19 fonemas diferentes identificaron los científicos en los chillidos que usan los micos para comunicarse, de forma similar a como lo hacen ballenas y delfines con ondas de ultrasonido.
Para pedirle que lo cargue el bebé tití le grita a su mamá: "chiiih"; para responderle que sí, ella emite un aullido más corto: "¡chi!"; para advertir que hay un humano o un felino merodeando, gritan 'Piiip' y para integrarse para enfrentar a un depredador hacen una especie de gorjeo.
Estas especies de diálogos fueron descubiertos por los biólogos Enrique Zerda, profesor de la Universidad Nacional, y Jesualdo Arturo Fuentes, de la Universidad de Antioquia, con el trabajo 'Comunicación vocal del tití gris', que comenzaron el año pasado y que acaban de terminar en su primera etapa.
Esta es la única investigación de bioacústica que se ha desarrollado en Colombia en primates y que intenta identificar el 'idioma' de estos animales.
El tití gris vive a lo largo de la vertiente oriental de la cordillera central, entre Córdoba y Tolima.
Sin embargo, el estudio se concentró en el Bosque Municipal de Mariquita (Tolima), donde se reúnen más de medio centenar de titís que han sobrevivido a la tala de bosques y la cacería.
Para concretar el hallazgo, Fuentes dejó su hogar y se fue a vivir durante un año a este ecosistema. Allí hizo 17 mil grabaciones con un micrófono unidireccional, que luego tuvo que relacionar con una actividad específica en los animales. De este total quedaron 3.465 sonidos audibles.
"Fue tanta la interacción que tuvo Jesualdo con los animales, que cuando yo llegaba al bosque a relevarlo él me decía con solo escuchar a los micos: están comiendo, están cazando, vieron un depredador, en fin. Un ejercicio que necesitó grandes dosis de paciencia", explicó Zerda.
El investigador contó que en ocasiones pasaban días enteros sin ver un solo tití, una especie endémica (única) de Colombia y que está en peligro de extinción. Además de 'chiiih' o 'piiip', los monos usan un 'tuit' para decir que hay algo curioso para investigar.
También, cuando se alejan a cazar, usan un silbido agudo para mantenerse en contacto. "Yo estoy aquí", "y yo aquí", tratan de decir.
Igualmente usan 'piu' para alertar sobre un hallazgo y un trino para llamar a la 'batalla' cuando deben pelear con otro grupo y disputar su territorio.
Es tal la especialización de los sonidos, que los investigadores creen que esta podría ser la causa para que monos de diferentes regiones no puedan interactuar con facilidad cuando se les transporta a otra zona del país o, por ejemplo, cuando se encierran en un zoológico.
"Cada grupo de animales crea su lenguaje, y en el caso de los titíes es más notorio, porque están acostumbrados a vivir en grupos de seis. Se puede decir que en cada bosque tienen señales acústicas diferentes para una misma situación", dijo Zerda.
Este análisis sonoro es el primer paso para hacer un censo del tití gris en todo el país.
"Con estos sonidos sabremos con solo entrar a su hábitat, y casi sin necesidad de mirarlos o de ubicarlos en los árboles, dónde están y cuántos ejemplares aún sobreviven en nuestro país", dijo Zerda.
"Saber el 'idioma' de los titíes nos permitirá hacer un censo y conocer cuántos han sobrevivido a la cacería y la deforestación", agrega Zerda.
Son clave para controlar plagas y roedores
Los titíes grises son animales muy inquietos que viven en lo más alto de los árboles. Se caracterizan por ser muy inquietos. Son pequeños y muy poco visibles.
Para la naturaleza son clave porque en medio de sus saltos y cuando golpean las plantas logran dispersar semillas para el crecimiento de nuevas especies.
También comen roedores y plagas, con lo que controlan su crecimiento en las zonas rurales.
Además de Córdoba y Tolima, se puede ver en los municipios de Cáceres, Valdivia y en el valle medio del río Henchí (nordeste de Antioquia).
También en el sur de Bolívar (incluyendo la Isla de Mompós) y en la orilla occidental del río Magdalena. Igualmente en el departamento de Caldas.
Su principal amenaza no son los felinos sino el hombre, que lo caza principalmente para tenerlo como mascota en los solares de las casas.
También es víctima del tráfico ilegal de especies.
JAVIER SILVA HERRERA
REDACTOR DE EL TIEMPO
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