El asteroide 1950 DA, de aproximadamente un kilómetro de diámetro, es el único cuerpo conocido cuya trayectoria apunta a la Tierra, pero en una fecha tan lejana como para dudar de todos los cálculos. Según las previsiones más catastrofistas, la gran roca se proyectaría sobre el océano a 62.000 kilómetros por hora y formaría un tsunami devastador el 16 de marzo del... 2880. Mejor olvídense de él.
El riesgo cero no existe, pero las posibilidades de que en las próximas décadas impacte sobre la Tierra un asteroide de tamaño considerable se reducen a medida que progresan las observaciones astronómicas. Cuanto más objetos se detectan y más se descartan, menos son los que quedan potencialmente amenazantes. "Sí, podría decirse que estamos más protegidos que en 1990 --explica en una entrevista Clark Chapman, científico del Instituto de Investigación del Suroeste, en Boulder (Colorado, EEUU)--. Antes conocíamos el 5% de los grandes asteroides y ahora, en cambio, el porcentaje estimado ya es del 75%. Y seguimos sin tener constancia de uno realmente peligroso al menos en los próximos 100 años". Chapman participó la semana pasada en CosmoCaixa-Barcelona en un congreso sobre meteoroides organizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
DIFÍCILES DE DETECTAR
El investigador, uno de los grandes especialistas en la materia, considera que buena parte del riesgo permanece en los asteroides de entre 50 y 100 metros, técnicamente pequeños pero suficientemente grandes como para atravesar la atmósfera terrestre sin desintegrarse por completo: "Puede haber decenas de miles sin catalogar porque son difíciles de detectar". No llegarían a tocar el suelo, pero explotarían cerca. "Serían como varias bombas de Hiroshima".
El último asteroide de talla considerable que cayó sobre la Tierra, aunque detonó en el aire, se precipitó en 1908 sobre la deshabitada región siberiana de Tunguska y arrasó todo en una radio de 50 kilómetros a la redonda. "Debía de medir unos 50 metros de diámetro --dice Chapman-- y tuvo una fuerza equivalente a 10 megatones". Estadísticamente, un suceso como aquel acontece cada 500 años. Para que un asteroide cause un tsunami de alcance continental sería necesario que cayera en el mar (una posibilidad bastante factible) y que además midiera al menos 300 metros.
APOFIS, DEGRADADO
El asteroide Apofis, de unos 300 metros de diámetro, fue presentado a bombo y platillo por la NASA en el 2004 como una roca amenazadora, con un paso muy cercano a la Tierra en el año 2029, pero observaciones posteriores han limitado el peligro. "A mí no me preocupa especialmente --dice Chapman--. Quizá sea el más amenazador que conocemos, pero las posibilidades de que nos toque son de una entre 40.000. Poca cosa". El investigador explica que las previsiones varían a medida que aumentan las observaciones. "Primero se detecta un asteroide y después se intenta el seguimiento durante semanas o meses. Si un objeto lo observamos repetidas veces, tenemos más posibilidades de calcular su órbita exacta". ¿Todos los objetos peligrosos proceden del cinturón de asteroides, entre Marte y Júpiter? "No todos, pero sí el 75% --responde--. El resto serían trozos de cometas".
El experto cree que la astronomía ha progresado lo suficiente como para poder detectar un asteroide peligroso con décadas de antelación. "En el peor de los casos, si hubiera permanecido escondido tras otro cuerpo, siempre tendríamos un margen mínimo de 10 años". ¿Sería tiempo suficiente para enviar una misión que salvara la Humanidad? "Es difícil saberlo --concluye--. La NASA construyó en menos tiempo la sonda que logró posarse en el asteroide Eros, pero su trayectoria era muy sencilla. No todos son así".
Fuente: elPeriodico.com.
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