El rastro más antiguo de los primeros humanos que pisaron el continente americano son unos excrementos. Datados hace 12.300 años, las heces de unos nativos primitivos ha hecho retroceder más de 1.200 años la historia del Homo sapiens moderno en América y confirma que aquellos pioneros llegaron desde Asia y Siberia, poblaciones con las que comparten lazos genéticos evidentes.
En concreto, por su ADN mitocondrial, se les relaciona con dos subgrupos de nativos que llegaron a esta región hace más de 14.000 años. Fueron los paleontólogos, dirigidos por Dennis L. Jenkins, de la Universidad de Oregón, quienes encontraron en las cuevas Paisley, en este estado norteamericano, 14 excrementos fosilizados (coprolitos) que decidieron enviar al equipo danés de Eske Willerslev para que buscara rastros de ADN humano. Y los encontraron.
Puesto que los coprolitos no habían sido rescatados en las condiciones adecuadas, se corría el riesgo de que hubiera contaminación genética de los propios investigadores, por lo que hubo que analizar el ADN de todos los implicados para descartar esta eventualidad, como así se hizo en su análisis final.
Curiosamente, seis de los excrementos tenían, además de ADN primitivo humano, rastros genéticos de coyotes, zorros o posibles lobos. «Pensamos que puede deberse a que comieron estos animales o a que algún zorro orinó sobre las heces», argumentan los científicos en el artículo que publican hoy en la revista Science.
En todo caso, las pruebas han revelado que las familias genéticas de aquellos individuos son de los tipos A2 y B2, comunes en Siberia y Asia del Este y, por su fecha, son anteriores a la cultura Clovis, considerada hasta ahora la más antigua cultura indígena de América, de la que se han encontrado muy pocos fósiles, aunque sí herramientas.
Por contra, en las cuevas de Oregón no hay utensilios líticos, así que se desconoce la tecnología que tuvieron los inquilinos del lugar. Eso sí, se sabe el lugar de donde venían y lo que comían.
Jenkins y sus estudiantes comenzaron a trabajar en cuatro de las cuevas Paisley en 2002. Allí recuperaron también hilo realizado con fibras de plantas y tendones, piel, cuerdas, clavijas de madera, huesos de animales y una especie de proyectiles. El hilo, por ejemplo, ha sido datado también en 12.750 años de antigüedad. «Al fondo de una cueva, encontramos un hoyo lleno de huesos de ovejas, caballos, camellos y dos coprolitos humanos de hace 14.400 años», ha asegurado el paleontólogo. Con radiocarbono dataron los utensilios en esa fecha, la misma en la que ya antes habían aparecido algunos utensilios en el yacimiento chileno de Monte Verde.
Sin embargo, no todos los expertos comparten sus conclusiones. Algunos todavía creen que puede haber contaminación moderna de ADN y otros apuntan que pueden ser heces de caninos en los que orinaron humanos. En todo caso, ello no pondría en duda la presencia de nuestra especie en el lugar de los hechos. Además, se defiende Jenkins, han encontrado hasta un pelo de aquellos primitivos indígenas. Y, según asegura, seguirá buscando más rastros y encontrándolos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario