Se ha convertido en el 'Santo Grial' del siglo XXI. Ayer se celebró el Día Mundial de la Vacuna del Sida. Su búsqueda ha sido el objetivo de los científicos desde la aparición del VIH en la década de los 80. Con más de 40 millones de personas que conviven con la enfermedad y 14.000 individuos que se infectan cada día, la obtención de una forma de inmunización eficaz que previniera la infección por este virus se convertiría en el mayor avance en la lucha contra la pandemia. Un logro que beneficiaría especialmente al Tercer Mundo, pero también a España. Los datos presentados esta semana durante la celebración, en Palma de Mallorca, del 'S'imposio Internacional Perspectivas sobre el Sida revelan que somo el país de Europa con mayor número de nuevos casos de infección cada año: 38 por millón de habitantes.
Desde el inicio de la epidemia en 1981 hasta diciembre de 2006 se han notificado en nuestro país 73.977 casos de sida.
Sin embargo, y tal y como reconoce Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de EEUU, en un artículo de revisión que se publica en la última edición de la revista 'The New England Journal of Medicine', «poder llegar a obtener una vacuna para el VIH es un objetivo complejo ya que el virus está equipado para evadir cualquier tipo de ataque inmune. Se han producido algunos progresos en este campo, no obstante tenemos que seguir esforzándonos para comprender mejor cómo actúa».
Este especialista, que firma el artículo junto con Margaret Johnston, directora de la División de Sida del Programa de Investigación en Vacunas del NIAID, insiste en que la línea científica actual es bien diferente a la desarrollada en el pasado, ya que las nuevas vacunas se orientan no a prevenir la infección sino a reducir su impacto en el organismo.
Así, una vez el individuo ya está infectado, la inmunización terapéutica lograría reducir la carga viral, con lo que disminuiría la posibilidad de transmisión del virus. Pero, lo que se busca es retrasar la progresión de la enfermedad, «por lo que la necesidad de tratamiento antirretroviral también se pospondría», recuerda el director del NIAID. Y en este nuevo campo de investigación, las células conocidas como linfocitos T, son las mayores protagonistas. Ellas tienen como misión activar el sistema inmune del organismo reforzándolo frente a la infección viral.
«Mientras que durante años las vacunas se centraban en el envoltorio viral, la mejor comprensión de los mecanismos patogénicos ha dirigido la búsqueda hacia los potenciadores de los linfocitos», se insiste en el artículo.
Ambos firmantes reconocen que que la comunidad científica se muestra «optimista respecto a la capacidad de esta vacuna 'imperfecta' para beneficiar no sólo a los receptores de la misma sino también a los grupos de riesgo». Reconocen que hablar de esta nueva forma de inmunización no implica que se haya desistido en la búsqueda de una vacuna que prevenga la infección por el virus del sida. A la espera de su llegada, los autores del artículo recuerdan que ya están en marcha los ensayos clínicos en fase I y II de las nuevas formas de vacuna.
Tanto Fauci como Johnston puntualizan también que, de constatarse finalmente su eficacia y lograrse su comercialización, «debería ofertarse como parte de un programa preventivo multidisciplinario». Dado que no previene la infección, se tiene que seguir insistiendo en la necesidad de no secundar conductas de riesgo que favorezcan un contagio.
Fuente: El Mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario