Los sexólogos están habituados a recibir en sus consultas a personas con trastornos en sus relaciones íntimas relacionados con el abuso de drogas. Sin embargo, no hay muchos estudios que hayan profundizado en este problema, que está más extendido de lo que se pudiera pensar, al menos según los resultados de una investigación realizada por un grupo de profesores de la Universidad de Granada sobre una pequeña muestra de adictos a distintas sustancias de esta provincia y también de Alicante.
Este trabajo, realizado sobre un grupo de 120 sujetos drogodependientes (104 varones y 16 mujeres) de 32 años de media, revela que el 72% de los hombres con problemas de adicción a alguna sustancia ha consumido drogas para ser capaces de mantener una relación sexual.
Asimismo, el 65% ha empleado en ocasiones los estupefacientes para mejorar la satisfacción durante el coito. En el caso de las mujeres sólo el 37% necesita las drogas para tener sexo, aunque el pequeño tamaño de la muestra en este caso no permite sacar conclusiones definitivas, según señala a Público uno de los autores del estudio, Pablo Vallejo.
Cocaína e impotenciaLo que sí refleja esta investigación, sin lugar a dudas, es que la cocaína es la sustancia reina, seguida del alcohol, a la hora de tratar de mejorar las relaciones sexuales, ya que el 58% de los varones drogodependientes y el 37% de las mujeres la consume con este fin.
Los autores destacan que con la cocaína se produce una paradoja, sobre todo entre los varones, ya que "la droga más empleada como factor potenciador de la sexualidad es, a la vez, la más incapacitante a nivel sexual", ya que es causa clara de impotencia. Vallejo cree que esto puede deberse a que, como ya se ha demostrado, la cocaína consigue, aunque sólo a dosis bajas y en el corto plazo, ciertas mejoras en la potencia y el placer sexual. "Cada vez hacen falta dosis más altas para conseguir los mismos resultados y llega un momento en el que ya no se produce erección; además de los efectos de la droga, puede darse un condicionamiento al asociarse el estar en la cama con el fracaso y acaba apareciendo la impotencia", explica.
El problema se complica aún más cuando el individuo, que acaba fracasando también a la hora de ajustar las dosis, trata de tomar una droga antagonista para compensar los efectos de una sustancia, como ocurre con el alcohol y la cocaína.
Tal como explica Ignacio Moncada, coordinador del Grupo de Andrología de la Asociación Española de Urología , muchos de los varones empiezan tomando alcohol, después esnifan cocaína para contrarrestar los efectos de la bebida y sentirse más despejados y por último se ven obligados a tomar un fármaco del tipo de Viagra para conseguir la erección". "La cocaína tiene un efecto vasoconstrictor, y dificulta la erección", añade Moncada, que reconoce tener "muchos pacientes consumidores de esta sustancia que están en una situación penosa".
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