martes, 8 de enero de 2008

Científicos franceses desarrollan una estrategia nueva para frenar el rechazo de los transplantes

Fuente: CORDIS.

Investigadores franceses han desarrollado una nueva terapia que previene de manera satisfactoria el rechazo de los transplantes, al mismo tiempo que evita muchos de los efectos secundarios que conllevan los medicamentos que se administran normalmente a los pacientes transplantados.

Los resultados, llevados a cabo por un equipo dirigido por Joost van Meerwijk del Instituto Nacional Francés para la Salud y la Investigación Médica (INSERM), aparecen publicados en la revista especializada Nature Medicine.

Controlar la reacción inmunológica, extremadamente fuerte, del cuerpo a los órganos transplantados sigue constituyendo un reto importante para la medicina moderna. Los medicamentos inmunosupresores han mejorado la supervivencia del paciente durante el primer año tras el transplante al lograr evitar un rechazo agudo del nuevo órgano. Sin embargo, son menos eficaces para evitar un rechazo crónico, el cual se produce mucho después y afecta a un número importante de pacientes transplantados. Además, como los inmunosupresores bloquean todo el sistema inmunológico, los pacientes que los toman son especialmente propensos a padecer infecciones oportunistas y a desarrollar ciertos tipos de cáncer.

En personas sanas, unas células especiales llamadas linfocitos T reguladores (Tregs) garantizan que el sistema inmunológico del cuerpo no se vuelva contra él. Durante varios años el profesor Van Meerwijk y sus colegas han investigado modos de aprovechar esta función reguladora de las células Tregs en la medicina de transplantes.

En 2004 mostraron que los linfocitos T reguladores inhibían de forma eficaz el rechazo de un transplante de médula ósea llevado a cabo en ratones. Sin embargo, hasta ahora estos linfocitos han resultado ser menos eficaces para evitar el rechazo de transplantes de piel y de corazón. Sin perder el ánimo, los investigadores diseñaron un nuevo experimento basándose en que un transplante de médula ósea facilita posteriores transplantes de órganos.

El primer paso del protocolo recién diseñado implicaba colocar linfocitos T reguladores en un cultivo con células del donante de órganos. Después de un período de dos semanas, las células T «aprendieron» a reconocer el órgano que iba a ser transplantado.

Llegados a ese punto los científicos llevaron a cabo un doble transplante en el ratón receptor, que implicaba tanto la médula ósea como un órgano (ya fuera la piel o el corazón). Al mismo tiempo, los ratones recibieron una inyección de células Tregs del cultivo.

El experimento fue un éxito, ya que no hubo ningún rechazo agudo ni crónico de ningún transplante realizado. «En conclusión, hemos demostrado que células Tregs preestimuladas de forma adecuada pueden usarse para proteger los aloinjertos cutáneos y cardíacos de un rechazo agudo y crónico», informan los científicos.

«Esta terapia celular goza de dos importantes ventajas: una prevención eficaz del rechazo crónico y la especificidad de la inmunosupresión hacia el órgano transplantado, evitando, de este modo, un gran número de efectos secundarios indeseables», comentó el profesor Van Meerwijk.

El siguiente paso es averiguar si el mismo procedimiento podría tener resultados tan eficaces en los humanos. Los investigadores señalan que la inducción de tolerancia a órganos o a tejidos debería ser factible usando el protocolo diseñado por ellos o una versión modificada del mismo. Además, con algunos ajustes también podría utilizarse para inducir tolerancia a los transplantes realizados con órganos de donantes fallecidos.

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