en el campo de la neurobiología han aportado datos fundamentales, pues el funcionamiento del sistema nervioso central es lo que confiere al ser humano las características que lo distinguen y diferencian de otras especies de primates. Tan es así, que la diferencia entre el genoma humano y el genoma del chimpancé es de sólo alrededor del uno por ciento, y datos recientes señalan que la información genética contenida en este uno por ciento es precisamente la que determina las propiedades que distinguen al cerebro humano del cerebro de otros primates. Es por esto que el conocimiento neurobiológico sobre el desarrollo anatómico y funcional del sistema nervioso humano nos permite establecer que no se puede hablar de persona sino hasta el tercer trimestre del embarazo. Las bases más importantes de esta afirmación son las siguientes.
Mientras estén vivas, todas las células del organismo humano tienen vida. Es útil expresar esta redundancia para dejar claro que las células humanas pueden vivir fuera del organismo del que forman parte. Si no fuera así, no podría haber trasplantes de órganos, pues éstos morirían en cuanto se extrajeran del donador. Tampoco podría haber reproducción sexual, ni fertilización in vitro, ni inseminación artificial, pues en todos estos casos los espermatozoides y los óvulos se comportan como células vivas fuera de las gónadas que les dieron origen. Además, todas las células poseen el genoma humano completo, ya que como se demostró desde la clonación de la oveja Dolly, las células adultas de tejidos ya especializados para realizar su función particular pueden desdiferenciarse para dar origen a un organismo completo mediante la clonación reproductiva. Así, es evidente que estar vivas y poseer el genoma humano completo no hace que las células tengan vida humana y puedan considerarse como personas. Si así fuera, tendría que aceptarse que el espermatozoide y el óvulo son medias personas, ya que estas células contienen sólo la mitad del genoma (la mitad de los cromosomas y del ADN que constituye el genoma). Conforme avanza el desarrollo ontogénico, las células humanas se van diferenciando y organizando para formar los tejidos y los órganos, pero no por eso los tejidos y los órganos —los músculos, los huesos, la piel, el riñón, el hígado, el páncreas, los pulmones, el corazón, las glándulas, los ojos, etc.— son personas, pues entonces habría que concluir que la extirpación de un órgano, y aun de un tumor benigno o canceroso, equivaldría a matar miles de millones de personas; además, al trasplantar un órgano se estaría generando una monstruosa quimera formada por millones de personas dentro del cuerpo de otros millones de personas.
Por todo lo anterior, el hecho de que el cigoto o el embrión humano en las primeras semanas de su desarrollo posea el genoma completo de la especie humana no es válido como argumento para considerar al cigoto o al embrión como un ser humano. Desde el punto de vista científico, el ser humano, la persona, es el resultado del desarrollo del organismo cuando éste alcanza la etapa de autonomía fisiológica —la viabilidad fuera del útero materno, ya que mientras tanto depende totalmente del aporte nutricional y hormonal de la mujer— y cuando su sistema nervioso ha adquirido la estructura y la funcionalidad necesarias para percibir estímulos sensoriales, experimentar dolor y adquirir conciencia y autonomía. El sistema nervioso central, y más específicamente la corteza cerebral —el área más desarrollada en los primates, y de entre los primates en el Homo sapiens— constituye el sustrato biológico que determina estas propiedades. Por lo tanto, hasta que no se desarrolle la corteza cerebral no se puede hablar de “vida humana”. Mientras esto no ocurre, la vida de un embrión no difiere sustancialmente de la de cualquier célula, órgano o tejido de un organismo multicelular vivo.
¿Qué nos dicen los estudios neurobiológicos del
desarrollo intrauterino del embrión humano? Los cientos de investigaciones realizadas en los últimos 30 o 40 años permiten concluir que es hasta el tercer trimestre de la gestación cuando se han formado, morfológica y funcionalmente, las estructuras necesarias para que existan sensaciones conscientes, incluyendo en éstas al dolor. A continuación se describen brevemente estos hallazgos.
Antes del día 14 después de la fecundación, el embrión aún puede dividirse para dar lugar a gemelos idénticos, por lo que antes de este período es imposible hablar de individualidad. La aparición del surco primitivo, que ocurre el día 14 después de la fecundación, determina el momento a partir del cual ya no se puede dividir el embrión para producir gemelos idénticos, pero en ese momento no existe todavía el tubo neural que dará origen al sistema nervioso. Los primeros receptores cutáneos se empiezan a formar entre las semanas 8 y 10 de la gestación, y desde la octava semana pueden producirse reflejos espinales. Sin embargo, las neuronas sensoriales que responden a los estímulos dañinos o dolorosos no aparecen sino hasta la semana 19. Además, esto no es suficiente para la percepción consciente del dolor, ya que las vías nerviosas y las conexiones funcionales entre las neuronas de la médula espinal y los grupos neuronales del interior del cerebro, y entre éstos y la corteza cerebral, no pueden formarse todavía porque no hay aún corteza cerebral. La corteza se desarrolla hasta las semanas 23-27 de la gestación, su capacidad de respuesta eléctrica a estímulos sensoriales se alcanza hasta la semana 29, y no hay actividad eléctrica registrada por el electroencefalograma sino hasta la semana 30. Aunque las contracciones faciales en respuesta a estímulos pueden ocurrir entre las semanas 28-30, no parecen ser signos de percepción de sensaciones o de dolor, puesto que también se han observado en fetos anencefálicos en los que no hay desarrollo de la corteza cerebral.
Todos estos estudios han establecido sin lugar a dudas que el feto humano es incapaz de tener sensaciones conscientes antes de las semanas 24-25 del embarazo. Es claro entonces que, si antes de este tiempo de la gestación el feto no puede tener percepciones y por tanto es insensible al dolor, y es también absolutamente incapaz de sufrir o gozar y de tener conciencia, porque todavía no ha adquirido las estructuras, las conexiones y las funciones nerviosas necesarias, biológicamente no puede ser considerado un ser humano aunque sus células tengan el genoma humano completo.
Los principales trabajos científicos que demuestran los datos aquí mencionados se citan en el artículo titulado “La formación de la persona durante el desarrollo intrauterino, desde el punto de vista de la neurobiología”, el cual puede consultarse en la página del Colegio de Bioética, A.C.: www.colbio.org.mx

