Santino, un chimpancé de 30 años, ha venido a dar la razón a los científicos cognitivos que estudian a los primates: estos primates hacen planes de futuro, al igual que los humanos, y pueden ser tan malintencionados como ellos.
Desde hace diez años, los cuidadores del zoo de Furuvik, al norte de Estocolmo, han venido observando a Santino, que tiene la costumbre de recoger piedras, seleccionarlas y pulirlas con toda calma para luego arrojarlas con premeditación y alevosía contra los visitantes del parque.
Para los científicos cognitivos de la Universidad de Lund, en el sur de Suecia, ésta es una de las primeras "pruebas claras de que un animal distinto del hombre puede hacer planes para el futuro de manera espontánea".
"Estas observaciones demuestran de forma convincente que nuestros hermanos, los primates, consideran el futuro de modo complejo...y tienen una conciencia altamente desarrollada", afirma Mathias Osvath, autor principal de un estudio publicado en la revista Current Biology.
Osvath explicó que muchos machos dominantes lanzan piedras cuando se sienten vigilados, porque creen que se está invadiendo su territorio, pero el caso de Santino es distinto porque recoge los proyectiles con antelación, lo que denota una planificación y una premeditación.
Según Osvath, los investigadores han registrado muchos comportamientos en los simios que podrían conllevar una planificación, tanto en libertad como en cautiverio, pero por lo general no ha sido posible juzgar si estaban respondiendo a una necesidad presente o futura.
Es el caso de un chimpancé que arranca una rama para "pescar" termitas o recoge una piedra para romper una nuez.
"Los escépticos siempre pueden argumentar que les motiva una circunstancia inmediata y no futura", señala Osvath, para quien este campo de la investigación está "lleno de ideología" ya que a los humanos "les cuesta reconocer que un animal sea igual que ellos".
Otros experimentos con chimpancés y orangutanes realizados en el departamento de ciencia cognitiva de la universidad de Lund han venido a corroborar la teoría de que tienen la capacidad de hacer planes de futuro, aunque se ha argumentado que los animales estaban condicionados por los científicos.
Es incuestionable que Santino, que de santo no tiene nada, no está condicionado por ninguna necesidad inmediata.
En contraste con el estado de extrema agitación que le caracteriza cuando arroja las piedras, "siempre está calmado cuando recoge o fabrica su munición", subraya Osvath.
En opinión del científico, los chimpancés en general, al igual que otros animales, "probablemente tengan la misma habilidad" que Santino.
"Creo que los chimpancés salvajes deben hacerlo incluso mejor ya que dependen de ello para su supervivencia diaria y el entorno de un zoológico es mucho menos complejo que el de la selva", señala.
Este tipo de comportamientos "deben observarse cada día en la naturaleza", añadió y dijo que espera que al conocerse el caso de Santino mucha gente se decida a contar experiencias similares con animales.
Mientras tanto, Santino sigue esperando con su arsenal de piedras a los incautos visitantes del zoo de Furuvik, en Gävle, una ciudad a unos 170 kilómetros al norte de la capital de Suecia.
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