viernes, 4 de abril de 2008

Y la bacteria se comió el antibiótico

Fuente: El Mundo.

Por paradójico que resulte, los antibióticos (esos fármacos diseñados para acabar con las bacterias) pueden ser un rico manjar para estos microorganismos. Un grupo de investigadores acaba de descubrir que multitud de bacterias del entorno son capaces de nutrirse de diferentes tipos de antibióticos. El hallazgo puede aportar nuevas claves sobre las resistencias a los antibióticos.

Se lo comen todo. "Prácticamente todas las moléculas orgánicas de la naturaleza pueden ser comidas por algún tipo de bacterias, por eso no vemos acumulaciones significativas de ningún tipo de material orgánico en el entorno", explica a elmundo.es Gautam Dantas, uno de los autores del trabajo, que acaba de publicar la revista 'Science'.

Sin embargo, nadie se había planteado hasta ahora que en ese 'todo' también pudiesen encontrarse los antibióticos, sustancias sintéticas o naturales pensadas, precisamente, para matar bacterias. "Nuestro trabajo muestra que corren la misma suerte que cualquier otro compuesto orgánico del entorno", agrega este investigador, del departamento de Genética de la Harvard Medical School (EEUU).

Una amplia variedad

Dantas y su equipo intuyeron este curioso fenómeno mientras realizaban una serie de experimentos sobre biocombustibles. Las bacterias están demostrando ser un útil sintetizador de estos carburantes y los investigadores recurrieron a los antibióticos durante experimentos que evaluaban el metabolismo bacteriano. "Nuestro nuevo estudio describe los resultados de un experimento más detallado que hicimos [a partir de aquel hallazgo] para evaluar estos patógenos en diferentes entornos y ante clases más variadas de antibióticos", aclara el investigador.

En efecto, desde antibióticos clásicos como la penicilina a modernas moléculas como la ciprofloxacina resultaron ser una fuente de carbono (uno de los procesos metabólicos de las estos microoganismos) para multitud de bacterias del suelo. Los investigadores cultivaron cepas bacterianas de 11 orígenes diferentes en 18 antibióticos. Todos los fármacos facilitaron el crecimiento de algún tipo de bacteria y seis de ellos nutrían a bacterias de las 11 procedencias estudiadas. "Realmente, nos sorprendió la variedad de bacterias y, sobre todo, su ubicuidad y su capacidad para usar todos los antibióticos estudiados", aclara Dantas.

La más numerosa era la familia de proteobacterias Burkholderiales (41% de las 11 especies aisladas). En este grupo se encuentran también microorganismos que causan enfermedades en el hombre (como 'Bordetella pertussis', causante de la tosferina) y los animales (como 'Burkholderia mallei', culpable de una infección equina llamada muermo).

¿Qué pasa con las bacterias humanas?

"Hemos demostrado que las bacterias que se comen antibióticos están ampliamente esparcidas por el entorno y constituyen un desconocido reservorio de genes [que regulan mecanismos responsables] de la resistencia a los antibióticos que pueden (o no) haber contribuido a los crecientes niveles de bacterias patogénicas resistentes a múltiples fármacos", resume Dantas.

Es más, muchos de los patógenos que se nutrían de los antibióticos están estrechamente relacionados con patógenos que pueden afectar al hombre. "Dada la creciente incidencia de microbios patogénicos resistentes a múltiples fármacos, estábamos especialmente interesados en la relación entre estos microorganismos y las bacterias del entorno que sobreviven en antibióticos. Ahora, hemos continuado con algunos hallazgos excitantes sobre un fenómeno parecido en microbios humanos que planeamos difundir muy pronto", avanza el investigador.

Dantas y su equipo seguirán trabajando para comprender mejor los mecanismos genéticos y bioquímicos que hay detrás de la resistencia de los antibióticos en estas bacterias y ver cómo pueden 'saltar' a los microorganismos que afectan al hombre.

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