Quienes sienten terror por las serpientes quizá hayan visto en sus pesadillas al monstruo que vivió hace 60 millones de años en la actual selva colombiana: un reptil similar a una boa constrictor, pero de proporciones descomunales. Sus 13 metros de longitud y más de una tonelada de peso la convierten en la serpiente más grande que jamás habitó la Tierra, según publica hoy Nature.
Uno de sus descubridores, Jonathan Bloch, de la Universidad de Florida, recurre a una comparación cinematográfica para explicar la magnitud del animal: "Es más grande que la que trataba de comerse a Jennifer López en la película Anaconda".
El hallazgo de semejante ejemplar ha sido el premio a la excavación en un emplazamiento excepcional. Dirigidos por Bloch y por el paleobotánico del Instituto Smithsonian en Panamá, Carlos Jaramillo, los investigadores se propusieron desvelar el pasado de los grandes vertebrados en el trópico después de la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años.
Según Bloch, la fauna de este periodo y ecosistema es poco conocida porque la abundante cubierta vegetal en estas áreas dificulta la localización de yacimientos de roca viva donde rastrear en busca de fósiles.
Vértebras gigantes
El equipo tuvo la oportunidad de excavar en uno de esos raros lugares donde la roca aflora, la mina de carbón de Cerrejón, al norte de Colombia. Allí hallaron las gigantescas vértebras fósiles que fueron trasladadas al Museo de Historia Natural de Florida, donde los estudiantes predoctorales Alex Hastings y Jason Bourque reconocieron que era una serpiente. Junto a los huesos se encontraron otros restos de cocodrilos y tortugas gigantes, probables presas de la enorme boa.
El trabajo conjunto del experto en ofidios prehistóricos Jason Head y el paleontólogo David Polly, en la Universidad de Londres, logró convertir los huesos en un modelo digital de la nueva especie, oportunamente bautizada como Titanoboa cerrejonensis.
Los científicos optaron por la estimación más prudente en su reconstrucción. Polly explica que en la simulación asumieron que las vértebras corresponden a la parte media del animal, donde son más grandes. Si estuviera equivocado y los huesos procediesen de la cola o la cabeza, el tamaño del ejemplar sería aún mayor.
Pero, al contrario que los guionistas cinematográficos, los científicos saben que no todo animal que se puede imaginar es biológicamente viable. El hallazgo del monstruo planteaba interesantes incógnitas sobre la ecología y el origen del gigantismo en la que, dice Bloch, es "la serpiente más grande que el mundo ha visto nunca... y, esperemos, nunca verá".
Cambio climático
Polly explica que "la anatomía de una especie está relacionada con su entorno en muchos sentidos". En concreto, los paleontólogos manejan modelos que imponen el límite de tamaño de los poiquilotermos animales de sangre fría, como las serpientes en función de la temperatura media de una época y lugar. También hoy, apunta Bloch, estos animales son más grandes cerca del Ecuador.
El científico señala que, hace entre 65 y 55 millones de años, la región de Cerrejón "era una selva húmeda como hoy, pero hacía más calor y los reptiles de sangre fría eran sustancialmente más grandes". El cálculo de Bloch arroja una temperatura media de entre 30 y 34ºC en el hábitat de Titanoboa, muy por encima de los actuales 28ºC de promedio anual en Cartagena de Indias.
Para los científicos, este dato ayudará a conocer los antiguos ecosistemas y el impacto de los cambios de clima en la fauna y la vegetación, lo que "es relevante para el actual cambio climático", concluye Head.
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