viernes, 12 de octubre de 2007

80 millones de años sin echar una cana al aire

Fuente: El Mundo.

MADRID.- El sexo es un gran invento... en términos evolutivos. Las especies que se reproducen sexualmente tienen una gran variedad; cada ejemplar es absolutamente único. Esto les permite adaptarse mejor a su entorno y, por tanto, sobrevivir más tiempo como especie.

Por eso los rotíferos 'bdelloidea' son tan raros. Se trata de microorganismos con una singular boca succionadora en forma de rueda. Su origen puede retrotraerse a, por lo menos, 80 o 100 millones de años. Aunque existen rotíferos machos, son poco frecuentes, por lo que la reproducción asexual por 'partenogénesis' es frecuente. Entre los 'bdelloidea' nunca se han observado especímenes machos, por lo que se supone que esa la única forma en la que se reproducen.

Y esto es lo que resulta extraño. Como, en principio, todos los rotíferos 'bdelloidea' son genéticamente iguales, todos son igualmente sensibles a los cambios del entorno. Por tanto, todos morirían cuando éste no fuera lo bastante favorable. Entre los biólogos se supone que los organismos de reproducción asexual tienen una corta vida como especie. Desde luego, no de 80 millones de años.

Un equipo de investigadores formado por científicos procedentes de universidades de Gran Bretaña, Francia y Alemania cree haber encontrado una explicación. La clave estaría en el llamado 'efecto Meselson', un fenómeno teórico según el cual dos copias de un gen pueden tomar diferentes papeles biológicos a lo largo del tiempo.

En el caso concreto del 'bdelloidea' los investigadores creen haber identificado dos genes 'LEA' (es decir, abundantes en la última fase de la embriogénesis) que inicialmente eran dos versiones (alelos) de un solo gen. Esos genes desempeñan funciones diferentes, pero complementarias, que ayudarían al individuo a sobrevivir en distintos ambientes. La proteína que regula uno de ellos impide la desecación de ciertas enzimas cuando hay escasez de agua al agruparlas en un bloque; mientras que la otra protege la membrana celular. Los investigadores creen que las diferentes funciones de los genes podrían haber proporcionado a este rotifero un mecanismo para generar una cierta diversidad.

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