Durante siglos los astrónomos han intentado explicar por qué la Vía Láctea se observa con una inclinación desde nuestro planeta. La respuesta es sorprendente: nuestro planeta no pertenece a ella, sino a la galaxia enana Sagitario, que está siendo devorada
Nuestro planeta proviene de otra galaxia, afirmaron investigadores de Estados Unidos.
Los investigadores realizaron un mapeo infrarrojo del cielo nocturno que muestra que nuestro sistema solar tiene su real origen en una galaxia que está siendo devorada por la Vía Láctea.
Durante siglos los astrónomos han intentado explicar por qué la Vía Láctea se observa con una inclinación desde nuestro planeta. La respuesta es sorprendente: la Tierra no pertenece a ella, sino a la galaxia enana Sagitario, que está siendo devorada.
De acuerdo con información recabada por un proyecto que estudia las emisiones infrarrojas en el espacio, encabezado por la Universidad de Massachussets, los astrónomos están respondiendo a interrogantes sobre la relación entre la Vía Láctea y nuestro sistema solar que han permanecido como misterio.
La investigación prueba que la Vía Láctea está consumiendo a uno de sus vecinos en una muestra dramática de canibalismo galáctico.
El estudio publicado en la revista especializada Astrophysical Journal, es el primero en mapear en toda su extensión a la galaxia Sagitario y muestra con detalle cómo sus fragmentos envuelven y atraviesan a la Vía Láctea.
Sagitario es 10 mil veces más pequeña en masa que la Vía Láctea, por lo que está siendo estirada, separada y absorbida.El mapeo infrarrojo fue realizado en 2003.
Equipos de las universidades de Virginia y Massachussets utilizaron una supercomputadora para clasificar unos 50 mil millones de estrellas para crear un mapa estelar que muestra a nuestro sistema solar justo en la intersección en la que ambas galaxias se están uniendo.
"Es claro quién es el fuerte en la interacción", señaló Steven Majewski, profesor de astronomía en la Universidad de Virginia y principal redactor de la investigación.
A través de los mapas infrarrojos, los astrónomos filtraron millones de estrellas para enfocarse en las llamadas M Gigante. Estas estrellas son abundantes en la galaxia Sagitario, pero poco comunes en la Vía Láctea.
Antes de este trabajo, los astrónomos sólo habían detectado algunas estrellas dispersas de la galaxia enana Sagitario. Incluso se desconocía la existencia de ésta hasta que se descubrió el corazón de esta concentración satélite de estrellas en 1994 por parte de un equipo británico de astrónomos.
El ángulo con el que es visible la Vía Láctea se vea en el cielo habían intrigado a los astrónomos. Si nuestro planeta se hubiera originado en la Vía Láctea, estaríamos orientados a la eclíptica de la galaxia, con los planetas alineados alrededor del Sol en un ángulo muy similar al que está alineado nuestro Sol.
Por el contrario, como sugiriera el investigador Matthew Perkins Edwin, el extraño ángulo sugiere que nuestro Sol está influenciado por otro sistema; ahora el mapa infrarrojo parece resolver el enigma y aclarar el verdadero origen de nuestro sistema solar.
"Pertenecemos a otra galaxia en proceso de fusionarse con la Vía Láctea. La Vía Láctea no es de hecho nuestra galaxia de origen. El misterio de por qué la Vía Láctea siempre se ve con un ángulo en el cielo nocturno no había sido respondida hasta hoy", afirma Michael Skrutskie, coautor del estudio y profesor de astronomía de la Universidad de Virginia.
Fuente: El Universal.
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