*Investigador emérito, Instituto de Fisiología Celular, UNAM
*Integrante del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República

Fuente: La Cronica.

viernes, 20 de julio de 2007

Cambio climático, proceso inequívoco que científicos atribuyen acción humana

El aumento de la temperatura media de la Tierra durante las próximas décadas, que en España se traducirá en un incremento de las lluvias torrenciales o más olas de calor, es lo que se conoce como cambio climático, un proceso que los científicos consideran ya "inequívoco" y que atribuyen a la acción del hombre.

El pasado mes de febrero, se dio a conocer el primer informe del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU (IPCC en sus siglas en inglés), que pronosticaba una reducción de los días fríos y de las precipitaciones de lluvia en la cornisa mediterránea, y un aumento de la temperatura media de nuestro país.

El informe auguraba un incremento de la temperatura media de 0,2 grados cada una de las dos próximas décadas y el aumento el nivel del mar.

Constataba una reducción de la cubierta de nieve, la capa de hielo y los glaciares, además del incremento de los eventos climáticos extremos.

Además, los científicos destacaron que desde mediados del siglo XVIII, la actividad humana ha provocado un calentamiento global cinco veces mayor al causado por los cambios en la irradiación solar.

Así, el informe revelaba que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera en 2005 era un 35 por ciento mayor que la que existía en la época pre-industrial.

Un nuevo informe del IPCC, hecho público cuatro meses después, advertía de la urgencia de la mitigación y de que las dos próximas décadas van a ser cruciales para evitar las consecuencias del calentamiento de la tierra.

Destacaba, además, la existencia de un potencial significativo para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2) en todos los sectores en las próximas décadas, suficiente para compensar el crecimiento en las emisiones globales o para reducirlas por debajo de los niveles actuales.

Precisamente para reducir las emisiones de CO2, en diciembre de 1997 se firmó el Protocolo de Kioto, uno de los instrumentos más importantes en la lucha contra el cambio climático, que por primera vez fijaba compromisos concretos para los casi 150 países que lo habían ratificado en febrero de 2005, cuando entró en vigor.

Coincidiendo con ese motivo, se publicó en España el primer estudio que analizaba en profundidad los efectos del cambio climático, que advertía de que nuestro país es uno de los más vulnerables a este fenómeno.


Fuente: unionradio.net.

