Fuente: La Vanguardia.
Madrid. (EFE).- El ser humano envejece cuando deja de enamorarse, ya que a medida que tiene mayor edad existen mayores necesidades de regeneración celular y de compartir la vida con otros, según el ensayista Eduardo Punset, que hoy presentó en Madrid su libro 'El viaje al amor. Las nuevas claves científicas'.
El autor indicó que la biología explica que una persona continúe enamorándose a los 90 años de edad, ya que el instinto de fusión con otro ser crece con la edad. Para el escritor catalán, es una "falacia" pensar que el amor es un acto de generosidad, ya que es la "primera manifestación del instinto de supervivencia" y fusión de los seres vivos.
Además, sostuvo que la primera bacteria existente en el Planeta, hace 3.200 millones de años, fue capaz de amar al sentir la soledad y la necesidad de fundirse con el entorno. A pesar de la evolución desde ese primer organismo, el amor en el ser humano continúa siendo un instinto, una "emoción básica que se manifiesta de manera inconsciente" y que existe en todos los seres vivos.
En las especies superiores, aseguró, la contrapartida del amor es la muerte, porque al crear seres únicos e irrepetibles genéticamente se deja de ser eterno. El autor de 'El viaje al amor', en el que trata de establecer las claves científicas del amor -físicas, químicas y biológicas-, desechó la dimensión racional de ese sentimiento aunque reconoció que el amor no sólo está en los genes, sino que puede potenciarse con el entorno, especialmente en los primeros meses de vida cuando la relación maternal fomenta la autoestima y la curiosidad.
Según Punset, los circuitos cerebrales que se ponen en marcha durante el enamoramiento son los mismos que desarrolla el bebé cuando es atendido por la madre. El problema es que el ser humano no tiene otras armas con las que responder al desamparo del amor que las que posee el niño para sobreponerse al abandono que sufre cuando su madre se aleja de la cuna.
El autor dio las claves para que el miedo al abandono no gane la batalla: tener seguridad en uno mismo y contar con un grado de curiosidad suficiente para poder profundizar en el conocimiento del resto del mundo. Por último, Punset informó de que trabajará durante los próximos diez años en la explicación de por qué el ser humano tiene una capacidad infinita para ser infeliz.
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