Muchos animales emplean el campo magnético terrestre para orientarse, aunque los mecanismos que gobiernan estas brújulas naturales todavía son oscuros. El pasado año, científicos de Alemania y la República Checa describían en PNAS un fenómeno que, según los autores, parecen haber ignorado durante miles de años los ganaderos y cazadores: el ganado doméstico y otros rumiantes, como ciervos y corzos, tienden a alinear sus cuerpos en la dirección magnética norte-sur al pastar o descansar.
Los investigadores llegaron a esta conclusión tras observar más de 11.000 animales y descubrir una pauta común independiente del viento o el sol, dos factores que, decían los autores, se suelen esgrimir para explicar la alineación paralela de los miembros de un rebaño. Los científicos confesaban desconocer qué mecanismos podían regir este comportamiento magnético y cuál podía ser su utilidad para los animales.
En un nuevo estudio publicado en PNAS, el mismo equipo avanza un paso más: las líneas de alta tensión, que producen campos electromagnéticos, rompen esta tendencia. Los investigadores descartan así que sea la posición del sol la que orienta a los animales, pero además plantean interesantes preguntas sobre el posible efecto en otras especies, como los humanos: otros estudios han revelado diferencias en los electroencefalogramas según el sujeto se siente en dirección norte-sur o este-oeste.
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