lunes, 18 de junio de 2007

EFECTO BOOMERANG

Datos provistos por satélites de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), de Estados Unidos, mostraron un efecto preocupante del aumento de la temperatura global causado por la actividad humana: el fitoplancton, alimento primario de los peces está en retroceso.

Los resultados del estudio realizado por investigadores de la Universidad de California fueron publicados en la revista científica británica Nature.

El fitoplancton no solo inicia la cadena alimenticia en el mar, también cumple con una importante función equivalente a la de las plantas terrestres: mantener niveles estables de dióxido de carbono, el principal gas causante del efecto invernadero.

La escasez de los productores primarios más importantes del océano genera un círculo vicioso.

Como no pueden reducir la contaminación, la temperatura del agua en los océanos aumenta, lo que restringe su reproducción, señaló el autor principal del estudio, David Siegel.

La variación de la temperatura marina —explicó— está vinculada al desarrollo de esas plantas, las cuales crecen con mayor rapidez en aguas frías.

Aunque el estudio no reveló potenciales proyecciones de la vida marina, encontró que de 1997 a 1999 se elevó la producción de fitoplancton al enfriarse los mares por la ausencia de los fenómenos naturales de el Niño y la Niña.

Pero «a partir de 1999, el clima ha estado en un período de calentamiento que lleva a reducir la salud de la flora oceánica», indicó Siegel.

IMPACTO

El retroceso en la reproducción de fitoplancton, como resultado del efecto invernadero, podría tener un impacto negativo sobre la población de peces, que ya sufren las consecuencias de la contaminación y captura excesiva y también sobre el hombre.

Un pronóstico nada alentador difundido en la revista Science, señaló que para mediados del presente siglo bonitos, atunes, ostiones, sardinas y el resto de las especies de peces, que amenizan nuestras mesas, no serán más que un recuerdo.

Cerca de un tercio de las aguas marinas sufrieron una merma drástica en la población de esos ejemplares y lejos de disminuir, el problema va en aumento, indicó el autor principal del estudio, Boris Worm, de la Universidad de Dalhousie, en Halifax, Nueva Escocia.

«Igualmente en las áreas costeras y todo el océano, observamos el mismo panorama. Cuando se van perdiendo especies disminuye la productividad y la estabilidad de ecosistemas enteros», dijo el investigador.

«Me asombró y me inquietó lo constante que es ese factor, más allá de lo que sospechábamos», acotó Worm.

Según los científicos, tanto el retroceso del fitoplancton y de la población de peces en los océanos, son advertencias sobre el efecto boomerang que tendrá sobre el hombre el cambio climático y la contaminación de las aguas, si no se toman medidas a tiempo.

Fuente: alma mater.

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