Cuando el jugador de baloncesto Michael Jordan hacía un alley oop estaba contribuyendo, sin saberlo, al calentamiento global. La cámara de aire de sus Nike Air estaba rellena de hexafluoruro de azufre (SF6), un gas con un potencial de efecto invernadero 24.000 veces superior al del CO2. Un kilogramo de hexafluoruro equivale a las emisiones de CO2 de un coche en un trayecto de 160.000 kilómetros. En la actualidad, este gas letal para el medio ambiente no se utiliza en las zapatillas deportivas -ni para rellenar pelotas de tenis o neumáticos, otras de sus utilidades durante muchos años-, pero se sigue empleando en el sector eléctrico, como aislante en los equipos de corte de alta tensión.
En 1995, se emitían 108.000 toneladas de CO2 equivalente, pero esta cifra se multiplicó por 2,5 en diez años, alcanzando las 271.000 toneladas. Para detener esta escalada, el Ministerio de Medio Ambiente firmó el pasado 27 de marzo un acuerdo voluntario con la industria eléctrica para
reducir un 20% las emisiones de este gas.
"Es insustituible"
En opinión del director de la Agrupación de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctricos de Sercobe, Gustavo Eisenberg, "el acuerdo es ambicioso, porque supone un compromiso importante para los fabricantes". Sin embargo, no contempla el cese de la utilización del SF6 en la industria eléctrica a corto plazo, como ya sucedió en el sector del cerramiento, donde se utilizaba como aislante en el doble acristalamiento. "Hoy por hoy, el hexafluoruro de azufre es insustituible", asegura.
Sin embargo, el investigador José Luis García Fierro, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (CSIC), cree que el SF6 se podría sustituir por CO2 puro o por otros gases inertes -como el helio y el argón- en algunas aplicaciones. "Lo que ocurre es que estos sustitutos son escasos y caros, y además el SF6 es más cómodo de transportar, por eso era un buen candidato cuando se empezó a utilizar", opina.
A juicio de García Fierro, el acuerdo suscrito la semana pasada es positivo, pero "hay que pedir cuentas a las industrias que manejan este gas para que no haya escapes". Para este científico, la única solución es investigar posibles recambios, como se ha hecho en otras industrias. "Se habla mucho del dióxido de carbono, pero el SF6 es el agente más potente de efecto invernadero", apostilla.
El contrato voluntario de reducción de emisiones contempla el establecimiento de líneas de investigación para proyectos de I+D+i, enfocadas a la mejora de los equipos, a la minimización de las emisiones e, incluso, "a la sustitución del SF6 por otras sustancias con menor impacto ambiental".
El subdirector general de Calidad del Aire y Prevención de Riesgos del Ministerio de Medio Ambiente, Israel Pastor, cree que el acuerdo, logrado tras casi dos años de negociación, "está muy bien, teniendo en cuenta el contexto, pero se puede aspirar a más". Su departamento admite que las emisiones de hexafluoruro de azufre se han multiplicado por 2,5 entre 1995-2005, pero recuerda que, en ese mismo periodo, el uso de este tipo de equipos aumentó un 590%.
"Queremos empujar para que se erradique su uso, y cada vez se va a emplear menos, pero hoy por hoy es prematuro hablar de erradicación", reconoce Pastor.
Un gas simpático con mucho éxito en YouTube
El hexafluoruro de azufre es incoloro y cinco veces más denso que el aire. En los concursos científicos de EEUU, es un clásico el número del barco de papel flotando ‘milagrosamente’ en un recipiente lleno de SF6.
El SF6 es el gas de efecto invernadero más potente, pero no es tóxico. Internet está plagado de vídeos en los que diferentes jóvenes inhalan una bocanada de hexafluoruro de azufre. El gas, debido a su densidad, provoca que la voz se escuche a velocidad reducida y mucho más grave.
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