MADRID.- Un desconocido acontecimiento meteorológico extremo en la Antártida trae de cabeza desde hace tiempo a los científicos. En enero (pleno verano antártico) de 2005 y durante una semana, vientos muy templados se desplazaron por el oeste de la Antártida derritiendo superficialmente extensiones tan grandes de nieve como el Estado de California.
Hasta el martes no ha sido divulgada esta información captada entonces por el satélite 'QuickScat' de la NASA, con unos instrumentos capaces de distinguir entre superficies de nieve y heladas. El Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y expertos de la Universidad de Colorado llevan desde entonces dando vueltas al asunto puesto que, si este fenómeno fuera algo más que un acontecimiento extraordinario, habría que empezar a pensar que la Antártida también está en riesgo de descongelación, al igual que está ocurriendo ya en el Artico.
La información fue ayer divulgada por 'The New York Times' y la revista 'New Scientist', donde sus articulistas se preguntan si el fenómeno ha ocurrido más veces en el pasado y si puede repetirse en el futuro. En lo que no muestran dudas es en lo inquietante que resulta que vientos de hasta 41 grados barrieran el interior del Continente Blanco durante siete días, haciendo que los termómetros subieran a cinco grados, cuando normalmente nunca supera los cero grados durante todo el año.
Las huellas de tamaño acontecimiento han quedado reflejadas en los instrumentos del satélite, que según quienes lo han visto, es parecido a cuando la nieve se derrite tras un día de calor y se convierte en nieve primavera y amanece el día siguiente congelada tras una noche de fuerte helada.
Los expertos de la NASA consideran que este suceso meteorológico no ha tenido tiempo suficiente para derretir tanta agua para que se filtrarse entre los glaciares produciendo grietas hasta alcanzar a la superficie terrestre donde se asientan.
Así es como se ha iniciado hace sólo cuatro años el proceso de una mayor deriva de los glaciares hacia el mar en Groenlandia. Primero se filtra el agua, luego lubrica la tierra sobre la que se asienta el hielo y provoca que los glaciares se desplacen a mayor velocidad que nunca. Tal situación de inestabilidad de grandes masas de hielo de cientos de kilómetros cuadrados provoca a su vez otro suceso como son el de los terremotos glaciares, que aceleran aún más el conjunto.
Hasta ahora, el continente helado -salvo en la Península antártica- parece haberse salvado del calentamiento que derrite el Polo Norte. Pero esa estabilidad podría estar en entredicho si el fenómeno de 2005 se reproduce en nuevas ocasiones.
Fuente: El Mundo.
1 comentario:
Buenos artículos.
Te invito a visitar mi nuevo blog, en el que tambien cabrá algun articulo de ciencia.
Saludos a GolpeDeCiencia
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