El gobierno japonés planea terminar con la fabricación y venta de las bombillas tradicionales para sustituirlas por lámparas de consumo energético eficiente con el fin de luchar contra el calentamiento global, según ha informado hoy la agencia de noticias Kyodo.
Las tradicionales bombillas de filamento o incandescentes gastan gran parte de la energía que reciben en producir calor en vez de luz, mientras que las fluorescentes consumen una quinta parte de electricidad y duran hasta diez veces más.
El gobierno está trabajando actualmente en los detalles de un proyecto que presentará en 2008 y que incluirá un período de transición de hasta tres años.
Menos contaminantes pero más caras
Tokio estima que, si todos los hogares japoneses reemplazasen sus bombillas por otras energéticamente más eficientes, las emisiones de dióxido de carbono en el país se recortarían en dos millones de toneladas y en un 1,3% de todas las emisiones de gases contaminantes producidas en las viviendas.
No obstante, los analistas aseguran que esta medida generaría malestar entre los consumidores ya que el precio de las bombillas fluorescentes es diez veces mayor que el de las incandescentes y las ventas no terminan de despegar. En 2006 se vendieron 24 millones de unidades de bajo consumo frente a los 135 millones de incandescentes, según datos de la Asociación de Fabricantes de Lámparas Eléctricas de Japón.
El ejecutivo nipón tiene previsto pedir a los fabricantes de lámparas incandescentes que cooperen con este plan y hará un llamamiento a otros países para que apliquen esta medida. China y Australia ya han anunciado que dejarán de vender bombillas tradicionales para avanzar en la lucha contra el calentamiento global.
Esfuerzo por cumplir con Kioto
El plan va dirigido a reducir las emisiones derivadas del gasto energético en los hogares y las oficinas, donde el consumo se ha disparado en los últimos años en Japón, y formará parte del programa de medidas niponas que se presentarán en 2008 para combatir el cambio climático.
En el año fiscal 2005, el dióxido de carbono generado por las oficinas fue un 45% superior a los niveles de 1990 en Japón, mientras que esta cifra era un 36% más elevada en el caso de los hogares.
Este gesto responde a un último esfuerzo de las autoridades japonesas para cumplir con el Protocolo de Kioto, que exige una rebaja de un 5,2% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el país asiático para 2012 sobre la base que se estableció en 1990.
No hay comentarios:
Publicar un comentario