Fuente: Universia.
Hasta hoy el conocimiento sobre la evolución del sistema nervioso es uno de los grandes misterios de la ciencia, lo que podría ser revelado por el hallazgo del experto de la Universidad de Concepción, Víctor Gallardo, quien fue invitado a exponer a la NASA
Por Cristhián Escudero Serey
Se trata de una bacteria gigante descubierta frente a las costas de la Octava Región por el Académico y Científico de la Universidad de Concepción, Víctor Gallardo, denominada Anaconda, la cual no necesita oxígeno para sobrevivir y pueden alcanzar un tamaño de 3 milímetros de largo, muy superior al tamaño de los actuales microorganismos que miden unas cuantas fracciones de micrones (entre 0,5 y 5 μm), en proporciones, un milímetro es igual 1000 micras.
El doctor explica que “las características de esta bacteria podrían servir para estudiar cómo se gestó el primer sistema nervioso y cómo transmiten la información a las demás células de su organismo originando pequeños movimientos entre cada una de ellas. Así lo demuestra Anaconda donde sus desplazamientos funcionan parecido a un tren con muchos carros que siguen las órdenes de una sola célula”. Agrega que “es asombroso como ocurre en una estructura tan pequeña”.
El hallazgo de la bacteria es un patrimonio para la biotecnología, porque carece de un sistema nervioso. Sin embargo, puede esquivar obstáculos, avanzar y detenerse, incluso encontrar el camino más corto para llegar a su destino.
Anaconda se caracteriza por ser robusta y medir unos tres mil micrones de largo (3 milímetros), por eso su nombre, y posee una gran coordinación, a pesar de contar con varías células (organismo pluricelular).
Según Gallardo “representa una oportunidad para demostrar que sí existen bacterias pluricelulares, pues los biólogos se niegan a esta idea, ya que se sólo se han descubierto 3 ó 4 especies con más de una unidad celular, entre ellas la Anaconda que es una estructura cilíndrica y filamentosa”.
Aclara que también “son capaces de torcerse un poco y para que puedan hacerlo deben tener una especie de sistema muscular con pequeñas articulaciones que permiten que se contraiga de un lado y se elongue del otro extremo. Por lo mismo son organismos excelentes para el estudio y evolución del sistema muscular. Sería una excelente oportunidad para conocer su evolución en seres superiores”.
El descubrimiento
La revelación fue hecha en febrero del 2004 después que el investigador participara de un crucero alrededor del mundo con uno de los científicos que descifró el genoma humano. El académico aclaró que la primera vez que vio estos microorganismos fue en las Islas Galápagos en unos sedimentos marinos desprovistos de oxígeno con altas concentraciones de Sulfuro de Hidrógeno (Sulshídrico), lugar en que las bacterias conocidas hasta ahora no sobreviven, y por lo mismo, le llamó la atención.
“Es un grupo que posee una gran variedad de fenotipos (formas) que jamás se han visto. Son muy similares a las bacterias de hace tres mil o cuatro mil millones de años. Son una especie de fósiles vivientes”, dice Víctor Gallardo.
Agrega que “pueden existir otras variedades de estos especímenes en los rincones más apartados del globo, donde el hombre no ha explorado como las profundidades marinas, el interior de los volcanes o en lo oculto de la corteza terrestre, es una suerte mi descubrimiento”.
Estos microorganismos, descendientes del período Precámbrico, se encuentran en el mar chileno debido a las corrientes de Humboldt y de Gunther que gozan de niveles muy bajos de oxigeno (0.1 miligramos por litro, lo normal es de 7 ó 8 ml) y ricos en materia orgánica que al descomponerse se produce el Sulshídrico que es el alimento principal de este tipo de bacteria que también podría encontrarse en las aguas que bañan la corteza continental desde el Golfo de Arauco hasta el norte del Perú.
Consecuencias del hallazgo
A raíz del descubrimiento el científico y académico de la Universidad de Concepción fue invitado por la Nasa para participar de un congreso sobre astrobiología, donde expondrá hoy, lunes 27 de agosto, su estudio más reciente en cuanto a la microbiología, la bacteria gigante Anaconda de las costas chilenas de Concepción.
La invitación fue hecha por el director del departamento de Microbiología de la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio de los Estados Unidos (NASA), Richard Hoover, -uno de los microbiólogos más importantes en su campo- quién apenas supo de estos seres prehistóricos vivientes que podrían ser la llave para conocer la vida en el cosmos, llamó al chileno para invitarlo a explicar su labor.
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