La respuesta rápida sería: “porque ni saben nadar, ni les gusta el frío”. Y no, no tiene nada que ver con la tradición que sostiene que fue San Patricio, patrón de Irlanda, quien las expulsó. La isla irlandesa no es la única en la que no existen serpientes, en Nueva Zelanda tampoco hay ninguna (aunque hace 20 millones de años vivía allí un reptil serpentiforme). Las únicas serpientes que puedes ver en las cercanías de Hawai son las huidizas serpientes marinas, y en la isla se toman muy en serio lo de mantener a raya a las especies foráneas. También hemos oído que no existen serpientes en Groenlandia ni en la Antártica.
Sin aletas y sin barcas, las serpientes lo tienen crudo a la hora de migrar a través de los océanos. Mientras que algunas islas (como la de Gran Bretaña) formaron un día parte de grandes masas de tierra, o al menos se conectaban a ellas mediante puentes naturales; el tiempo frío (glaciaciones) y su escasa coordinación, conspiraron para mantener a las serpientes fuera de las verdes colinas de Eire.
Los investigadores creen que las serpientes surgieron hace unos 100 millones de años en el supercontinente llamado Gondwana, que se fue rompiendo lentamente dando lugar a las actuales Antártica, Sudamérica, África, India y Australia. Eso ayudó a que las serpientes se extendieran por todo el mundo, aunque en aquellos tiempos, Irlanda estaba aún sumergida bajo el mar. A medida que las aguas fueron retrocediendo, las serpientes fueron encontrando nuevos y excitantes hogares, pero entre ellos no estaba Irlanda.
Las serpientes son criaturas de sangre fría, y no saben tricotarse suéters que les ayuden a soportar el frío de Irlanda. El país se mantuvo cubierto por los glaciares durante muchísimo tiempo, y solo se derritió hace apenas 15.000 años. Para entonces, ya no existían puentes de tierra entre Irlanda e Inglaterra, por lo que todas las serpientes que languidecían por tomarse una pinta de Guinness, se vieron atrapadas en la tierra del fish and chips.
Fuente: Maikelnai's Blog.
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