MADRID.- Es el ave más grande que jamás surcó los cielos de la tierra, y lo hizo fundamentalmente en la pampa argentina hace unos seis millones de años. Ahora, gracias a la ayuda de unos complejos modelos informáticos y de los fósiles hallados en varios lugares de Argentina, los científicos han logrado reconstruir informáticamente el vuelo del 'Argentavis magnificens', el cóndor gigante.
Los restos de esta ave prehistórica fueron hallados por científicos argentinos en 1979 en Salinas Grandes, en la Pampa argentina. Son los Argentavis magnificens, unas aves gigantes de la familia de los Teratónidos que se desarrollaron y esparcieron por América y Australia durante el Mioceno.
Según los fósiles que se han encontrado, llegaban a medir unos ocho metros de envergadura, algo considerado excesivo para un ave voladora, aunque según han demostrado ahora unos científicos del Museo de Historia Natural de Los Ángeles sí que lo hacía, aunque su fuerte era el planeo.
Para llevar a cabo sus demostraciones, los investigadores han utilizado un software inicialmente pensado para helicópteros, calculando los parámetros de vuelo en función de los huesos encontrados del Argentavis, y tomando como referencia dos conocidos algoritmos habitualmente usados en aviación. Los resultados, que esta semana publica la revista 'Proceedings of the National Academyu of Sciences, muestran que a pesar sus poderosos pectorales, el gigantesco cóndor habría sido incapaz de levantar vuelo sólo batiendo las alas.
Sin embargo, el ave era un planeador de alto rendimiento capaz de extraer la máxima energía posible de su ambiente aéreo, con un radio de vuelo de unos 30 metros, lo suficientemente corto para que pudiera mantenerse en vuelo gracias a las corrientes termales, que le podrían llevar hasta las planicies donde podría cazar con menos dificultades.
Y es que todo en estas aves prehistóricas era de un tamaño descomunal. A su envergadura hay que sumar su peso, aproximadamente 100 kilos, y un tamaño similar al de una avioneta Cessna 152. Medía 3,50 metros desde el pico hasta la cola, 2,50 metros de alto, y sus plumas alares medían un metro cada una. Sólo superado por los reptiles Quetzacoatl de la familia de los pterosauridos.
Fuente: El Mundo.
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