viernes, 11 de mayo de 2007

Nanotemores y megapolíticas

El Council for Science and Technology, CST, ha criticado hace unos días, ver The Telegraph, en un documento oficial (Nonoscience and Nanotechnologies Review), al gobierno de su país por no haber cumplido la promesa de crear un programa de investigación para estudiar el impacto sobre la salud y el medioambiente de los nanomateriales. La forma utilizada para expresar la queja ha sido “extraordinariamente decepcionante”, una expresión nada frecuente en este tipo de declaraciones. El compromiso que menciona se adquirió en julio de 2004 en un documento, Nanoscience and Naotechnologies, que firmaron conjuntamente la Royal Society y la Royal Academy of Engineering, dos instituciones que acaban de sumarse a las recomendaciones de la CST.

Y es que, en efecto, los principales puntos del informe dejan algunas dudas sobre el proceder del gobierno, según se explica en ScienceDaily. Se reconoce que se avanzó en la definición de estándares y que se desplegaron algunas iniciativas para crear confianza entre los consumidores o para favorecer que algunos organismos internacionales tomaran conciencia del problema que avecinamos. Sin embargo, se le reprocha no haber tomado medidas para que se produjera un verdadero avance en el conocimiento de la potencial toxididad de las nanopartículas y se insinúa que muchas de las actuaciones sólo buscaban ganar tiempo y aparentar inquietud más que una verdadera voluntad de estar en la vanguardia mundial de estos problemas.

En el Reino Unido se invierten cada año unos 90 millones de euros en nanotecnología y unos 800.000 euros (el 0.6%) en explorar los efectos tóxicos, sanitarios y ambientales. El gobierno se comporta como si este trabajo no fuera urgente. Hay un debate sobre si es correcta la política que siguen algunos gobiernos, el británico incluido, de asignar recursos para investigar sobre los riesgos inherentes a los nuevos materiales de escala nanométrica en convocatorias competitivas, como si se tratara de otro de los muchos asuntos sobre los que se puede investigar. Por su parte el 7 Programa Marco europeo, dotado con unos 7 mil millones de euros al año para la investigación en todas las áreas del saber, ha apartado 3 mil millones para la nanotecnología que deben gastarse antes del año 2013. Pero ninguno, informa BBC News, se ha destinado específicamente para los estudios de impacto.

Se olvida así de que la mejor política, la que desea la ciudadanía, es la preventiva, no sólo porque es más barata, sino porque es la que mejor expresa la confianza que sigue manteniendo en sus administradores. Los nanotemores están justificados. Todos los informes coinciden en que debemos andar con mucho cuidado y, en consecuencia, no basta con tímidas acciones que permitan a los gobiernos salvar las apariencias, sino que demandan megapolìticas o, en otros términos, más recursos, buenos programas y mucha transparencia.

Fuente: Weblog.

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