jueves, 10 de mayo de 2007

Un nuevo 'super-microscopio' con mil aplicaciones

El instrumento tecnológico más innovador del hemisferio austral tiene alma suiza y sus aplicaciones en el campo de la medicina serán importantes.

A partir de esta semana nubes de electrones se repelen en el anillo metálico del nuevo sincrotrón australiano a una velocidad que llena de envidia a Superman.

Gracias al nuevo sincrotrón se construirán materiales cerámicos, conductores e instrumentos ópticos de precisión. Sus aplicaciones serán útiles para la industria farmacéutica, el diseño de microcircuitos, el estudio de tejidos vegetales y el tratamiento de tumores.

Entre los creadores de este condensado de tecnología figuran investigadores helvéticos. "Siempre me gustó construir instrumentos tecnológicos", afirma Daniel Häusermann, que llegó hace algo más de un año a Melbourne, donde tiene sede el sincrotrón.

El físico es el encargado diseñar el Imaging and Therapy Beamline, un instrumento que permitirá recorrer el cuerpo de los pacientes en busca de células tumorales individuales.

Un haz intenso de rayos x más fino que un cabello recorrerá el cuerpo de los pacientes en busca de células enfermas.

"Será muy útil después de intervenciones quirúrgicas para la extirpación de tumores, y podremos ver si el cáncer ha sido completamente extirpado", señala Häusermann, y agrega que respecto a los instrumentos actuales los pacientes serán expuestos a un centésimo de la dosis de rayos x.

Häusermann es oriundo de Mont-sur-Rolle, en Suiza. "Australia ofrece muchas oportunidades a los investigadores y los científicos. Lo único que echo de menos es el buen vino".

Una nueva generación de sincrotrones

El sincrotrón es un anillo que tiene las dimensiones de un campo de fútbol. En su interior hay un campo magnético que acelera los electrones hasta que alcanzan la velocidad de la luz.

A esta velocidad los electrones emiten radiaciones que son millones de veces más intensas que las generadas por los instrumentos tradicionales.

El instrumento produce un intenso rayo de luz y rayos x, como los que se utilizan tradicionalmente para las radiografías médicas. Pero su gran intensidad y precisión permiten aplicaciones que hasta hace poco eran impensables.

De hecho, la radiación es 'captada' por reveladores que permiten estudiar la forma y la estructura molecular, observar reacciones químicas y hasta identificar minúsculas células tumorales.

Se trata, pues, de un 'super-microscopio' tan potente que es capaz de visualizar los átomos uno a uno.

Alta tecnología, grandes expectativas

Las expectativas del gobierno australiano son grandes, dada la dimensión del proyecto que costó 200 millones de francos.

Durante la inauguración del sincrotrón, el ministro de Innovación del estado de Victoria, John Brumby, declaró que el laboratorio dará un nuevo impulso al desarrollo tecnológico del país. "Es un éxito de la ingeniería", señaló.

En un futuro aún más suizo

Pero la implicación suiza en el sincrotrón australiano también tiene repercusiones en el territorio helvético.

En mayo se pactó un acuerdo entre los científicos australianos y el Instituto Paul Scherrer (PSI) de Villingen.

El grupo Swiss Light Source (SLS) del PSI contribuirá al intercambio de ideas y proyectos con los colegas del continente austral.

Y el SLS ya ha recibido el encargo de construir un relevador de rayos x por un coste de 420.000 francos suizos.

La Cámara de Comercio Suiza-Australiana (SACCI), una de las más importantes en Australia, ha tenido un papel crucial en este intercambio entre el país alpino y Australia. Según Thomas Schmocker, presidente de la SACCI en el estado de Vittoria, aumenta la influencia de Suiza en los mercados internacionales de alta tecnología.

"Lo que hacía antes era abstracto", concluye Häusermann. "Me ocupaba de planetas y materiales; la construcción del instrumento para el rayo luminoso (el beamline) tiene una utilidad directa para la sociedad".

swissinfo, Jacopo Pasotti

Fuente: swiss info.

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