Si la temperatura de la tierra sube 6º, la vida humana desaparece

En los últimos 50 años la temperatura de la tierra ha ascendido medio grado. Además, si continuamos consumiendo petróleo al ritmo que lo hacemos se acabará en 30 años.
Si la temperatura de la tierra subiese 6 grados desaparecería la vida humana tal y como la conocemos, según un informe elaborado por la Fundación de Cajas de Ahorros, en el que se asegura que

En los últimos 50 años la temperatura de la tierra ha ascendido medio grado y a este ritmo parece inevitable que para fin de siglo suba 2. El estudio de Funcas, Fundacion de Cajas de Ahorros, estima que si llega a los 6 grados sería imposible la vida humana en el planeta.

Ante ello instan a asumir responsabilidad y a tomar medidas porque si no, padeceremos alteraciones en la agricultura y problemas en la seguridad alimentaria lo que provocará enfermedades. En el litoral el nivel del mar ascenderá, se producirán inundaciones y tormentas.

Por otra parte el informe de Funcas recuerda que el consumo energético mundial ha crecido un 30% en las últimas dos décadas. Y las emisiones de CO2 van en aumento.

Respecto a la mayor fuente de energía el petróleo, los expertos indican que si continuamos consumiéndolo al ritmo que lo hacemos (por ejemplo, muchos de nosotros continuamos utilizando el coche de forma individual) en 30 años agotaremos todos los recursos petrolíferos.

La salida puede estar en las energías renovables y alternativas. El informe Panorama social tampoco descarta reconsiderar la energía nuclear.

En definitiva el estudio describe un panorama negro, pero subraya que el futuro dependerá de cómo se aborden ahora los problemas.

Fuente: eitb.

Estudio demuestra que el ser humano es tan sólo originario de África

Londres, Julio 18, (EFE) Un nuevo análisis de más de 4.500 cráneos procedentes de todo el mundo, combinado con estudios sobre las variaciones genéticas en los humanos, demuestra la teoría de que el ser humano es sólo originario de África.

Los resultados del informe, publicado hoy en la revista científica británica "Nature", muestran que la diversidad genética disminuye a medida que la población se aleja más de África, lo que coincide con la teoría de que la población mundial del presente desciende de un número reducido de Homo Sapiens que emigró de África.

Asimismo, al estudiar los cráneos de más de 105 poblaciones distintas descubrieron que sus atributos físicos no sólo variaban más entre los ejemplares del mismo sureste de África, sino que las diferencias disminuían cada vez más cuanto más alejada del continente africano era la zona de donde provenían.

Los orígenes y la dispersión de los primeros humanos anatómicamente modernos ha centrado un debate entre los que sitúan su origen en una región del África subsahariana y los que sostienen que distintas poblaciones evolucionaron de forma independiente desde el Homo Erectus al Homo Sapiens en distintas áreas del planeta.

El primero de los escenarios, apoyado en análisis genéticos, implica una expansión de los humanos hacia Oriente Medio, Europa, Asia, Oceanía y América a partir de un reducido número de emigrantes, lo que habría conducido a una pérdida de la diversidad genética a medida que se incrementaba la distancia con el continente africano.

Liderados por Andrea Manica, del departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, los investigadores sostienen que el estudio demuestra "de forma definitiva" que los humanos del presente se originaron en una única zona de África.

Para asegurar la validez de sus resultados, el equipo de científicos británicos intentó utilizar sus datos para encontrar orígenes de los primeros humanos modernos fuera de África, experimento que concluyó sin resultados.

Fuente: La f.m.

sábado, 14 de julio de 2007

El ser humano es más instintivo que racional

Nuestra conducta diaria es muchísimo más rutinaria de lo que habitualmente creemos.

Los seres humanos sufrimos un avanzado caso de autoengaño, afirma Alex Pentland. Nos agrada vernos como seres libres y conscientes, autosuficientes y alejados de otros animales por nuestra capacidad de razonar. Pero si observamos a la gente de cerca, propone Pentland, veremos que somos mucho más instintivos y mucho más parecidos a otras criaturas de lo que creemos.

Pentland lo ha hecho en el laboratorio de medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, según sus siglas en inglés). Por medio de un dispositivo electrónico monitoreó las actividades diarias de estudiantes, investigadores y ejecutivos que visitan ese centro.

Lo que halló es que el 90% de lo que la mayoría de la gente hace durante el día es tan rutinario que su conducta podría ser prevista con sólo unas pocas ecuaciones matemáticas. Estos descubrimientos son parte de una silenciosa explosión de trabajo psicológico que pone a la conducta humana bajo una misteriosa luz.

