Los que más dinero reciben de la industria son quienes más prescriben drogas
NUEVA YORK.- Cuando, después de haber cumplido 12 años, Anya Bailey desarrolló un trastorno de la alimentación, su madre la llevó a un psiquiatra de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, que le prescribió una poderosa droga antipsicótica llamada risperidona.Creada para tratar la esquizofrenia, la risperidona no ha sido aprobada para el tratamiento de los trastornos de la alimentación, pero uno de sus efectos secundarios es aumentar el apetito y los médicos pueden prescribir una droga para otro fin que no sea el aprobado si lo consideran correcto.
Anya subió de peso con esta medicación, pero después de dos años desarrolló un trastorno muscular que afecta su espalda llamada distonía, que limita seriamente sus movimientos. Ahora, tras haber dejado la risperidona, Anya debe recibir periódicas inyecciones de toxina botulínica para desanudar los músculos de su espalda. Habitualmente despierta llorando de dolor.
Isabella Bailey, su mamá, dijo que no tenía idea de que los niños fueran especialmente susceptibles a los efectos secundarios de la risperidona. Tampoco sabía que la risperidona y otras drogas de la misma clase no contaban entonces con la aprobación para ser usadas en niños, o que los estudios clínicos utilizados para justificar su uso pediátrico culminan con no más de ocho niños tomando la medicación.
Igual de sorprendente, dijo la señora Bailey, fue enterarse de que el psiquiatra que supervisó el tratamiento de Anya recibió más de 7000 dólares entre 2003 y 2004 de Johnson & Johnson, el fabricante de risperidona, como pago por conferencias que tenían como tema una de las drogas de esa compañía.
Médicos como el de Anya Bailey aseguran que el dinero que reciben de las compañías farmacéuticas no influye sobre lo que prescriben a sus pacientes. Pero en ninguna especialidad es tan cierto como lo es en psiquiatría que los crecientes pagos que reciben los psiquiatras coinciden con el creciente uso en niños de este relativamente nuevo grupo de drogas llamadas antipsicóticos atípicos.
Estas drogas que lideran el ranking de las más vendidas incluyen la risperidona, la quetiapina, la olanzapina, el aripiprazol y la ziprasidona, y actualmente son prescriptas a más de medio millón de niños en los Estados Unidos para ayudar a sus padres a manejar problemas de comportamiento, a pesar de sus riesgos y de que no han sido aprobadas para ser usadas en menores.
Un análisis realizado por el diario The New York Times de los registros de Minnesota, el único estado de los Estados Unidos que requiere notificaciones públicas de los pagos de los laboratorios a los médicos, constituye un raro documento de cómo las relaciones entre ambos se corresponden con el creciente uso de los antipsicóticos atípicos en niños.
Prescripciones en alza
Entre 2000 y 2005, los pagos de las farmacéuticas a los psiquiatras de Minnesota aumentaron más de seis veces, hasta alcanzar los 1,6 millones de dólares. Durante esos mismos años, las prescripciones de antipsicóticos a niños aumentaron nueve veces.
Aquellos psiquiatras que recibieron sumas más grandes de dinero fueron más propensos a prescribir con mayor frecuencia, muestran los datos. En promedio, los psiquiatras de Minnesota que recibieron al menos 5000 dólares de los fabricantes de antipsicóticos atípicos entre 2000 y 2005 prescribieron tres veces más estas drogas que sus colegas que recibieron menos dinero o nada.
Las farmacéuticas subvencionan a los tomadores de decisiones en todos los niveles de la atención de la salud. Pagan a los médicos que prescriben y recomiendan sus medicamentos, que enseñan a sus colegas sobre esas enfermedades, que realizan estudios y escriben las guías de tratamiento que los médicos suelen seguir a la hora de prescribir.
Pero hay estudios que ofrecen firmes evidencias de que los intereses financieros pueden afectar esas decisiones, aunque muchas veces las personas no lo sepan.
En Minnesota, los psiquiatras recibieron más dinero de las farmacéuticas entre 2000 y 2005 que los médicos de otras especialidades. Los pagos totales a cada uno de los psiquiatras van desde 51 a 689.000 dólares, con un promedio de 1750 dólares. Dado que los registros analizados son incompletos, estas estadísticas probablemente subestimen los ingresos anuales de los psiquiatras.
Estos pagos pueden alentar a los psiquiatras a utilizar los medicamentos de modos que puedan poner en peligro la salud de los pacientes, dijo el doctor Steven E. Hyman, presidente de la Universidad de Harvard y ex director del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos. El creciente uso de los antipsicóticos atípicos es el más problemático ejemplo de ello, agregó Hyman.
"Existe una ironía en que los psiquiatras les pidan a sus pacientes que piensen sobre lo que les sucede, cuando al mismo tiempo ellos no establecen conexiones sobre cómo el dinero está afectando nuestra profesión y está poniendo en riesgo a nuestro pacientes", dijo Hyman.
Fuente: La Nacion.
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