Fuente: lne.es.
Hallar al primer campesino, encontrar indicios sobre el origen de las sociedades agrícolas en la fachada atlántica europea motivó, hace veinte años, el desplazamiento de un grupo de científicos al macizo kárstico de Arangas, en Cabrales. El grupo, encabezado por Pablo Arias Cabal, catedrático y director del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, inició entonces un proyecto de intervención arqueológica que, a finales de los noventa, concluiría con el descubrimiento de testimonios inéditos sobre uno de los procesos históricos más relevantes y peor documentados de la cornisa cantábrica.
Los trabajos de investigación se centraron en tres galerías del relieve kárstico de Arangas: las cuevas de Los Canes, Tíu Llines y Arangas. Allí vivió el «Hombre de Arangas», el primer agricultor. Hasta ahora se han encontrado tres enterramientos, con otros tantos cadáveres. Las grutas fueron exploradas entre 1985 y 1998, año en el que concluyó la campaña arqueológica con el descubrimiento del testimonio más antiguo sobre la actividad de la metalurgia: un horno de fundición de cobre. Nueve años después, un nuevo equipo científico, coordinado por Pablo Arias Cabal, ha vuelto a Arangas. La campaña de 2007 se desarrolló del 6 al 18 de este mes. Una labor que se ha centrado, principalmente, en la cueva de Arangas, donde las excavaciones han permitido descubrir nuevos restos arqueológicos.
Entre los hallazgos más relevantes de este año destaca un asta de ciervo recortada, probablemente para fabricar algún instrumento, y un raspador de radiolarita. También se han encontrado indicios sobre la recolección de semillas, lo que ayudaría a entender hallazgos de la campaña anterior, como un silo relleno de avellanas. La gran mayoría de los casi 500 objetos hallados son huesos de ciervo, jabalí, corzo, cabra y vaca con más de 2.000 años de antigüedad. Ahora se abre una tarea de investigación que, según Arias Cabal, contribuirá a «entender» algunos hallazgos inéditos de la campaña principal, desarrollada entre 1994 y 1998. En total son más de 30.000 huesos los encontrados hasta la fecha en esta cueva. Algunos de ellos corresponden a fauna adscrita al Mesolítico (8.500 años antes de Cristo) propio de los grupos de cazadores-recolectores. Se han hallado restos de animales «de roca», como corzo, rebeco o cabra montés. Pero en los niveles más recientes también han aparecido restos arqueológicos de especies domésticas como una vaca muy pequeña y también de cerdo que ayudarían a elaborar un listado de animales domésticos introducidos hacia el 4.000 o 5.000 antes de Cristo.
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