Investigaciones previas han demostrado que aprendemos más en cosas sobre las que hicimos inicialmente predicciones incorrectas que sobre aquellas cuyas predicciones iniciales fueron acertadas. El elemento de sorpresa en el descubrimiento de que estábamos equivocados conduce al aprendizaje, pero esta investigación es la primera en demostrar lo sorprendentemente rápido que puede ser nuestro cerebro. Este descubrimiento fue posible gracias al uso de registros electrofisiológicos, los cuales permiten a los investigadores detectar procesos en el cerebro en el instante en que tienen lugar.
“Suena un poco a tópico decir que aprendemos más de nuestros errores que de nuestros éxitos”, dijo el Profesor de Psicología Andy Wills en la Escuela de Psicología de la Universidad de Exeter, “pero por primera vez hemos establecido lo rápido que el cerebro trabaja para ayudarnos a evitar la repetición de errores. Monitorizando la actividad cerebral cuando tiene lugar, fuimos capaces de identificar el momento en que este mecanismo entra en juego”.
Para este estudio, un grupo de voluntarios tomó parte en una tarea computerizada, la cual involucraba hacer predicciones basándose en información que se les proporcionaba. Se introducía entonces nueva información, que hacía incorrectas muchas predicciones, por lo que debían aprender de ésta para evitar repetir el error. Mientras hacían esto, su actividad cerebral era registrada a través de 58 electrodos situados en su cuero cabelludo. Los investigadores identificaron actividad en la región temporal baja del cerebro, el área más cercana a las sienes. Esto tenía lugar casi inmediatamente después de que a la persona se le presentase el objeto visual que anteriormente le había hecho fallar, y antes de ésto hubo un periodo para la consideración consciente.
La mayoría de las investigaciones previas en este campo se han centrado en los lóbulos frontales del cerebro, que son las áreas asociadas con los procesos de pensamiento humanos sofisticados tales como la planificación, análisis y toma de decisiones consciente. La región temporal baja del cerebro, que era el foco para esta actividad, es el responsable del reconocimiento visual de objetos.
’Esta señal del cerebro podría ayudarnos en situaciones muy distintas”, dijo el Profesor Wills. “Por ejemplo, cuando conducimos en el extranjero a veces las normas de tráfico difieren. Podemos cometer un error la primera vez al interpretar incorrectamente una situación, por ejemplo no dándonos cuenta de que en los Estados Unidos los coches pueden girar a la derecha con un semáforo en rojo. La próxima vez que estemos conduciendo por allí y veamos una luz roja, esta señal de aviso temprano nos alertará inmediatamente de nuestro error anterior y evitará que volvamos a repetirlo”.
Esta investigación fue financiada por el BBSRC.
Fuente: Ciencia Kanija.
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