El sentido del humor tiene su sitio en la mecánica cuántica. Todos esos fotones yendo y viniendo de polarizadores y cañones hacen que los cuánticos acaben teniendo chispa. El filósofo y físico cuántico Bernard dEspagnat (Fourmagnac, Francia, 1921), tiene también, desde hace unos días, un millón de libras (1,06 millones de euros) del Premio Templeton , el premio académico mejor dotado del mundo, creado en 1972 para premiar a los emprendedores de espíritu: investigadores no necesariamente tradicionales que alientan con la ciencia el progreso humano en la comprensión de lo divino.
D'Espagnat es profesor honorario de Física en la Universidad de París-Orsay y, a lo largo de su carrera, ha estudiado las implicaciones filosóficas de la física cuántica en la realidad del ser humano y en la definición de los límites de la ciencia. Además, ha trabajado en el campo de la mecánica cuántica con los merecedores de un Nobel Enrico Fermi uno de los autores de la bomba atómica y Niels Bohr padre de la física cuántica.
La mayoría de la gente se pierde en la física cuántica. Su colega el Nobel Murray Gellman dijo: "Hay más diferencia entre un humano que sabe mecánica cuántica y otro que no sabe, que entre un humano que no sabe mecánica cuántica y cualquier otro de los primates superiores".
Divertida, esa cita. La comprendo y puedo decirle cómo la interpreto. Mire: normalmente la gente espera que la ciencia quite el velo a las apariencias. Que permita alcanzar una realidad que es independiente de nosotros. Por ejemplo: se pensaba que el Sol se levantaba y giraba en el cielo; hemos constatado que es la Tierra la que gira. La ciencia logra eso, por lo tanto se pensó que progresivamente nos llevaría a descubrir la realidad tal como es. La mecánica cuántica es muy extraña, pero no hay acuerdo sobre por qué. Voy a decirle lo que, para mí, la hace extraña: contrariamente a la ciencia clásica, que busca describir la realidad tal y como es, la mecánica cuántica es una predicción de observaciones. Mientras nos limitamos a usarla para predecir, funciona de maravilla. Jamás se la pilló en falta. Incluso cuando hizo predicciones que parecían absurdas. Por el contrario, cuando se intenta comprender como la descripción de una realidad independiente de nosotros, nos encontramos con las peores dificultades.¿Puede dar un ejemplo de esa infalibilidad?
Hay varios, pero el que conozco mejor es la llamada violación de las desigualdades de Bell, porque participé indirectamente. El punto esencial es que las desigualdades (entre cantidades medibles) pueden ser rigurosamente deducidas de nociones que parecen evidentes, como por ejemplo que dos partículas (o cualquier objeto) no pueden prácticamente interactuar si están extremadamente alejadas una de la otra. Pues bien: la mecánica cuántica preveía que esas desigualdades debían de ser violadas. Había que hacer probarlo. Algunos cuánticos trabajamos mucho en las observaciones sobre las desigualdades de Bell, con experimentos muy complejos. Por fin, en 1981, Alain Aspect logró en la Universidad de Paris Orsay reunir las condiciones de observación. Y observamos que habían sido violadas, de acuerdo con las prediccciones cuánticas. Indirectamente, se demostró que había que tomar en serio algo que la mecánica cuántica sugiere desde 1935 y que parecía increíble: que, en general, dos partículas con un origen común nunca llegarán a ser independientes. Sea cual sea la distancia en el espacio, seguirán interactuando. Eso parecía absurdo, no sólo a los ojos del sentido común, sino también a los ojos de la relatividad de Einstein, porque implicaría que las dos partículas se comunicarían a una velocidad superior a la de la luz; implicaría que dos fotones separados 12 metros se correlacionan al instante. Sin embargo, eso es lo que parecen indicar los resultados de la experiencia.
Ustedes los físicos cuánticos tienen cuentas pendientes con la teoría de la relatividad... ¿Cómo nos lo explicaría a nosotros, los no cuánticos, los "primates superiores", como diría Gellman?
Todos los primates superiores y la gente que no conoce la mecánica cuántica tienen en común el hecho de pensar que las cosas existen independientemente de nosotros, tal como las vemos o tal como la ciencia dice que son. Pero, la violación de las desigualdades de Bell confirma la validez de la mecánica cuántica en cuanto a la previsión de lo que observaremos, y anuncia las dificultades con que se encuentra uno si intenta extraer de ello una descripción de la realidad tal y como es, independiente de nosotros. Personalmente, infiero que la mecánica cuántica y la ciencia en general sólo describen la realidad empírica, es decir los fenómenos, las apariencias que son comunes a todos nosotros.
Por lo tanto los dirigentes de los Estados, de las multinacionales y los jefes militares pertenecen a los "primates superiores" de la cita del Nobel...
Quizá, pero a ellos les importa poco, porque son gente de acción. Les interesa que las predicciones sean correctas. El que la mecánica cuántica no describa más que apariencias, no les entorpece en absoluto.
Ahora podemos volver a Einstein ¿Usted cree que es incompatible la teoría de la relatividad con la cuántica?
A causa de la violación de las desigualdades de Bell, puede haber serias dudas sobre la relatividad, especialmente sobre la manera en que Einstein comprendía la relatividad. Hacia el final de su vida, estimaba que las partículas son, y que tienen posiciones en espacio y tiempo. En ese esquema, no podían correlacionarse instantáneamente a distancia, porque ello implicaría una propagación de influencias a una velocidad superior a la luz, cosa inaceptable en la teoría de la relatividad considerada en sentido ontológico. En cuántica, recientemente Nicolas Gisin envió desde Ginebra dos fotones correlacionados a diez kilómetros de distancia en sentidos opuestos. Se constataron correlaciones instantáneas violando las desigualdades de Bell, cosa que permite pensar que se comunicaron entre ellos a una velocidad superior a la luz. La teoría de la relatividad ontológica, por lo tanto, está en dificultades. No obstante, cabe destacar que la cuántica subraya que los seres humanos no podrán utilizar esos fenómenos de correlación a distancia para poder comunicarse. Por lo tanto, interpretar la relatividad como si fuera una descripción, no ontológica, sino simplemente de los fenómenos permitiría eliminar esa dificultad.
Es curioso que la ciencia esté tan afectada en su capacidad a alcanzar la cosa en sí en el preciso instante en que sus aplicaciones tecnológica son omnipotentes e incluso peligrosas.
El cientificismo era una doctrina que nos desecaba. Finalmente, la ciencia descubre sus propios límites. La cuántica nos da esa pista; no seamos más papistas que el Papa.
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