"Es difícil aceptarlo -dice el psicólogo John Bargh de la Universidad de Yale-, pero la mayor parte de la vida cotidiana de una persona está determinada no por sus intenciones conscientes y sus elecciones deliberadas, sino por procesos mentales puestos en movimiento por el entorno."

En otras palabras, la mayor parte del tiempo reaccionamos instintivamente ante el mundo que nos rodea. Si ése es el caso, entonces sería mejor que los científicos aprendieran a traer el mundo escondido de las influencias no conscientes a la luz, que es lo que Pentland espera hacer con sus sensores electrónicos.

"Deberíamos reunir datos y examinarlos como un biólogo", asegura, antes de decidir cómo explicar mejor las acciones humanas. Los investigadores que estudian a los animales comienzan a partir de la idea de que las acciones de los animales provienen mecánica y automáticamente sólo de sus instintos. Por el contrario, los psicólogos tienden a ver a la gente como a individuos que actúan sobre la base de pensamientos conscientes.

La idea de Pentland es que podemos explicar y aun predecir mucho de lo que la gente hace sin siquiera referirnos a sus palabras o pensamientos conscientes.

Predicciones acertadas

Pentland y sus colegas crearon sensores portátiles del tamaño de un atado de cigarrillos a partir de teléfonos celulares, usando las señales de las bases de los celulares o de satélites internacionales para rastrear la localización de la persona en un radio de 2 metros.

También tienen un medidor de aceleración que monitorea hasta los mínimos movimientos de la parte superior del cuerpo y un micrófono para registrar los variados aspectos de la conversación. La información es bajada a las computadoras en intervalos regulares para permitirles analizar cualquier patrón significativo.

En numerosos experimentos siguieron a cientos de personas que llevaban los sensores durante semanas o meses. En un estudio, el equipo de Pentland monitoreó a personas que asistían a una conferencia de negocios y trató de predecir quién intercambiaría tarjetas personales.

Uno podría esperar que esto requiriera algún conocimiento de la información que los presentes intercambiaban, para ver si se descubría algún interés en común. Sin embargo, los investigadores encontraron que podían predecir el intercambio de tarjetas con un 80% de certeza sólo buscando una "señal social" particular.

La señal clave en este caso fue lo que apodaron "excitación", que implica la aparición de ciertos pequeños movimientos corporales junto a una pronunciada modulación tanto en volumen como en tono del habla. "Actúan como niños excitados y en movimiento", dice Pentland.

Al ignorar las palabras y pensamientos y centrarse en las señales sociales solamente, las predicciones del grupo llegaron a un nivel desconcertante de perfección en algunos casos. En un estudio en las oficinas de Vetex, una de las más grandes empresas de centros de llamadas del Reino Unido, Pentland pudo predecir con un 87% de exactitud si la llamada de un operador telefónico terminaría en una venta sólo con escuchar su voz grabada durante unos pocos segundos.

Si estos resultados se hubieran dado en monos u otros animales, sostiene Pentland, apenas hubieran sorprendido. Después de todo, todos sabemos que los animales no piensan demasiado y generalmente actúan por instinto. Entonces, puede ser que lo mismo sea cierto también con nosotros.

Conducta automática

"Los datos sugieren que gran parte de la conducta humana es automática y determinada sólo por los instintos", asegura Pentland. Robert Provine, psicólogo de la Universidad de Maryland, va aún más lejos. Sospecha que sólo pensamos que actuamos conscientemente porque una voz interior es tan hábil como para dar razones y explicaciones de nuestra conducta generada inconscientemente.

Otros piensan que tales interpretaciones van demasiado lejos. Sostienen que claramente somos capaces de un pensamiento consciente y que nuestras capacidades mentales sin duda exceden las de otros animales: ningún mono podrá reproducir jamás el razonamiento que llevó a Einstein a la teoría de la relatividad, ni a los cálculos cotidianos que realizamos todos los días, tales como comparar productos o planear nuestras finanzas.

Pero si la toma de decisiones y la conducta inconscientes son más importantes de lo que los psicólogos y científicos sociales han sospechado tradicionalmente, eso despierta la cuestión más profunda respecto de qué es lo que esta forma instintiva de pensar hace por nosotros y cómo puede complementar al pensamiento consciente.

Fuente: HispaMp3.